Abusos democráticos y económicos
Por: Orlando Ochoa
Hugo Chávez insiste con frecuencia en su apego a la democracia en Venezuela, pero en la práctica él mismo minimiza a un formalismo la división de poderes públicos y cualquier restricción legal. Ha citado una justificación familiar en el siglo XX: las instituciones del Estado son un instrumento de dominación de la estructura de poder burgués. De éste lugar común de cualquier proyecto extremista, seudo-marxista o fascista, se deriva que ellos deben tomar por asalto el Estado, bajo los medios posibles (golpe de estado o elecciones) y luego usar los mecanismos formales de participación y elecciones para legitimar el “proceso”, cambiar las leyes, incluso sin mucho apego a la jurisprudencia ni a la Constitución. En el país es ahora notorio el uso sin escrúpulos del poder, para detentar el control del Estado, a disposición de cualquier fin establecido por el caudillo. La popularidad es su carta fuerte, la cual explota el rechazo del pueblo al sistema de partidos del pasado.
Muchos de sus seguidores están dispuestos a aceptar la llamada transición al socialismo, aunque el capitalismo promovido por ellos, en su peor versión, basado en especulación financiera y cambiaria, hace muy ricos a unos pocos chavistas y colaboradores. Se conforman con que también provea algunos fondos para las acciones de la “revolución” y para ayudar a los revolucionarios en otros países que comparten ésta perspectiva de uso de la democracia para fines autoritarios, con tal de que sean guiados por ideas igualitarias. La izquierda en el Gobierno parece sentirse a gusto con esto, aunque vaya contra todo lo que ellos mismos dicen que enfrentaron antes por décadas: el abuso de poder y la corrupción.
Para los militares que se quedaron en el Gobierno, con sus méritos golpistas del 4-F de 1992 como credenciales, a pesar de la desnaturalización del proyecto bolivariano, la adaptación al mandato autoritario no tiene nada que ver con ideología. Se dedican a acumular riqueza y a apoyar de mala gana el discurso y las acciones dispersas de presunto socialismo revolucionario anti-imperialista.
En éste contexto la política económica toma características muy rudimentarias, no hay ni siquiera intentos por comprender los aspectos básicos de estabilidad de una economía moderna, ni la magnitud ni profundidad de los daños realizados. El mejor ejemplo es el control de cambios.
El intervencionismo chavista en la economía, con amenazas y acciones de expropiación frecuentes, está deteriorando enormemente la capacidad productiva en sectores industriales y agrícolas, mientras deliberadamente permiten la participación de funcionarios del Gobierno y PDVSA en el aprovechamiento del diferencial cambiario de más de 150 por ciento. Los dos tipos de cambio ahora son administrados por el Gobierno, uno en forma legal y otro en forma ilegal en un mercado negro. Este último con ventas estatales estimadas recientemente en un promedio de 200 millones de dólares semanales, provenientes de fondos gubernamentales y filiales petroleras. Los dos mercados cambiarios funcionan bajo esquemas de corrupción organizada, sobrefacturación de importaciones en uno y operaciones financieras con divisas de fuentes oficiales en el otro, para tomar el diferencial cambiario, dirigidos por intermediarios asociados a jefes chavistas. Se debe enfatizar que no hay nación latinoamericana cuya política económica, si esto se puede llamar así, haya caído tan bajo. Sólo la tragedia de naciones africanas ha permitido estos excesos.
Entre los abiertos abusos en el ejercicio del gobierno en democracia y el robo grosero de los dineros públicos, el chavismo asume el sistema paralelo de política social como un instrumento clientelar. Las misiones sociales son la compensación al pueblo, para que desvíe la mirada de estos desastres, con la promesa de mayor repartición futura de la renta petrolera. El resultado inevitable, ya observable, de creciente inflación, declive económico y saqueo de dineros públicos como crimen organizado, representará un gran retroceso socioeconómico y el empobreciendo de país. Lamentablemente, la administración chavista promete llegar a ser la peor acumulación de errores en la historia económica de la Venezuela moderna.
