Venezuela: La Economía Política del Fracaso
Por: Orlando Ochoa
Es difícil evaluar el panorama económico venezolano en el corto plazo, o en su proyección de mediano plazo, sin sentir preocupación e incluso tristeza, por las consecuencias que tiene sobre casi treinta millones de venezolanos.
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Los problemas económicos básicos del país, inflación y caída del salario real, destrucción de capacidad productiva (tanto en empresas privadas como públicas), escasa generación de empleos estables, mayor dependencia de un recurso natural, desequilibrios cambiarios y corrupción sistemática en la asignación de recursos fiscales y divisas, nunca antes habían estado todos juntos sostenidos en forma perversa, por un proyecto ideológica anacrónico, corruptos cuadros gobernantes y la ambición desmedida de un dirigente autoritario.
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El Gobierno ha usado los ingresos petroleros en los últimos 5 años como una fuente de subsidios económicos y sociales, sostén de controles cambiarios y de precios, expansión desordenada del gasto público y elevadas importaciones, lo cual, por cierto, también generó grandes ganancias corporativas.
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El financiamiento del gasto social vía misiones impulsó la esperanza popular de una solución casi mágica a la pobreza a través del gasto del Gobierno, el cual pedía a cambio lealtad total a un partido guiado por un solo hombre. Una mezcla de ideología marxista junto al nacionalismo de un movimiento militar golpista, alrededor de Hugo Chávez, ha sido incapaz de crear condiciones de estabilidad económica. Por el contrario, ha profundizado a un nivel sin precedentes los problemas económicos, aunque fueron encubiertos temporalmente por la bonanza de altos precios petroleros más larga que el país ha conocido en tres cuartos de siglo.
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¿Insistencia en los errores durante 2010-12?
EL gobierno de Hugo Chávez ha llevado a cabo una política fiscal, monetaria y cambiaria que generó la mayor presión inflacionaria de América Latina en el siglo XXI, mientras por otra parte dedicó más recursos a misiones sociales. Lo cual terminó siendo una grave incoherencia, pues al final el daño causado por la inflación, con anclaje cambiario, está siendo mayor al impacto positivo del gasto social dentro de presupuestos nacionales deficitarios. El deterioro de las misiones desde 2008 evidencia como los avances sociales sucumben rápidamente ante los perjuicios económicos asociados a la alta inflación, con su consecuente efecto degradador del salario real y de las partidas presupuestarias.
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¿Tiene el Gobierno posibilidades de enfrentar este conjunto de graves errores de fondo entre 2010 y 2012 y cambiar de rumbo? No creo que el Presidente y sus ministros del área económica tengan la humildad, la sensibilidad ante las adversas consecuencias sociales, ni la amplitud de criterio, para abordar una rectificación como la que requiere Venezuela. No habrá cambio de rumbo pues la camisa de fuerza ideológica y el resentimiento social enmascarado con el marxismo y la “lucha de clases” nublan la mente de quienes gobiernan. Sin embargo, podemos estar seguros que usarán los ingresos petroleros fuera del presupuesto nacional y la modificación del tipo de cambio, o la mayor venta de divisas petroleras en el mercado cambiario paralelo (práctica ilegal y corrupta), para prolongar la agonía de la economía venezolana hasta las próximas elecciones de 2010 y 2012, sin buscar ninguna solución de fondo.
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La inflación anualizada según el Índice Nacional de Precios fue 26,2% hasta noviembre, mientras el del área metropolitana de Caracas fue 28,6% y el núcleo inflacionario, el cual nos da la tendencia subyacente, fue de 30,6%. En medio de una recesión iniciada en 2009 está presión alcista en los precios es alarmante. El Gobierno solo ha reprimido las presiones alcistas acumuladas a través de subsidios y controles, los cuales han reducido la capacidad productiva en agricultura y agroindustria. Se ha escondido el enorme costo fiscal de decenas de miles de millones de dólares en los últimos 3 años en subsidiar las compras estatales de alimentos y la corrupción sistemática en estos oscuros negocios, de los cuales surgieron grandes fortunas de empresarios boliburgueses a la sombra del socialismo importador de alimentos provenientes de economías capitalistas.
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En 2010 el Gobierno enfrentará un problema económico central del cual depende en gran medida la tasa de inflación futura, variable clave para determinar el ingreso real del venezolano: El régimen de control de cambio genera un creciente diferencial cambiario con la tasa del mercado paralelo, ahora cercano al 200%, lo cual estimula conductas especulativas de todo tipo, corrupción, rentismo económico y presión alcista en los precios.
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No obstante, no se puede cerrar la brecha cambiaria en forma duradera a través de operaciones turbias, como las que lleva a cabo la PDVSA de Rafael Ramírez con su entorno y la Oficina Nacional del Tesoro. Sin un plan económico viable, la devaluación del bolívar generaría más ingresos fiscales pero mucho más alta inflación. Tener una sola tasa de cambio exige estabilidad macroeconómica (orden fiscal y responsabilidad monetaria) y confianza en la acción política. Ninguna de estas condiciones son alcanzables y menos aún si consideramos las expropiaciones arbitrarias, justificadas dentro del Primer Plan Socialista 2007-13.
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De modo que la naturaleza misma del proyecto ideológico y los grandes riesgos en su implantación autoritaria, impiden cualquier mecanismo racional de asignación de divisas bajo un solo tipo de cambio. Más sutil, pero de igual importancia es el hecho que hay un conflicto de intereses dentro del Gobierno entre quienes se enriquecen con ganancias cambiarias de distinto tipo y cualquier intento por eliminar el régimen de control de cambio. Paradójicamente, el socialismo del siglo XXI que dice buscar una sociedad igualitaria es inseparable del mecanismo de creación de riqueza fácil para unos pocos, mientras empobrece a la mayoría con más alta inflación y reduce la capacidad productiva.
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En medio de estos problemas inflacionarios y cambiarios, la capacidad de reacción fiscal queda restringida por las irregularidades y corrupción en la contratación estatal y en la colocación de depósitos oficiales en la banca privada. La concentración de depósitos públicos y préstamos overnight en los bancos privados intervenidos revelan hasta dónde llegó la falta de escrúpulos y la avidez de los jerarcas chavistas y sus socios del peor capitalismo especulativo. Poner orden en este delicado asunto en el 2010 y evitar un efecto contagio en la banca, demanda dirección decente y profesional de la supervisión bancaria, así como de la tesorería nacional y del BCV. La realidad es que en estos años se desarticuló el aparato institucional económico, lo cual limita aún más el margen de maniobra gubernamental.
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La rectificación en el futuro
El cambio de rumbo que debería seguir Venezuela en el futuro para ponerse a la par de las exitosas economías emergentes del mundo y lograr amplios y duraderos beneficios sociales, es de tal magnitud que se requerirá el mayor esfuerzo conocido en nuestra historia de concertación política, económica y laboral, con ideas claras sobre cómo sacar al país de su actual situación. Recordemos que antes también se fracasó en enfrentar la corrupción sistemática y en recuperar la estabilidad económica pérdida en los años setenta; ambos factores son poderosos impedimento al profundo cambio económico y social que necesita Venezuela.
Etiquetas: Análisis Económico
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