BUSH + LULA = ¿ETANOL Contra CHÁVEZ?

Por: Elie Habalián Dumat

Durante el fin de semana próximo pasado, Lula visitó a George W Bush en su residencia de descanso en Camp David; un privilegio reservado a pocos visitantes. En ese encuentro hablaron, entre otros temas menos destacados, sobre los biocombustibles y el comercio global. Dos cumbres entre ambos mandatarios en menos de un mes reflejan la importancia y la urgencia de los acuerdos entre la potencia dominante y el gigante de Sudamérica. La disposición de Bush a hacer recortes en sus subsidios agrícolas a cambio de acceso a los mercados puede allanar el camino hacia el logro de un acuerdo en la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio.

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Los dos mandatarios ratificaron además su compromiso de adelantar planes conjuntos para la producción de biocombustibles. George W Bush declaró que EEUU apoya la iniciativa de Lula en la promoción de los biocombustibles a escala mundial, y para ayudar a los países América Latina y el Caribe a producir y usar etanol. Esto significa que para quien ofrezca sus tierras, sus aguas, su mano de obra sobre todo no especializada y desde luego su sol radiante, hay en abundancia entre otros, recursos financieros, tecnología e insumos para producir etanol a partir de la caña de azúcar, entre otras fuentes. Este colosal proyecto entre EEUU (ALCA) y Brasil (MERCOSUR) es de múltiples implicaciones económicas, sociales, políticas y geopolíticas que preocupan al Presidente Chávez (ALBA).

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El binomio Política y Petróleo constituye una categoría vital de la tesis y la praxis política y geopolítica de Hugo Chávez. Venezuela, la reserva más grande del mundo en petróleos (350.000 millones de barriles, si se incluyen los extra-pesados y los bitúmenes), posee cerca del 90% de las reservas probadas de América Latina y el Caribe. En cuanto el gas, tiene la mitad de las reservas de la región, las cuales no llegan al 5% de las reservas del mundo. Este peculiar cuadro energético más la cuantiosa renta petrolera administrada directamente por el presidente Chávez le ha proporcionado un poder político y geopolítico sin precedentes en la región. Esta dramática realidad, difícil de modificar en el corto plazo, preocupa a Brasil, particularmente después de la auto-inclusión de Hugo Chávez en el conflicto surgido entre Brasil y Bolivia a propósito de la nacionalización de los hidrocarburos por parte de Evo Morales. De manera que, en este escenario, Brasil percibe la oferta del presidente Bush como muy oportuna.

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Los Estados Unidos, auto-nombrados reguladores de la matriz energética global han estado dedicados a la elaboración de una nueva matriz para los próximos lustros. Entre otras acciones, ofrecen a la India su cooperación tecnológica para la generación de electricidad a partir de la energía atómica; promueven las investigaciones sobre la combustión “limpia” del carbón; ofrecen subsidios a los productores de maíz dedicado a la producción de etanol; transmiten a las empresas automotrices los lineamientos energéticos relacionados con la producción de automóviles.

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Una finalidad destacada del parto fórceps de una nueva matriz energética consiste en la preservación del automóvil como el símbolo del sueño americano y de la american way of life. De esta tarea se va encargar Brasil al asumir el liderazgo de la producción mundial de los biocombustibles; esto es: el etanol. La meta tiene que ser la producción de varios millones de barriles diarios. Ello significa la siembra de varias decenas de millones de hectáreas de caña de azúcar u otra materia prima, en Brasil, América Latina y el Caribe, y el resto del mundo; el empleo de millones de trabajadores rasos y cuantiosas inversiones agrícolas, industriales, comerciales, financieras y sociales. De ser factible este macro-proyecto, la región de América Latina y el Caribe habría sido capaz de diversificar su matriz energética. De una matriz que incluye reservas deficitarias de gas y excedentes de petróleo monopolizado por Hugo Chávez, a una nueva matriz que incluye etanol al cual puede acceder la mayoría de los países de la región.

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Frente a este cuadro todavía en su fase de proyecto el presidente Chávez reaccionó en forma airada, primero descalificando el acuerdo Bush-Lula y luego pronosticando su inviabilidad. Hace unos días el presidente de Cuba Fidel Castro apareció en un editorial del periódico Granma con una fuerte crítica al uso del etanol como combustible, el cual, según Castro, privaría de sus alimentos a tres mil millones de seres humanos con la finalidad alimentar el motor del automóvil. El canciller de Brasil comentó este editorial guardando respecto hacia las ideas de Fidel Castro pero calificó sus planteamientos de anticuados. Ahora le toca a Hugo Chávez movilizar a las masas latinoamericano-caribeñas en contra del proyecto del etanol, asignado al Brasil del izquierdista Lula por el imperio estadounidense de Bush.