Socialfascismo Bolivariano al Desnudo
Por: José Rafaelo López Padrino
El socialfascismo-bolivariano es un movimiento caudillesco, sin principios, ni ética, ni programa ideológico alguno. El mismo se construye día a día, edificado sobre la voluntad del mesías de Miraflores, respaldado por una petrochequera destinada a la compra de conciencias y voluntades. Estamos frente a un constante empirismo político, que se estructura en base a los acontecimientos, y que suele inspirarse en el pensamiento fascista y maniqueo de Carl Schmitt y Norberto Ceresole en lo tocante a la dicotomía social amigo/enemigo y a la construcción de un partido cívico-militar, como instrumento organizativo -detrás del caudillo nacional- del “proceso bolivariano” venezolano.
El vacío teórico del socialfascismo-bolivariano es cada día más evidente. El tte coronel coquetea con la teocracia islámica fascista de Irán (Ahmadineyad y sus fanáticos Ayatolás), como herramienta que le permite usar su “antiimperialismo de megáfono”. Galantea con los autoritarismos europeos, a fin de continuar su demencial carrera armamentista. Su proyecto se basa en una autocracia primitiva, sumida en un caos conceptual que no resiste el más análisis serio, caracterizada por abuso de poder, violación de los derechos humanos, y corrupción desenfadada. Su fuerza no reside en ninguna innovación estructural progresista en la sociedad, sino en los ingresos de petrodólares, y en el soborno a los militares, que además de ser su guardia pretoriana, son ahora una tropa que invade todos los resquicios de la sociedad, como ha ocurrido en otros regímenes especializados en burlar la voluntad popular: Kadafi en Libia, Lukachenko en Belarús, Berdymujamedov en Turkmenistán, Buteflika en Argelia, y Bashar al-Assad en Siria, entre muchos otros. Todos ellos, muy buenos amigos del tte coronel y visitados en su último periplo internacional, que incluyó un toque faraónico en la ciudad de Venecia, con su respectivo paseo por la alfombra roja de la mano del “gringo bueno” de Oliver Stone.
La desacertada política económica ha generado un profundo daño estructural a la economía del país, una desaceleración del crecimiento de la economía no petrolera, una inflación de 36% (en los últimos 12 meses), la más alta de América latina, y un altísimo desempleo (18%). Además, ha provocado una profundización de la dependencia petrolera-rentista, un endeudamiento externo e interno irresponsable, la ruina de la pequeña y mediana empresa, la entrega e hipoteca de nuestros recursos energéticos al capital trasnacional mediante la creación de las empresas mixtas, así como a través de la venta a futuro de nuestro petróleo a países como Brasil, China y Japón. Ha estimulado una agricultura de puertos, a costa de la destrucción del aparato agro-productor nacional. Hoy importamos café, azúcar, carne, arroz, leche, etc., rublos que en el pasado se producían en el país y algunos de ellos se llegaban hasta exportar. Esta criminal política se refleja en el incremento de las importaciones de alimentos principalmente de Uruguay, de Paraguay, de Argentina, de Brasil y de Colombia -actualmente congeladas por razones políticas-.
Con el pretexto de prepararse militarmente para una inminente "invasión de los marines del Tío Sam desde la vecina Colombia" ha continuado con su desenfrenada carrera armamentista. Venezuela ha gastado más de 6.000 millones de dólares en armas adquiridas a Rusia, China, y España y actualmente, negocia en la Rusia imperial y capitalista de Putin y Medvedev la compra de tanques (T-90S), submarinos convencionales (Amur), vehículos anfibios de ruedas (BTR-90). Estos fabulosos gastos militares inciden negativamente en las condiciones de vida de los venezolanos. ¿Cuantos hospitales, ambulatorios, escuelas, carreteras, viviendas, etc. podrían construirse con esas cuantiosas inversiones en armas? El resultado será la transformación de la Fuerza Armada en una poderosa maquinaria de guerra capaz de atemorizar a la población en general y reprimir, en caso que sea necesario, los brotes de descontento popular.
Ante la pérdida de convocatoria, ha recurrido a una criminal represión mediante el uso de fuerzas policiales, militares, de los grupos armados y de la Fiscalía General de la República. Estos neofascistas tropicales simulan un riguroso acatamiento de la ley y de la Constitución, como pretexto para justificar la penalización del descontento popular. Con un cinismo nauseabundo, la Fiscal de Miraflores, exculpa a los vándalos tarifados del oficialismo (agresores de los periodistas de la Cadena Carriles), pero criminaliza el ejercicio periodístico y la protesta social en forma artera, y despiadada. Muestra de ello han sido las decisiones judiciales que han enviado al retén de la Planta a los 12 trabajadores de la Alcaldía Metropolitana y a la cárcel del Rodeo al estudiante Julio César Rivas.
