Amenaza totalitaria Pacto ciudadano

Por: LUIS FERNANDO SALAZAR WOOLFOLK
Fuente: Diario el Siglo Durazno

El conflicto actual entre Colombia y Venezuela es parte de una lucha entre la libertad y la dictadura, como alternativa para los países del Continente Americano en su conjunto.

Como es del conocimiento, el gobierno colombiano presentó ante la Organización de los Estados Americanos una protesta en la que denuncia la presencia de campamentos de las FARC en suelo venezolano, que estarían asentados con la complacencia del gobierno del presidente cuasi vitalicio de ese país, Hugo Chávez.

El caso es grave porque por más de cincuenta años las FARC han sido una amenaza y un agravio constante tanto para el desarrollo democrático del sistema político colombiano, como para la seguridad y la paz del pueblo de ese país.

La denuncia es pertinente en la medida en que en ejercicio de los derechos que le otorga su pertenencia a la OEA, Colombia plantea una reclamación en forma, a fin de prevenir o en su caso resolver un conflicto real y concreto en el marco del derecho internacional.

La respuesta de Hugo Chávez está fuera de orden, porque lejos de asumir el procedimiento con la parsimonia y la entereza que mandan los cánones en la materia, ha respondido con un abrupto rompimiento de relaciones diplomáticas al tiempo que a su vez denuncia ante la Organización de las Naciones Unidas un supuesto intento de invasión armada en contra de Venezuela por parte de Colombia, con el apoyo de los Estados Unidos.

La postura de Hugo Chávez impide la solución del problema en el nivel regional al que corresponde; elude la acusación y contesta con un señalamiento difuso que lleva el conflicto al escenario mundial en forma de espiral creciente, con el claro propósito de exacerbar la confrontación. Chávez se refugia en el discurso maniqueo del imperialismo yanqui, presunto verdugo de las naciones bolivarianas.

El solo comportamiento de las partes revela quién tiene deseos de resolver las diferencias y quién apuesta al pleito, sin intención alguna de diálogo.

El contraste entre los sistemas políticos de ambos países es notable: a base de esfuerzos heroicos Colombia ha superado en los últimos años los embates conjuntos del crimen organizado a escala internacional y de una guerrilla ancestral que comenzó enarbolando la bandera de la lucha de clases y de acuerdo al mas puro pragmatismo marxista leninista, acabó por convertirse en cómplice y aliada del narcotráfico.

Colombia mantiene un proceso que se ha dado en llamar de seguridad democrática, que se basa en el desarrollo humano y en la participación de la sociedad en un marco de libertad y respeto a los derechos humanos, que incluye elecciones abiertas a las diversas opciones políticas que existen en el país.

Para Venezuela, en cambio, la llegada al poder de Hugo Chávez ha significado un tropiezo en su desarrollo democrático y social, para caer en un sistema de dictadura personal, al que se ha llegado por medio de sucesivas reformas constitucionales, que han permitido la reelección reiterada de Chávez.

La riqueza petrolera de Venezuela es dilapidada en el gasto político que requiere mantener a Chávez en el poder y justificar el talante dictatorial de su Gobierno, mientras cae el ingreso por familia, cierran las empresas, aumenta el desempleo y colapsan los servicios públicos desde el suministro de energía eléctrica en adelante. Ante la oposición de la clase media, el gorilato chavista restringe la libertad de expresión y ofrece a cambio el reiterado discurso antiimperialista, como aglutinante de la base burocrática, la demagogia populista y la bota militar que lo sostienen en el poder.

Respecto de sus vecinos en la región, el gobierno de Hugo Chávez recoge la bandera enarbolada por los hermanos Fidel y Raúl Castro, quienes en los años sesenta y setenta del siglo pasado pretendieron incendiar al Continente Americano a partir de "la creación de muchos vietnams", en aras de su proyecto político extremista.

El tema es de importancia entre nosotros, porque la alternativa entre libertad y dictadura que plantea el conflicto Colombia-Venezuela, ofrece los mismos peligros que están en el horizonte del futuro de México, en las horas críticas por las que atraviesa nuestra patria.