Bodrio Constitucional Habemus

Por: Manuel Isidro Molina

El proyecto de reforma constitucional –si así se le puede llamar- presentado por el presidente Hugo Chávez en la Asamblea Nacional, hace satisfactoria la previsión analítica que esbozamos el 29-07-07, en nuestra columna. “La AN y el bodrio constitucional” fue el título de aquella entrega, que entre otras consideraciones me permitió delinear algunos elementos clave de la actual política venezolana, con plena vigencia.

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Quiero comenzar por transcribir doctas definiciones de la palabra “bodrio”, proveniente del alemán “brod” que significa “caldo”: “1. Sopa que se daba a los pobres en los conventos. 2. Guiso mal aderezado. 3. Sangre de cerdo con cebolla para hacer morcillas. 4. Resultado que no satisface; cosa fea que no gusta” (Diccionario Anaya de la Lengua ); “Guiso mal aderezado. 2. Cosa mal hecha” (El Pequeño Larousse Ilustrado, 1999).

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Asumo las 1, 2 y 4 del primero, y las dos del segundo. Por eso afirmé:

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“Creen que ‘tienen el mandado hecho’, para atropellar la diversidad política e ideológica, y así imponer el bodrio constitucional mediante el abuso de poder que embarga la utilización masiva e intensa de todos los recursos del Estado a favor de los propósitos de una parcialidad política… Actúan como leguleyos, sin vergüenza, capaces de plasmar en textos para la reforma constitucional, lo que se le vaya ocurriendo al presidente Chávez, a quien sirven sin rubor, bajo el entendido de que él (Chávez) puede hacer lo que quiera y cuando quiera. Son los peores enemigos que tienen los desarrollos democráticos de Venezuela y la paz social y política que debemos cultivar.”

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Tres semanas después, los hechos me permiten reiterar tales estimaciones analíticas, pues el presidente Chávez no ha hecho otra cosa que presentar, exactamente, un “bodrio constitucional”, y con una ligereza que raya en la irresponsabilidad ante la nación, dada su alta investidura. Su pretensión es clara: mayor concentración de poder, como si no tuviera suficiente con la hipertrofia presidencialista que marcó la Constitución vigente (1999).

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ROTUNDAMENTE, ¡NO!
Ese proyecto no debe pasar en el referendo que va a ser convocado por el oficialismo, con el abuso de poder que caracteriza a la gestión Chávez. No se le puede ver aspectos aislados que pueda contener el proyecto, sino en su conjunto, marcado por un autocratismo militarista con ritmo de codicia. Realmente es obscena la exacerbación del autocratismo, en ese proyecto, casi ridículo, reyezuelesco. Chávez pide poderes para eternizarse en Miraflores, elección tras elección (Art. 230), contando con todo el abuso de la maquinaria gubernamental y estatal, como ha quedado demostrado con el proceso de constitución gobiernera del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), a cuyos promotores –ilegal y anticonstitucionalmente- el CNE les proveyó todos los recursos públicos bajo su rectoría, sin tener existencia legal como partido político nacional.

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No satisfecho con la reelección “continua”, se aumenta –sin razonamiento válidamente argumentado- el período presidencial de seis a siete años (Art. 230); y en el caso de la Fuerza Armada Nacional (Fuerza Armada Bolivariana”), quiere meter mano en los ascensos (Art. 236, numeral 7) desde subtenientes hasta generales en jefe, esa categoría que él mismo viene prostituyendo, desde que ascendió a ese rango a Lucas Rincón Romero, testigo excepcional, junto con el alto mando militar de la época, de su renuncia verbal al cargo de Presidente de la República, la madrugada del 12 de abril de 2002, cuando decidió entregarse a los generales alzados en Fuerte Tiuna, pidiendo la protección eclesial y política para él y su familia, para salir hacia el exterior, posiblemente hacia Cuba.

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Pero, además, en el numeral 6 del propuesto artículo 236, no le basta ser Comandante en Jefe de la Fuerza Armada sino que exige ejercer “Suprema Autoridad Jerárquica en todos sus Cuerpos, Componentes y Unidades”, una pretensión realmente cuartelera. ¿Para qué Asamblea Nacional? Así, quiere apoderarse total y definitivamente de la política y la estructura militar de la nación. Chávez no resiste la tentación de seguir minimizando las atribuciones de la Asamblea Nacional, cuya incapacidad colectiva le ha sido un estorbo, aún con la babosería de sus integrantes ante su poder omnímodo.

