La Reforma y el Movimiento Popular
Por: Grupo de Estudio y Trabajo “Pueblo y Conciencia”
Lograr la parálisis del movimiento popular ha sido y continúa siendo un punto estratégico para lograr consolidar los planes que el capitalismo viene desarrollando en Venezuela.
La díscola revolución que se inauguró en 1999 ha tenido, hasta ahora, un gran éxito en las diferentes formas en las que han lanzado al pueblo a organizarse desde las órdenes emanadas del verbo “mágico” del líder, todas nacen creyendo que les llegó la hora de “como que si” están participando y protagonizando luchas y batallas que conducirán a la construcción de una verdadera y eficaz revolución que se enfrenta al imperialismo norteamericano protagonizado por el maligno mister danger.
Lograr la parálisis del movimiento popular ha sido y continúa siendo un punto estratégico para lograr consolidar los planes que el capitalismo viene desarrollando en Venezuela.
La díscola revolución que se inauguró en 1999 ha tenido, hasta ahora, un gran éxito en las diferentes formas en las que han lanzado al pueblo a organizarse desde las órdenes emanadas del verbo “mágico” del líder, todas nacen creyendo que les llegó la hora de “como que si” están participando y protagonizando luchas y batallas que conducirán a la construcción de una verdadera y eficaz revolución que se enfrenta al imperialismo norteamericano protagonizado por el maligno mister danger.
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Con el mismo ímpetu de su surgimiento fenecen, ignoradas y expulsadas por innecesarias al final de las ficticias, imaginarias y alucinantes epopeyas donde han combatido. Desde los ya olvidados círculos bolivarianos, unidades de batalla electoral, etc. hasta la organización de lo que esta “revolución” concretiza como pueblo en armas, es decir la reserva, son componendas organizadas desde arriba que sólo han servido a los intereses del gran “jefe”.
Todas estas organizaciones son formas impuestas que han tenido como fin constituir el contexto donde puede desplegar las líneas de acción dirigidas a la captura de cualquier forma originaria de organización autónoma fuera de su control.
El estado, a través de las constituciones, siempre ha encontrado la forma de manipular y trastocar los mecanismos de participación popular (para citar un ejemplo tenemos la actual Ley de los Consejos Comunales).
¿Qué se busca con esta reforma?
El capital, que sostiene al Estado, busca a través de esta reforma impulsada por el actual gobierno, legitimar constitucionalmente la manipulación y subordinación del movimiento popular para terminar de asfixiar todo tipo de organización popular autónoma … una vieja aspiración del Estado para responder plenamente y a sus anchas a los intereses que explican su existencia.
¿Cómo lo consigue?
El Estado crea y define las organizaciones de poder popular, les da rango constitucional y les dice que no hace falta que vayan a elecciones, garantizando que cualquier forma de organización no conveniente a sus intereses pueda ser criminalizada y perseguida por atentar contra el Estado, en íntima conexión con la Ley Antiterrorista.
Todo tipo de organización vecinal, comunal, social, etc de la más humilde barriada será tutelada por el estado y sólo de él emanarán las directrices a las que estas organizaciones deberán ceñirse.
Esta reforma, cristalizará el gran sueño de convertir al país en el gran batallón que sólo obedecerá las órdenes supremas bajo la guía del gran líder, cumpliendo así, la oferta hecha al capital después del referéndum presidencial: “este gobierno garantiza la gobernabilidad del país como ninguno y la estabilidad del mercado petrolero” (cumpliendo la mayor aspiración del gran capital), esto no es otra cosa que el ininterrumpido flujo petrolero “seguro y confiable” hacia el mercado norteamericano, parte fundamental del capital corporativo petrolero internacional, cuya careta en el norte está representada por “mister danger”, monstruo imperial de papel contra el que se levantan las legiones de la revolución bolivariana.
La paralización del movimiento popular está concentrada principalmente en los artículos 70, 136, 168 y 184 de esta reforma.
En conclusión, las formas de organización del pueblo siempre han surgido como resultado de determinadas luchas sin más normas que las que establezcan la solidaridad y los objetivos comunes, ahora, el estado sin más lucha que la necesidad de hacerse defender e imponer los intereses del capital, crea vía decretos, organizaciones pro Estado desprovistas de toda autonomía.
Con el mismo ímpetu de su surgimiento fenecen, ignoradas y expulsadas por innecesarias al final de las ficticias, imaginarias y alucinantes epopeyas donde han combatido. Desde los ya olvidados círculos bolivarianos, unidades de batalla electoral, etc. hasta la organización de lo que esta “revolución” concretiza como pueblo en armas, es decir la reserva, son componendas organizadas desde arriba que sólo han servido a los intereses del gran “jefe”.
Todas estas organizaciones son formas impuestas que han tenido como fin constituir el contexto donde puede desplegar las líneas de acción dirigidas a la captura de cualquier forma originaria de organización autónoma fuera de su control.
El estado, a través de las constituciones, siempre ha encontrado la forma de manipular y trastocar los mecanismos de participación popular (para citar un ejemplo tenemos la actual Ley de los Consejos Comunales).
¿Qué se busca con esta reforma?
El capital, que sostiene al Estado, busca a través de esta reforma impulsada por el actual gobierno, legitimar constitucionalmente la manipulación y subordinación del movimiento popular para terminar de asfixiar todo tipo de organización popular autónoma … una vieja aspiración del Estado para responder plenamente y a sus anchas a los intereses que explican su existencia.
¿Cómo lo consigue?
El Estado crea y define las organizaciones de poder popular, les da rango constitucional y les dice que no hace falta que vayan a elecciones, garantizando que cualquier forma de organización no conveniente a sus intereses pueda ser criminalizada y perseguida por atentar contra el Estado, en íntima conexión con la Ley Antiterrorista.
Todo tipo de organización vecinal, comunal, social, etc de la más humilde barriada será tutelada por el estado y sólo de él emanarán las directrices a las que estas organizaciones deberán ceñirse.
Esta reforma, cristalizará el gran sueño de convertir al país en el gran batallón que sólo obedecerá las órdenes supremas bajo la guía del gran líder, cumpliendo así, la oferta hecha al capital después del referéndum presidencial: “este gobierno garantiza la gobernabilidad del país como ninguno y la estabilidad del mercado petrolero” (cumpliendo la mayor aspiración del gran capital), esto no es otra cosa que el ininterrumpido flujo petrolero “seguro y confiable” hacia el mercado norteamericano, parte fundamental del capital corporativo petrolero internacional, cuya careta en el norte está representada por “mister danger”, monstruo imperial de papel contra el que se levantan las legiones de la revolución bolivariana.
La paralización del movimiento popular está concentrada principalmente en los artículos 70, 136, 168 y 184 de esta reforma.
En conclusión, las formas de organización del pueblo siempre han surgido como resultado de determinadas luchas sin más normas que las que establezcan la solidaridad y los objetivos comunes, ahora, el estado sin más lucha que la necesidad de hacerse defender e imponer los intereses del capital, crea vía decretos, organizaciones pro Estado desprovistas de toda autonomía.
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