NarcoEstado: La aventura bolivariana en África

Por: Orlando Ochoa Terán
Tomado d: Semanario Quinto Día (Venezuela)
Gráfica: Guinea Bissau - NarcoEstado

El gobierno bolivariano no estaba preparado para las crisis que han sobrevenido, tampoco lo está para la que sobrevendrá como resultado de esa abrasiva política internacional que incluye su alianza con Irán, la innecesaria hostilidad con Israel, Colombia, EE UU y la alianza con países fundamentalistas islámicos en África.

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Los servicios de inteligencia tienden a ser predictivos. Por razones que muy probablemente tienen que ver con la dicotomía de un gobierno que retóricamente es socialista pero en la praxis priva el capitalismo salvaje de Estado, la revolución bolivariana ha estado evolucionando hacia estadios predecibles.

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Para pasar de lo meramente descriptivo a lo predictivo los analistas acuden a diferentes metodologías. Un de ellas es la extrapolación. Una técnica destinada a anticipar el futuro basado en acciones u omisiones del pasado. La extrapolación está basada en la inercia o la tendencia de una organización o sistema a permanecer en el mismo curso y resistir los cambios. La primera ley de Newton postula que todo cuerpo en descanso tiende a permanecer en descanso y todo cuerpo en movimiento tiende a estar en movimiento.

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Con seguridad fue relativamente sencillo para los expertos en energía eléctrica observar las omisiones, la inercia del gobierno bolivariano y su resistencia al cambio. Semejantes observaciones en las instituciones financieras condujeron a economistas a predecir la colosal crisis bancaria. La codicia es resistente a los cambios.

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Política exterior
Tal como lo señala Robert Clark, uno de los más innovadores tratadistas en el análisis de inteligencia, si se simplifica la tercera ley de Newton (por cada acción hay una igual y opuesta reacción) de modo que todos los burócratas lo entiendan, se les podría explicar que una determinada cantidad de esfuerzo puede resultar en un pequeño cambio en un gran sistema, o un gran cambio en un sistema pequeño, pero no se puede hacer un gran cambio en un gran sistema.

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Esto último es lo que ha pretendido el presidente Chávez en su delirio de contribuir a crear un nuevo orden mundial desde un país pequeño e inmensamente vulnerable. La tercera ley de Newton equivale a la dialéctica de Hegel. Por extensión se puede asegurar que ninguna entidad (país, organización o proyecto) puede expandirse sin oposición.

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La aventura geopolítica y bolivariana en África se inició con la visita del presidente Chávez en 2002 al coronel Gadafy de Libia. Desde entonces se han establecido relaciones diplomáticas con más de una docena de países de África, con preferencia en gobiernos islámicos fundamentalistas como el de Sudán (presidido por Al Bashir, acusado de genocidio por la Corte Penal Internacional), el de Gambia, Senegal, Malí y Guinea-Biseau.

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África mía
En julio de 2006 coincidieron en Gambia el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad y el presidente Chávez. Desde entonces la cooperación Venezuela/Gambia ha sido una calle de una sola vía. Un centenar de jóvenes de ese país, no identificados, estudian en Venezuela. El presidente de Gambia, Yahya Jammeh, coincide con Irán y defiende la lucha de Osama Bi Laden. Antes de su última visita a Brasil y a Venezuela, el presidente Ahmadinejad visitó a Gambia y de regreso a la vecina Senegal cuyo gobierno también apoya a Irán.

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El régimen bolivariano ha firmado tratados de cooperación de dudoso interés comercial para Venezuela con Gambia, Cabo Verde, Mauritania, Níger, Sudán, Guinea-Biseau, Senegal, Sierra Leona y Malí. Todos caracterizados por ser recipientes de la ayuda bolivariana, con regímenes autoritarios y de predominante religión musulmana.

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Comprometida por el presidente Chávez, el pasado mes de abril Tibisay Lucena, presidente del Consejo Nacionla Electoral viajó a Mali, Senegal y Guinea-Bissau para ayudarlos a “mejorar” sus respectivos sistemas electorales. En el marco de la cumbre África-Sur América en Margarita, Venezuela firmó “tratados de cooperación petrolera” con Sur África, Sudán, Mauritania, Níger y Cabo Verde.

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Las relaciones se concentran fundamentalmente en países ubicados al occidente de África. Todos carecen de recursos para cuidar sus fronteras, en consecuencia esta es la ruta del 80% del tráfico de drogas hacia Europa. El pasado mes de noviembre un Boeing DC-7 procedente de Venezuela aterrizó al norte de la capital de Malí en la provincia de Gao, con una carga sin precedentes, estimada en 10 toneladas de cocaína. El avión fue destruido después de descargar la droga.

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El gobierno bolivariano no parece haber identificado y mucho menos ponderado las fuerzas de reacción de esta aventura en África. Visto los antecedentes, esta es otra crisis que tomará al régimen por sorpresa.