Sublevación Civil y Militar Para El Rescate de la Patria!

Por: Carlos R. Alvarado Grimán

Hoy al conmemorarse la gloriosa sublevación civil y militar del 7 de abril de 1928, es oportuna la ocasión para evocar aquel glorioso acontecimiento, cuando jóvenes militares, decidieron tomar las armas para devolverle la dignidad a un pueblo, que la feroz dictadura de Gómez, había sumido en la oscuridad de una larga noche, impidiendo el despertar del pueblo al naciente siglo XX.

En aquella fecha memorable el capitán Rafael Alvarado Franco como jefe de esa rebelión, junto con ciudadanos preclaros de la época, fundamentados en el conocimiento de modelos políticos avanzados de otras latitudes, tuvieron la visión histórica para juzgar aquella oportunidad como la ideal para la instauración de un sistema político democrático que garantizara el desarrollo de la nación en libertad.

La Insurrección del Cuartel de Miraflores, como se le conoció, fue un alzamiento cívico militar inspirado en la efervescencia juvenil del emergente movimiento estudiantil y la celebración de la Semana del Estudiante, cuyas acciones de desobediencia civil, brillantes discursos y proclamas, habían sido acallados y teñidos de sangre por la brutal persecución represiva, desatada por la dictadura y sus esbirros, contra los líderes universitarios de la eterna “Casa Que Vence Las Sombras”.

El objetivo de la insurrección era derrocar a la dictadura de Gómez e instaurar un gobierno civil, independiente de toda sumisión extranjera, apegada a los intereses del país y respetuoso de los derechos humanos de todos los ciudadanos. 

Los sublevados, como confesó el Capitán Rafael Alvarado Franco, en ningún momento, se propusieron ser detentadores del poder, pues pensaban formar una Junta de transición y convocar a unas elecciones justas y libres. 

Aquella gesta libertaria del pueblo venezolano contó con la activa participación de todas las fuerzas vivas de la sociedad y de la elite intelectual. Estudiantes, obreros, campesinos, militares activos y retirados, todos con sus sueños de libertad y de progreso.

Lamentablemente la traición y la cobardía de algunos de sus actores, dio al traste con aquel hermoso sueño de libertad. Muchos de sus líderes pagaron con sangre, prisión y muerte el llamado de la patria para terminar con aquella ignominiosa pesadilla. 

El Capitán Alvarado permaneció preso primero en la siniestra cárcel de la ROTUNDA y luego en el Castillo Libertador de Puerto Cabello, donde falleció en 1933, producto de las torturas y la ingesta de comidas con vidrios molidos que sus carceleros, le obligaron a comer durante su reclusión.

Han trascurrido 87 años de aquella gesta histórica y nuevamente nos encontramos en el mismo predicamento, transitando una de las dictaduras más crueles de nuestra historia, que ha asesinado, secuestrado y torturado a centenares de nuestros compatriotas. 

La soberanía nacional ha sido rendida a potencias extrajeras, nuestro Esequibo cobardemente entregado a una pequeña republíqueta que le tomó el pulso al traidor opresor, que responde a los intereses de una miserable Isla como la cubana, regentada por unos ancianos asesinos y siniestros.

Venezuela ha sido virtualmente saqueada, sus riquezas han ido a parar a paraísos fiscales, para engordar las cuentas bancarias de los esbirros, sobornar a pequeños países, comprándoles su solidaridad, para así poder masacrar al pueblo con la complacencia y silencio criminal de organismos internacionales.

La dictadura ha empobrecido al país a niveles inimaginables y transita uno de los periodos más oscuros, signados por la estanflación y perdida moral de la república. Venezuela es hoy un estado forajido, entregado al crimen organizado, al terrorismo, sin división de poderes y en manos de la incivilidad.

Necesitamos un nuevo 7 de abril, una insurrección cívico-militar, para continuar hoy, aquel ideal truncado. La chispa y el liderazgo están en cada venezolano. El libertador Simón Bolívar y el capitán Alvarado son inspiración y flama que aviva nuestro espíritu. Despertemos a la historia para el rescate de la patria!