DOS CARAS, UNA REALIDAD

Por: Ramón Figuera

Todos los que vivimos en Venezuela, nacionales y extranjeros, llevamos ocho años oyendo el mismo vocabulario chabacano, ofensivo, descalificador y paranoico de los improvisados actores de la nefasta comedia denominada inicialmente como “Chavismo” y convertida ahora en el “Socialismo del Siglo XXI”. El desprecio que siente el libretista de Miraflores y sus apuntadores por la ciudadanía y en especial por los jóvenes que gallarda y valientemente han tomado las calles en defensa de la libertad de expresión, derechos civiles, la democracia, la autonomía universitaria y el cierre de RCTV les ha nublado el cerebro a tal punto que confunden Guarimba, Desestabilización y “Golpe Suave” con la creatividad y la acción inteligente de los estudiantes para protestar pacíficamente.

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El régimen se esmera, mediante el discurso manipulador, en convencer a la población de que estamos frente a un gobierno revolucionario y socialista. Por eso arremete verbalmente contra el gobierno norteamericano, mientras que por el otro lado observamos como profundiza la entrega de la soberanía nacional a través de la Ley de Hidrocarburos y la supuesta nacionalización de la Franja Petrolera del Orinoco, y como los cubanos nos han invadido real y objetivamente, ocupando los espacios que legal y constitucionalmente le corresponden a los venezolanos: Los militares sufren la humillación de recibir ordenes de los comisarios cubanos; los módulos de Barrio Adentro son dirigidos sólo por cubanos, amen de los asesores repartidos en casi todas las instituciones del Estado venezolano, todo ello enmarcado dentro del Plan de Cubanización progresiva.

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Da pena ajena ver como los funcionarios del ejecutivo nacional se limitan a repetir como “loros” las ofensas y descalificaciones que el presidente emite contra los estudiantes y lideres de la oposición, a quienes llama “lacayos del imperio”, “golpistas”, “oligarcas”, etc., evidenciando el sometimiento, la ineficiencia e incapacidad para resolver los graves problemas sociales y económicos que sufrimos la gran mayoría de la población como lo son la delincuencia, la inseguridad, el desempleo, la carencia de viviendas, entre otros. Da lastima oír al ministro Carreño cuando dice que el problema de la inseguridad “es un problema de todos los venezolanos” mientras que arremete contra los estudiantes que pacíficamente reclaman el derecho a expresarse libremente sin que se les criminalicen sus opiniones. ¿Acaso el derecho a decidir lo que queremos o no queremos ver en la televisión, no es un problema de todos los venezolanos? ¿No es función y responsabilidad del Estado brindarle protección y seguridad a todos los ciudadanos y a sus bienes? ¿Pretende el ministro Carreño justificar su incapacidad o acaso el cargo le queda demasiado grande? ¿No fue este ministro el que presenció el entierro de Montesinos?

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Si el imperialismo se está entrometiendo en los asuntos internos del país, dirigiendo las protestas de los estudiantes y de la sociedad civil, como dice el gobierno, ¿Por qué no han llamado al embajador norteamericano para exhortarlo por escrito? ¿Por qué no marchan y van a protestar a las puertas de la embajada, como lo hicieron con RCTV? El presidente y los miembros de su gabinete exigen “respeto y relaciones de igualdad” porque según ellos, “nadie puede venir a calificar a otro país de ninguna manera”, porque “somos un país libre”. Sin embargo, ellos si se creen con el derecho y la potestad para ofender y descalificar a cuantas personas o países se atrevan a opinar contrariamente. Lo que los adeptos al régimen hicieron con la sede de Fedecamaras no es un delito a los ojos del gobierno. ¿Será que pidieron permiso a la Alcaldía Mayor o a Bernal para realizar tamaña fechoría?
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Dos son las caras del gobierno y una es la realidad que vivimos día a día los ciudadanos de a pie. Chávez no es socialista ni comunista, es fascista. Esta es la razón por la que ordenó activar el Plan Ávila el 11 de Abril de 2002 y su gobierno presenta su show con un doble discurso o doble moral. La Biblia dice que ni los mentirosos ni los homicidas entraran al reino de los Cielos.