Hugo Chávez insiste con frecuencia en su apego a la democracia en Venezuela, pero en la práctica él mismo minimiza a un formalismo la división de poderes públicos y cualquier restricción legal. Ha citado una justificación familiar en el siglo XX: las instituciones del Estado son un instrumento de dominación de la estructura de poder burgués. De éste lugar común de cualquier proyecto extremista, seudo-marxista o fascista, se deriva que ellos deben tomar por asalto el Estado, bajo los medios posibles (golpe de estado o elecciones) y luego usar los mecanismos formales de participación y elecciones para legitimar el “proceso”, cambiar las leyes, incluso sin mucho apego a la jurisprudencia ni a la Constitución. En el país es ahora notorio el uso sin escrúpulos del poder, para detentar el control del Estado, a disposición de cualquier fin establecido por el caudillo. La popularidad es su carta fuerte, la cual explota el rechazo del pueblo al sistema de partidos del pasado.
Muchos de sus seguidores están dispuestos a aceptar la llamada transición al socialismo, aunque el capitalismo promovido por ellos, en su peor versión, basado en especulación financiera y cambiaria, hace muy ricos a unos pocos chavistas y colaboradores. Se conforman con que también provea algunos fondos para las acciones de la “revolución” y para ayudar a los revolucionarios en otros países que comparten ésta perspectiva de uso de la democracia para fines autoritarios, con tal de que sean guiados por ideas igualitarias. La izquierda en el Gobierno parece sentirse a gusto con esto, aunque vaya contra todo lo que ellos mismos dicen que enfrentaron antes por décadas: el abuso de poder y la corrupción.
Para los militares que se quedaron en el Gobierno, con sus méritos golpistas del 4-F de 1992 como credenciales, a pesar de la desnaturalización del proyecto bolivariano, la adaptación al mandato autoritario no tiene nada que ver con ideología. Se dedican a acumular riqueza y a apoyar de mala gana el discurso y las acciones dispersas de presunto socialismo revolucionario anti-imperialista.
En éste contexto la política económica toma características muy rudimentarias, no hay ni siquiera intentos por comprender los aspectos básicos de estabilidad de una economía moderna, ni la magnitud ni profundidad de los daños realizados. El mejor ejemplo es el control de cambios.
El intervencionismo chavista en la economía, con amenazas y acciones de expropiación frecuentes, está deteriorando enormemente la capacidad productiva en sectores industriales y agrícolas, mientras deliberadamente permiten la participación de funcionarios del Gobierno y PDVSA en el aprovechamiento del diferencial cambiario de más de 150 por ciento. Los dos tipos de cambio ahora son administrados por el Gobierno, uno en forma legal y otro en forma ilegal en un mercado negro. Este último con ventas estatales estimadas recientemente en un promedio de 200 millones de dólares semanales, provenientes de fondos gubernamentales y filiales petroleras. Los dos mercados cambiarios funcionan bajo esquemas de corrupción organizada, sobrefacturación de importaciones en uno y operaciones financieras con divisas de fuentes oficiales en el otro, para tomar el diferencial cambiario, dirigidos por intermediarios asociados a jefes chavistas. Se debe enfatizar que no hay nación latinoamericana cuya política económica, si esto se puede llamar así, haya caído tan bajo. Sólo la tragedia de naciones africanas ha permitido estos excesos.
Entre los abiertos abusos en el ejercicio del gobierno en democracia y el robo grosero de los dineros públicos, el chavismo asume el sistema paralelo de política social como un instrumento clientelar. Las misiones sociales son la compensación al pueblo, para que desvíe la mirada de estos desastres, con la promesa de mayor repartición futura de la renta petrolera. El resultado inevitable, ya observable, de creciente inflación, declive económico y saqueo de dineros públicos como crimen organizado, representará un gran retroceso socioeconómico y el empobreciendo de país. Lamentablemente, la administración chavista promete llegar a ser la peor acumulación de errores en la historia económica de la Venezuela moderna.
Etiquetas: Análisis Económico
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home