Candela
Por: Saul Godoy Gómez
Luego de once largos años , vemos a Chávez cada vez más arrinconado en una posición de ilegitimidad, perdida de la representación de las masas, violación de la Constitución, autoritarismo y con un talante violento. Queriendo imponer su socialismo del siglo XXI, que fue rechazado por los votantes, impone un virulento ataque en contra de la libertad de expresión y de la propiedad privada. Envuelto en escándalos de corrupción internacional, de injerencias en asuntos internos de otros países, de favoritismos dañinos a la integridad nacional, Chávez y su movimiento político se convirtieron en minoría, justamente cuando por razones tácticas, decidió radicalizar su proceso.
Tal radicalización implica más violencia y represión dentro de un clima de crisis social, donde problemas como la inseguridad, el costo de la vida y el desabastecimiento de productos y servicios básicos hacen mella en la población. Contando casi de manera perruna con las Fuerzas Armadas, quienes son cómplices del desastre que nos arropa, Chávez se ha lanzado en un programa de agresiones y despojos de las pocas actividades y bienes que la población todavía tienen como suyos, lanza a la calle a los militares para que ellos sean los "agresores del pueblo" y pararrayos del descontento popular, quizás calculando, una reacción "controlada" de esa institución en su contra, que le permitirá un autogolpe.
Con todas las instituciones del Estado seriamente cuestionadas por su desempeño y parcialidad, reducido a una trinchera cada vez más inmoral y perversa, fustigando al país en medio de una enorme crisis social, solo le queda detonar una crisis mayor, caos total donde incluso cabe la internacionalización de la misma, con el llamado a las fuerzas de la insurrección internacional a ocupar el país (incluso de grupos radicales islámicos del medio oriente) para salvar la revolución, a la Patria Grande que se le cae en pedazos.
Su estrategia de convertirse en aliado de los enemigos de EEUU, sobre todo de Irán, que tiene amenazado a Israel con la destrucción y de todos los grupos fundamentalistas islámicos y antinorteamericanos, atizando el peligro de la carrera nuclear en el medio oriente, y ahora, abriendo la posibilidad de un desarrollo nuclear en Venezuela, aunado esto, a una serie de acuerdos con Rusia y China, con el celestinaje que ha conseguido del gobierno socialista español en la figura de su Ministro de Asuntos Exteriores, Moratinos, ha armado un frente de "socios" para que estos sientan que sus intereses estarían amenazados en caso de que los gringos decidan reaccionar militarmente, esta situación solo habla de una receta para desatar el infierno sobre Latinoamérica.
Acelerando el caos, Chávez pudiera tener la oportunidad de convertirse en el elemento necesario para desactivar la bomba política y social que él mismo montó, apostando a que su sola presencia y voluntad pudiera lograrlo, la idea de desatar una posible guerra continental sobre un territorio rico en petróleo la ha acariciado y promocionado desde hace mucho tiempo, obligaría a los gringos a contar con él para aplacar el incendio. Chávez piensa que si los gringos lo han dejado avanzar, es porque no han sabido o no han podido detenerlo, y con una respuesta tan espectacular y sorpresiva como un autogolpe y una guerra fratricida entre naciones hermanas, la administración del presidente Obama no sabría cómo actuar y preferirá esperar a que se disipe el humo para decidir, lo que le daría tiempo precioso para restablecer su poder entre el desorden, con el posicionamiento de una sucursal del eje del mal a escasas millas del territorio estadounidense. Sería un anuncio de que un nuevo orden mundial es posible, aún frente a las barbas del Tío Sam, quien quedaría como el tonto útil.
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