El Socialismo Vacío
Por: Carlos R. Alvarado Grimán
Pensadores mundiales se han estado devanando los sesos intentando develar el secreto de la ideología que sustenta al llamado socialismo del siglo XXI. Pero quienes sufrimos en carne viva los embates del chavismo alocado no tenemos dudas en ubicarlo dentro de los viejos y fracasados esquemas populistas del siglo XX. Nada nuevo bajo el sol: Retórica nacionalista, clientelismo, asistencialismo, dispendio de los fondos públicos y retórica antiimperialista. La misma merengada usada en todos los tiempos para perpetuar autócratas en el poder.
Basta con leer al principal mentor e inventor de la patraña socialista del siglo XXI, Heinz Dieterich, quien ha circunscrito el problema del enfrentamiento de las dos visiones de la economía, a la creación de un software de contabilidad paralelo que permita la conversión desde la contabilidad socialista basada en el (valor) a la capitalista basada en el (precio); o al padre del neo-populismo Ernesto Laclau personaje quizá clave, en el perfeccionamiento del pensamiento dereísta de Chávez y acuñador del concepto de “significante vacío”, para comprender que estamos ante una patraña histórica diseñada para engañar al pueblo y estar bien con Dios y con el diablo.
Es importante comprender que el socialismo del siglo XXI no es más que un slogan publicitario, una vil trampa que ha calado en las masas inconscientes, gracias a los inmensos recursos propagandísticos de un Estado forrado en dólares, que ha permitido a los triquiñuelos en el poder, llevar hasta sus últimas consecuencias los principios en el manejo de la propaganda de Joseph Goebble.
Quienes hemos de algún modo podido desentrañar la mala intención de este liderazgo aberrante debemos unirnos sin mezquindades, pero con base a una agenda muy concreta, para explicarle al pueblo la tragedia humana que vive el país y el lúgubre futuro que nos aguarda de continuar transitando por estos escabrosos caminos por donde nos conduce el gobierno. El circo de la aparente prosperidad con el cual nos endulzan el veneno totalitario es insostenible en el tiempo. Las instituciones, la economía y los servicios públicos del país se están corroyendo aceleradamente y sus colapsos son inminentes.
Parafraseando a Ernesto Laclau concluiremos afirmando que el socialismo del siglo XXI propuesto por Chávez no es más que “un socialismo vació”.
Pensadores mundiales se han estado devanando los sesos intentando develar el secreto de la ideología que sustenta al llamado socialismo del siglo XXI. Pero quienes sufrimos en carne viva los embates del chavismo alocado no tenemos dudas en ubicarlo dentro de los viejos y fracasados esquemas populistas del siglo XX. Nada nuevo bajo el sol: Retórica nacionalista, clientelismo, asistencialismo, dispendio de los fondos públicos y retórica antiimperialista. La misma merengada usada en todos los tiempos para perpetuar autócratas en el poder.
Basta con leer al principal mentor e inventor de la patraña socialista del siglo XXI, Heinz Dieterich, quien ha circunscrito el problema del enfrentamiento de las dos visiones de la economía, a la creación de un software de contabilidad paralelo que permita la conversión desde la contabilidad socialista basada en el (valor) a la capitalista basada en el (precio); o al padre del neo-populismo Ernesto Laclau personaje quizá clave, en el perfeccionamiento del pensamiento dereísta de Chávez y acuñador del concepto de “significante vacío”, para comprender que estamos ante una patraña histórica diseñada para engañar al pueblo y estar bien con Dios y con el diablo.
Es importante comprender que el socialismo del siglo XXI no es más que un slogan publicitario, una vil trampa que ha calado en las masas inconscientes, gracias a los inmensos recursos propagandísticos de un Estado forrado en dólares, que ha permitido a los triquiñuelos en el poder, llevar hasta sus últimas consecuencias los principios en el manejo de la propaganda de Joseph Goebble.
Quienes hemos de algún modo podido desentrañar la mala intención de este liderazgo aberrante debemos unirnos sin mezquindades, pero con base a una agenda muy concreta, para explicarle al pueblo la tragedia humana que vive el país y el lúgubre futuro que nos aguarda de continuar transitando por estos escabrosos caminos por donde nos conduce el gobierno. El circo de la aparente prosperidad con el cual nos endulzan el veneno totalitario es insostenible en el tiempo. Las instituciones, la economía y los servicios públicos del país se están corroyendo aceleradamente y sus colapsos son inminentes.
Parafraseando a Ernesto Laclau concluiremos afirmando que el socialismo del siglo XXI propuesto por Chávez no es más que “un socialismo vació”.
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