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En el propuesto artículo 236, Chávez se autoasigna las siguientes responsabilidades, sin intervención alguna del parlamento:

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3. Crear las Provincias Federales, Territorios Federales y/o Ciudades Federales…

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4. Nombrar al 1er. Vicepresidente, los Vicepresidentes y Ministros…

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5. Celebrar y ratificar tratados internacionales.

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13. Negociar los empréstitos nacionales.

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14. Celebrar contratos de interés nacional.

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19. Formular el Plan Nacional de Desarrollo y dirigir su ejecución.

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21. Fijar el número, organización y competencia de los Vicepresidencias, ministerios y otros organismos…

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CONSEJO DE ESTADO: UN PARAPETOEl “Consejo de Estado” previsto en los vigentes artículos 251 y 252 constitucionales, es prácticamente convertido en un parapeto. Excluye al representante de los gobernadores estadales, sus decisiones no son vinculantes y junto a las cabezas de los Poderes Públicos será integrado por “las personas que el Presidente de la República considere necesario”.

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CATEGORÍAS SIN SUSTENTO
El bodrio constitucional de Chávez tiene elementos tan vagos y sin sustento conceptual o jurídico, como: “principios de la economía socialista” (Art. 300); “fines esenciales del Estado Socialista”, “objetivos superiores del Estado Socialista”, “la mayor suma de felicidad posible para todo el pueblo” (Art. 318); “la construcción del socialismo” (Art. 70); “medios de producción socialista” (Art. 184); “ordenación sustentable de las tierras de vocación agrícola” (Art. 307). También habla de “Misión Distrital” y “Misión Local” (Art. 11).

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MANOTAZO CONTRA EL BCV
La autonomía del Banco Central de Venezuela es pulverizada. Chávez quiere manejar directamente las divisas. Prácticamente, el BCV quedaría, según el bodrio constitucional, como una oficina monetaria del gobierno, lo que impediría el más mínimo control sobre las políticas económicas y financieras gubernamentales, al tiempo de entregarle peligrosamente el control monetario del sistema económico nacional (Art. 318, 320 y 321).

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A fin de cuentas, ya en el artículo 236, sobre las atribuciones del Presidente de la República , se incluye en el numeral 12, el “Establecimiento y regulación de la política monetaria”, sin anestesia.

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PODER POPULAR
La gran novedad del bodrio, viene siendo el novísimo “Poder Popular” (Art. 136, 141 y 156), estrechamente vinculado con la “nueva geografía del poder” (Art. 11 y 18). Hacen un conjunto de imprecisiones que apunta a la disminución de competencias de Estados y Municipios, supuestamente a favor de las comunidades en dependencia del poder central; reentroniza la figura de un Distrito Federal indefinido y seguramente con gobernador nombrado a dedo (como en la Cuarta República ); y da paso al poder omnímodo de Chávez, bajo la vergonzante ley habilitante que le cedió la Asamblea Nacional.

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DEMAGOGIA LABORAL
Chávez no dejó de incluir señuelos sociales: la jornada laboral de seis horas (Art. 90) y el “Fondo de estabilidad social para trabajadores y trabajadoras por cuenta propia” (Art. 87). Ninguno de los dos importantes aspectos deben estar a nivel constitucional. El primero, por su inflexibilidad para el caso venezolano, ya que el aparato productivo nacional es diverso y, sobre todo, desigual, cuyos sectores tienen disímiles capacidades de respuesta, y habría que calcular los efectos negativos de una abrupta reducción del 25% de la jornada laboral, de ocho a seis horas diarias. Y el segundo, porque bastaría con una resolución del Consejo de Ministros, para la creación de un fondo tal, con el cual todo el país estaría de acuerdo si se le dota de recursos, sana administración y eficacia gerencial.

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¿POR QUÉ TANTO APURO?La improvisación del presidente Hugo Chávez es notoria, con su bodrio constitucional. Entre gallos y media noche, decidió llevar el proyecto a la Asamblea Nacional , sin mirar en formas ni contenidos. Quiso maquillarlo con un largísimo discurso reiterativo de destellos épicos y citas dispersas de algunos personajes conocidos, desde Cristo hasta Fidel Castro y, claro, ¡Simón Bolívar!, nuestro querido y respetado Libertador, hombre de carne y hueso, con defectos, derrotas, grandes aciertos y ejecutorias históricas.

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Es verosímil la especulación de que lo hizo con la deliberada intención de opacar el grave impacto de la corrupción en PDVSA, evidenciada con el maletinazo de los 800 mil dólares pillados por agentes aduaneros argentinos en Buenos Aires, en manos de Guido Antonini Wilson y Daniel Uzcátegui Spetch, hijo del genere de PDVSA América, Diego Uzcátegui, hoy fuera del cargo. Es un nivel bastante pedestre.