¿Que pensarán los encapuchados de la UCV, muchos de ellos altos funcionarios del régimen, quienes se cansaron de “alterar el orden público y la paz social” ¡Tarek El Aissami dixit!, sobre la decisión de enviar a Carlos Javier Lozada al retén de la Planta y a Julio César Rivas al Rodeo o Yare por participar en una protesta sociales? Perdón, me equivoqué, los eunucos ideológicos y serviles del régimen, no piensan, no razonan, sólo saben lamer la pestilente bota militar del inquilino de Misia Jacinta.
El vacío teórico del socialfascismo-bolivariano es cada día más evidente. El tte coronel coquetea con la teocracia islámica fascista de Irán (Ahmadineyad y sus fanáticos Ayatolás), como herramienta que le permite usar su “antiimperialismo de megáfono”. Galantea con los autoritarismos europeos, a fin de continuar su demencial carrera armamentista. Su proyecto se basa en una autocracia primitiva, sumida en un caos conceptual que no resiste el más análisis serio, caracterizada por abuso de poder, violación de los derechos humanos, y corrupción desenfadada. Su fuerza no reside en ninguna innovación estructural progresista en la sociedad, sino en los ingresos de petrodólares, y en el soborno a los militares, que además de ser su guardia pretoriana, son ahora una tropa que invade todos los resquicios de la sociedad, como ha ocurrido en otros regímenes especializados en burlar la voluntad popular: Kadafi en Libia, Lukachenko en Belarús, Berdymujamedov en Turkmenistán, Buteflika en Argelia, y Bashar al-Assad en Siria, entre muchos otros. Todos ellos, muy buenos amigos del tte coronel y visitados en su último periplo internacional, que incluyó un toque faraónico en la ciudad de Venecia, con su respectivo paseo por la alfombra roja de la mano del “gringo bueno” de Oliver Stone.
La desacertada política económica ha generado un profundo daño estructural a la economía del país, una desaceleración del crecimiento de la economía no petrolera, una inflación de 36% (en los últimos 12 meses), la más alta de América latina, y un altísimo desempleo (18%). Además, ha provocado una profundización de la dependencia petrolera-rentista, un endeudamiento externo e interno irresponsable, la ruina de la pequeña y mediana empresa, la entrega e hipoteca de nuestros recursos energéticos al capital trasnacional mediante la creación de las empresas mixtas, así como a través de la venta a futuro de nuestro petróleo a países como Brasil, China y Japón. Ha estimulado una agricultura de puertos, a costa de la destrucción del aparato agro-productor nacional. Hoy importamos café, azúcar, carne, arroz, leche, etc., rublos que en el pasado se producían en el país y algunos de ellos se llegaban hasta exportar. Esta criminal política se refleja en el incremento de las importaciones de alimentos principalmente de Uruguay, de Paraguay, de Argentina, de Brasil y de Colombia -actualmente congeladas por razones políticas-.
Con el pretexto de prepararse militarmente para una inminente "invasión de los marines del Tío Sam desde la vecina Colombia" ha continuado con su desenfrenada carrera armamentista. Venezuela ha gastado más de 6.000 millones de dólares en armas adquiridas a Rusia, China, y España y actualmente, negocia en la Rusia imperial y capitalista de Putin y Medvedev la compra de tanques (T-90S), submarinos convencionales (Amur), vehículos anfibios de ruedas (BTR-90). Estos fabulosos gastos militares inciden negativamente en las condiciones de vida de los venezolanos. ¿Cuantos hospitales, ambulatorios, escuelas, carreteras, viviendas, etc. podrían construirse con esas cuantiosas inversiones en armas? El resultado será la transformación de la Fuerza Armada en una poderosa maquinaria de guerra capaz de atemorizar a la población en general y reprimir, en caso que sea necesario, los brotes de descontento popular.
Ante la pérdida de convocatoria, ha recurrido a una criminal represión mediante el uso de fuerzas policiales, militares, de los grupos armados y de la Fiscalía General de la República. Estos neofascistas tropicales simulan un riguroso acatamiento de la ley y de la Constitución, como pretexto para justificar la penalización del descontento popular. Con un cinismo nauseabundo, la Fiscal de Miraflores, exculpa a los vándalos tarifados del oficialismo (agresores de los periodistas de la Cadena Carriles), pero criminaliza el ejercicio periodístico y la protesta social en forma artera, y despiadada. Muestra de ello han sido las decisiones judiciales que han enviado al retén de la Planta a los 12 trabajadores de la Alcaldía Metropolitana y a la cárcel del Rodeo al estudiante Julio César Rivas.
¿Que pensarán los encapuchados de la UCV, muchos de ellos altos funcionarios del régimen, quienes se cansaron de “alterar el orden público y la paz social” ¡Tarek El Aissami dixit!, sobre la decisión de enviar a Carlos Javier Lozada al retén de la Planta y a Julio César Rivas al Rodeo o Yare por participar en una protesta sociales? Perdón, me equivoqué, los eunucos ideológicos y serviles del régimen, no piensan, no razonan, sólo saben lamer la pestilente bota militar del inquilino de Misia Jacinta.
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