La Locura Colectivista
Por: Carlos R. Alvarado Grimán
Versión: The Miami Herald
El hombre es el único animal que tropieza dos veces contra la misma piedra. Vamos en curso de colisión contra el enorme peñón con el que impactaron los pueblos que padecieron el llamado ''socialismo real''. Es la locura colectivista del campo que arrasó con las formas tradicionales de producción en las zonas rurales de los países comunistas, bañándolos de sangre, hambre, miseria y horror.
El proyecto ''revolucionario'' de Chávez va encaminado hacia la sustitución del sector privado como base de la economía rural por un sistema colectivista estalinista, pero peor concebido. Las cooperativas y las empresas de producción social han fracasado. El clientelismo político, la improvisación, la falta de supervisión y conocimiento técnico, así como la carencia de tradición agrícola han convertido unidades productivas en yermas extensiones de tierra y en fincas de farras sancocheras.
Los paramilitares bolivarianos y los irregulares colombianos propician un inminente estado de preguerra y actúan ante los ojos complacientes de las otrora gloriosas fuerzas armadas venezolanas. El objetivo es apropiarse mediante el terror de haciendas y fincas en producción. Un déjà vu de lo ocurrido contra los campesinos chinos o los kulaks rusos. Para la implantación del socialismo rural los irregulares apelan a secuestros, cobro de vacunas, asesinatos, la quema y destrucción de cosechas.
El Estado venezolano insufla la inseguridad jurídica sobre la tierra, afectando el acceso al crédito privado, boicoteando el abastecimiento de los insumos necesitados y abandonando las vías de comunicación, entorpeciendo el transporte de los productos. Los resultados no se han hecho esperar: los datos que manejan las asociaciones campesinas indican que la mayoría de los rubros no alcanzaron las metas de producción. El arroz disminuyó 26%, el maíz 30% y el sorgo en más del 40%.
Este panorama aciago aunado a la amenaza de la sustitución del intercambio capitalista por el trueque conformaría el esquema para empujar al campo venezolano hacia el abismo colectivista. Las consecuencias de este despropósito histórico serán dantescas para todos los venezolanos y pondrá en grave peligro la seguridad alimentaria del país.
Edmund Burke lo señaló: "Para que triunfe el mal sólo es necesario que los buenos no hagamos nada''.
Etiquetas: agricultura
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