¿Cuál Socialismo? (I)
Por: Ing. Golfredo Dávila
En medio de tiempos complejos, de confusión ideológica y política, del uso oficial de un discurso altisonante y de la fraseología revolucionaria, de una realidad virtual apreciada por fanáticos y aduladores del régimen y la real que indica que la crisis es cada vez más profunda, se hace necesario desenmascarar la farsa que significa el "socialismo del Siglo XXI".
Muchas interpretaciones del socialismo se produjeron a raíz del llamado "Socialismo Real" en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la revolución cultural China, modelos, que en la práctica se desviaron de los principios y fundamentos científicos formulados por Karl Marx en el siglo XIX y V. Ilich (Lenin) en el siglo XX. En la URSS el poder supremo e imperial del trío (estado–gobierno-partido único) cometió un sin fin de aberraciones: operó a favor del capitalismo de estado, los Soviets se escindieron en forma progresiva y luego de la segunda guerra mundial perdieron el control del poder, de allí que el estado aplicó el control absoluto de la sociedad, se estimuló la burocracia, las conductas fascistas, las políticas represivas, la corrupción, una economía contraria a los intereses de la gente, la guerra armamentista y el expansionismo imperialista, por ello, aquella propaganda de los "avances socialistas", fue calificada por muchas organizaciones marxista-leninistas internacionales e intelectuales de todo el mundo, como una gran farsa, de allí que se les denominó revisionistas. No muy lejos está la China, que de comunista sólo le quedó el nombre, que implanta el neoliberalismo y trata a los trabajadores como esclavos. Estos dos ejemplos resumen como, muchos de quienes actuaron y actúan en nombre del socialismo, se han convertido en sus detractores.
El Socialismo Científico es: creación de riqueza y su distribución equitativa, desarrollo económico con justicia social, producción a gran escala de bienes de consumo y servicio para toda la sociedad, control de la producción por parte de los obreros, propiedad colectiva de los medios de producción, pleno empleo, cero inflación, libertad sindical, salarios justos, autonomía de las organizaciones sociales y democracia plena. Por lo tanto el socialismo no es destrucción de capitales a partir de la quiebra de la industria nacional y el autoritarismo como forma de gobierno.
En base a esas premisas, muy lejos esta el régimen chavista de promover alguna medida socialista, lo que hoy tenemos es un Capitalismo de Estado, sustentado en la Renta Petrolera, al tiempo que profundiza las políticas neoliberales: propicia la quiebra de los capitales nacionales y favorece al gran capital, cuyo hegemón es el sector financiero, la quiebra de la producción en el campo y de más de 7000 industrias en 8 años, incrementa las importaciones y auspicia la agricultura de puerto; somos más dependientes que antes; crece la deuda, la inflación, la pobreza, el desempleo, la exclusión social y la inseguridad; crisis de la infraestructura y de los servicios públicos; el surgimiento de los nuevos ricos producto de la escandalosa corrupción que ha superado la de cualquier otro gobierno.
En conclusión, en Venezuela es política de Estado las dadivas para el pueblo, regalos para otros países, la corrupción, ganancias astronómicas para la Oligarquía Financiera y, si a ello le sumamos el desorden, la incapacidad, la ineficacia, una concepción monárquica y autocrática para el ejercicio del poder, el "Socialismo del Siglo XXI" no es más que: ¡PURO CUENTO!
En medio de tiempos complejos, de confusión ideológica y política, del uso oficial de un discurso altisonante y de la fraseología revolucionaria, de una realidad virtual apreciada por fanáticos y aduladores del régimen y la real que indica que la crisis es cada vez más profunda, se hace necesario desenmascarar la farsa que significa el "socialismo del Siglo XXI".
Muchas interpretaciones del socialismo se produjeron a raíz del llamado "Socialismo Real" en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la revolución cultural China, modelos, que en la práctica se desviaron de los principios y fundamentos científicos formulados por Karl Marx en el siglo XIX y V. Ilich (Lenin) en el siglo XX. En la URSS el poder supremo e imperial del trío (estado–gobierno-partido único) cometió un sin fin de aberraciones: operó a favor del capitalismo de estado, los Soviets se escindieron en forma progresiva y luego de la segunda guerra mundial perdieron el control del poder, de allí que el estado aplicó el control absoluto de la sociedad, se estimuló la burocracia, las conductas fascistas, las políticas represivas, la corrupción, una economía contraria a los intereses de la gente, la guerra armamentista y el expansionismo imperialista, por ello, aquella propaganda de los "avances socialistas", fue calificada por muchas organizaciones marxista-leninistas internacionales e intelectuales de todo el mundo, como una gran farsa, de allí que se les denominó revisionistas. No muy lejos está la China, que de comunista sólo le quedó el nombre, que implanta el neoliberalismo y trata a los trabajadores como esclavos. Estos dos ejemplos resumen como, muchos de quienes actuaron y actúan en nombre del socialismo, se han convertido en sus detractores.
El Socialismo Científico es: creación de riqueza y su distribución equitativa, desarrollo económico con justicia social, producción a gran escala de bienes de consumo y servicio para toda la sociedad, control de la producción por parte de los obreros, propiedad colectiva de los medios de producción, pleno empleo, cero inflación, libertad sindical, salarios justos, autonomía de las organizaciones sociales y democracia plena. Por lo tanto el socialismo no es destrucción de capitales a partir de la quiebra de la industria nacional y el autoritarismo como forma de gobierno.
En base a esas premisas, muy lejos esta el régimen chavista de promover alguna medida socialista, lo que hoy tenemos es un Capitalismo de Estado, sustentado en la Renta Petrolera, al tiempo que profundiza las políticas neoliberales: propicia la quiebra de los capitales nacionales y favorece al gran capital, cuyo hegemón es el sector financiero, la quiebra de la producción en el campo y de más de 7000 industrias en 8 años, incrementa las importaciones y auspicia la agricultura de puerto; somos más dependientes que antes; crece la deuda, la inflación, la pobreza, el desempleo, la exclusión social y la inseguridad; crisis de la infraestructura y de los servicios públicos; el surgimiento de los nuevos ricos producto de la escandalosa corrupción que ha superado la de cualquier otro gobierno.
En conclusión, en Venezuela es política de Estado las dadivas para el pueblo, regalos para otros países, la corrupción, ganancias astronómicas para la Oligarquía Financiera y, si a ello le sumamos el desorden, la incapacidad, la ineficacia, una concepción monárquica y autocrática para el ejercicio del poder, el "Socialismo del Siglo XXI" no es más que: ¡PURO CUENTO!
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