Los Poetas y el Partido Único (II)

Por: Tito Núñez Silva

Uno de los párrafos de la entrega anterior generó discusión y desacuerdo entre algunos amigos vinculados a Tercer Camino, organización con la cual, desde nuestra independencia, mantenemos una excelente relación. Nos instan los camaradas del TC a definir con precisión si estamos de acuerdo o no con el partido único, y aclarar nuestras palabras cuando hablamos de la necesaria industrialización del país y la consiguiente organización de su fuerza laboral, hasta ahora incipiente y marcadamente petrolera, con las características típicas de ese sector productivo.

Aceptamos la fraternal observación formulada en torno a lo confuso de ese párrafo, pero también creemos que existen algunas contradicciones conceptuales entre los compañeros liderizados por Douglas Bravo y la autoría de esta columna. En relación con el primer señalamiento, reafirmamos de manera enfática nuestro desacuerdo con el partido único –“unido”-, y más aún con éste signado por un conciliador policlasismo que nos obligaría a permanecer en una sumisión vergonzosa, frente a nuevos ricos que en nombre de la ”inclusión social” se han embolsillado dineros del pueblo y han arrebatado el liderazgo financiero a buena parte de la burguesía tradicional. Es impostergable la invención de instrumentos políticos que como tales estarán condenados a la temporalidad, pero los maquiavélicos cerebros que paternalizan desde la sombra la idea del partido único, han conducido al Presidente a cometer errores de inmediatas consecuencias:

1.- Merma de su liderazgo, al no atraer hacia ese proyecto a individuos, núcleos y aparatos revolucionarios de gran experiencia y prestigio grupal y personal.

2.- Desánimo en las bases revolucionarias que han simpatizado con el Presidente, pero que no aceptan chantajes ni imposiciones, como los expresados de manera autoritaria, burlona e intimidatoria.

3.- Fortalecimiento de los enemigos internos del proceso revolucionario, muchos de ellos convertidos desde ya en jefes del partido en gestación, el cual será un neonato enfermizo y débil aun cuando parezca robusto y enérgico.

4.- Incentivación y estimulo a organizaciones y lideres de tradición revolucionaria, desde mucho antes de la aparición del fenómeno Chávez: Douglas Bravo (PRV, RUPTURA; Tercer Camino), Jerónimo Carrera (PCV); Rafael Uzcátegui (PRV, RUPTURA, PPT), Didalco Bolívar y Ramón Martínez (MAS, PODEMOS)…

La creación de un partido único en nuestra contemporaneidad, es un retroceso histórico, un error que costará pérdida de tiempo y divisiones al movimiento popular venezolano. Resultará difícil reconstruir el espíritu unitario que ya existía en el movimiento bolivariano.

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Es imperativo para las otras fuerzas revolucionarias la creación de un frente antiimperialista que no se parezca a los que desde hace más de cincuenta años hemos venido impulsando. Un frente crítico, amplio, donde la presencia policlasista sea justificada por coincidencias en la defensa de la soberanía nacional y en programas sociales de mediano plazo, mientras la horizontalidad participativa de los consejos comunales van generando nuevas expresiones políticas orgánicas. El PSUV es la negación de lo que celebrábamos en el advenimiento de esos consejos que empiezan a convertirse en una frustración para el pueblo que ya empezaba a enfrentar directamente a la corrupción oficial y a los falsos dirigentes revolucionarios.

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¡Qué nazcan mil flores en la pradera!, como diría Mao ¡Qué crezcan el arte y la libertad del individuo en cuanto ser social!, como diría Trosky; sin olvidar a los heroicos anarquistas, soñadores ácratas, bohemios y utopistas, siempre convencidos de que la lucha de todo revolucionario es, a final de cuentas, contra el poder. No estamos pues, queridos amigos de Tercer Camino con el partido único, del cual sabemos algo, documentos guardados de por medio, quienes provenimos del PRV.

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En relación con la otra parte del párrafo en discusión consideramos que el desarrollo económico y político de Venezuela, pasa por un proceso de industrialización, entendiendo como industria a la transformación de la realidad y de la materia en función del bienestar social -recordemos que Simón Rodríguez hablaba de la educación como una industria, y también fue un incipiente empresario de la iluminación con su fábrica de velas tan simbólica, cual Diógenes, en momentos oscuros del prójimo-; ese proceso de diversificación productiva generaría una fuerza laboral múltiple y diversa, sin los vicios transculturizadores de la tecnología imperial… Lo que sucede comandante Andrés, es que la indianidad, la ecología y sus justos derivados, a veces nos alejan de problemas primordiales de nuestra identidad. De ello tienen mucho que decirnos Miranda, Mariátegui y el mismo Carlos Marx… Recuerda que “la materia no desaparece, se transforma”….