FARC-ETA, hasta cuándo
Por Eucario Bermúdez
Fuente: Diario Las Américas
Como tantas veces durante muchos años, el secretariado o estado mayor de la guerrilla narcoterrorista más antigua de América está planteando al nuevo gobierno colombiano diálogos de paz. Pero, como también ha sido habitual, el trámite que la guerrilla propone no viene acompañado de voluntad política y menos de compromisos serios orientados a terminar con el secuestro, los asesinatos y los atentados contra la riqueza nacional.
Vamos ya para cuarenta y seis años de FARC, un poco menos que lo que lleva la revolución cubana de los Castro quienes en la Isla le dieron desde un principio albergue, adoctrinamiento, consignas y armas. Y lo siguen otorgando, y las siguen alentando y apoyando, con enlaces tan conocidos como el que desde Venezuela maneja el socio Chávez. La angustiosa pregunta de los colombianos es, hasta cuándo.
Pasan los años, pasan los gobiernos, y la guerrilla sigue atajando el desarrollo del país, por cuanto para mantenerlos a raya es necesario utilizar inmensas sumas de dinero que bien podrían estar destinándose a programas de índole social, a educación, a salud, al fortalecimiento de programas agropecuarios. El giro de una pretendida revolución social hacia el fructífero negocio del narcotráfico, los ha convertido en simples delincuentes que no solo prohíjan los cultivos de coca, marihuana y amapola, sino que han instalado los más grandes laboratorios de procesamiento de cocaína, controlan rutas y protegen a otros capos de ese criminal negocio. A la vista están sus relaciones con la mafia mexicana.
Finalizado el gobierno del Presidente Alvaro Uribe y apenas iniciado el de Juan Manuel Santos, la guerrilla utiliza una vez mas su ya conocida táctica de proponer diálogos de paz que no tienen otro objetivo que tratar de limpiar la pésima imagen y rechazo que tienen entre el pueblo que constantemente clama por su extinción. Pero lo hacen a cambio de nada. Por ello el Presidente Santos ha sido enfático en ratificar la férrea política de su antecesor, exigiendo para cualquier posible diálogo la liberación de los secuestrados, la renuncia absoluta a esa práctica y el cese a las hostilidades. No hay otra alternativa posible. Lo cual coincide con una situación similar que vive España con ETA, que sintiéndose debilitada acude a las propuestas de negociación. Allí también, como corresponde, el gobierno de Zapatero ha respondido esta semana que antes, el movimiento separatista vasco tiene que dejar la violencia del todo y para siempre.
Pero en España como en Colombia, el gran interrogante sigue siendo, hasta cuándo. No parece posible una respuesta cuando se trata de movimientos subversivos que fundamentan sus pretensiones en la violencia, el crimen, el secuestro, los atentados terroristas y los mezclan, como en el caso de las FARC, con el sucio negocio del narcotráfico perdiendo por ello el contenido de una pretendida reivindicación popular por la cual dicen luchar. O como en España donde ETA pretende por las armas y toda clase de atrocidades una patria vasca independiente.
Por ello los gobiernos tienen que ser firmes, fuertes, no permitirse debilidad alguna y menos caer en falsas intenciones. Lo cual obviamente prolonga lamentablemente el hasta cuándo. Que viene a ser la misma espera que el pueblo cubano soporta estoicamente por medio siglo, como fruto del triunfo de una revolución armada que inspiró precisamente a los movimientos guerrilleros de Colombia y España, y otro como Sendero Luminoso en Perú que prácticamente fue diezmado al lograrse la captura de su máximo líder. Tan solo quedan algunos vestigios.
La notificación que esta semana ha hecho el Ministro de Defensa de Colombia a las FARC, no admite dudas sobre la decisión gubernamental de no aceptar diálogos sin que medien acciones que demuestren la voluntad de paz. Es lo que el pueblo quiere y exige a los narcoterroristas.
Etiquetas: narcoterrorismo
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