Revolucionarios e Impostores
Por: Argelia Rios
Cuando el Presidente mercadea la "revolución" lo hace buscando su "para siempre".
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Los déspotas emplean toda clase de artimañas para apropiarse indefinidamente del poder. En el camino, sus gobiernos no pueden sino reproducir la mentira para darle vigor a la argucia escogida... Así, no es muy relevante saber hoy si Chávez es o no un convencido comunista. El tema ideológico, en el caso venezolano, es la coartada de quien sólo pretende secuestrar al país para garantizarse, "por ahora y para siempre", el disfrute del botín estatal... Aferrados a una esperanza pueril, algunos tienden a tranquilizarse cuando, en medio del debate, se descalifican las convicciones que el mandatario intenta reforzar. Que Chávez sea un falso revolucionario constituiría en realidad un problema mayor. Los impostores van siempre más allá del muy lejos para demostrar lo que les interesa. De hecho, consumen la mayor parte de su tiempo intentando dotar de credibilidad el pretexto al cual se han aferrado, con el propósito de mantenerse en el mando hasta que el Supremo les convoque a su juicio final.
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A partir de esa ecuación, es previsible que el Presidente eleve su apuesta: él necesita que Venezuela le reconozca como a un revolucionario de ideales superiores. Si su clientela no lo comprendiera, el comandante se vería en riesgo. La posibilidad de que sus seguidores le evalúen conforme a los criterios con que se juzga a los mandatarios "normales", es tal vez el mayor peligro del experimento "bolivariano". A un revolucionario se le valora por sus grandes decisiones telúricas y nunca por sus iniciativas en el plano de la cotidianidad de la gente. No en vano, hoy abundan los anuncios pomposos - sobre reordenamientos territoriales y nuevas geometrías-, y escasean aquéllos referidos a las misiones sociales y al drama que las originó.
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Si Chávez se concentrara en los asuntos sobre los que sus simpatizantes se han creado expectativas, abonaría el terreno para que se le aprecie como a un jefe de Estado del montón. Las viviendas, los hospitales, las escuelas, la infraestructura, el desempleo, la inflación y el hambre son temas que, en este capítulo de reforzamiento de la imagen revolucionaria del "gran timonel", adquieren una prioridad distinta. Cuando el primer mandatario mercadea la "revolución" lo hace buscando su "para siempre"... La revolución en boca de Chávez es un término que alude a la comprensión de que su esfuerzo exige un muy largo plazo; a la extensión indefinida de la vigencia del "cheque en blanco" - mientras completa el control total de la sociedad -, y a la moderación de las aspiraciones de su ávida clientela política.
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¿Comprarán los más humildes la mutilación de sus expectativas? Quizás allí están las claves para desenmascarar la engañifa que significa esta nueva jerarquización de las prioridades bolivarianas.
1 Comments:
Chávez podrá ser un falsante según su criterio pero dice un adalgio que por sus hechos lo conocereis. Y aquellos que no tienen el valor y corage para actuar y hacer, por lo menos debieran tenerlo para callar o respectar a los que si lo tienen. Me luces que usted es un izquierdoso , prisionero de algunos fundamentalismo que de seguro lo alejan de las gentes y las masas y lo vinculan a grupusculos frustrados y trasnochados que le sirven a los intereses de la gran burguesia local e imperialista. Lastima que quiera hacerlo bajo el manto de postura disque progresista cuando en el fondo son de clara intension reaccionaria. La contradiccion de clase hoy en Venezuela y a nivel continentar es clara. Revise de que lado se coloca usted. Si usted tuviera un apices de revolucionario trataría de tomarle la palabra a esos falsantes Bolivarianos e insertarse en el proceso para movilizar esas masas para hacer realidad las aspiraciones de pan, justicia y libertad plena.
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