LA EDUCACION: DISENSO FÈRTIL
Por: Abraham Gómez R.
La educación es una necesidad humana, subjetiva, personal, que únicamente es dable entre humanos. Solo entre Seres humanos. La educación abre la mente, motiva, promueve y alienta la conciencia critica; crea y recrea conocimientos, proyecta un modo de ser, de exteriorización actitudinal, de aprehender la realidad, de fraguar elucidaciones teóricas, de explicaciones de la vida en tanto posibilidad de existir….si, todo condicionado a estar en plena libertad.
Exactamente lo contrario, y en sentido restringidor se ubica el adoctrinamiento o la indoctrinación. A través de estas prácticas se manejan actividades invariables, conductas inmutables, formas dogmáticas de pensar y apreciar; hay una predisposición a callar, a volverse una nadería, cerrada. Tal comportamiento conlleva a aceptar de modo acrìtico, irrespondido, un orden, una linealidad. Los conocimientos son tramposas categorías, vueltas prescripciones y asfixiantes normatividades.
Es verdad que”las palabras no son neutras”, quien dijo que estas eran asépticas, impolutas. Ellas están teñidas, bañadas de una inescurrible carga y fuerza axiológica….tienen en si misma una constelación de valores. Señaladamente, esa manera sentenciadora que tenemos los humanos para valorar las cosas, los hechos, los procedimientos, y a nosotros mismos. En ese idéntico carácter las ideologías, constituidas como cuerpo de nociones, con propicios significantes que responden a un sustrato prelògico, alimentan nuestras creencias. Esas ideologías están atravesadas por el interés histórico de quienes detentan, para la dominación, el poder.
Si lo decimos con Freire, ciertamente, la educación es una práctica para la libertad, también para la concienciación. Pero desde la escuela (entendida en amplitud) suelen desplegarse abominables ejercicios cuyo telos (intencionalidad) es la dominaciòn, la domesticación y el sometimiento; para lo cual infiltran o instilan la ideología como doctrina.
El maestro acrílico se convierte en un agente-sujeto reproductor de constructos ideologizantes. Esta manifestación constituye para el una rutina subliminal. Asì, de ese modo automatista, participa en el proceso educativo.
Los indoctrinantes que administran hoy la educación en nuestro país procuran también alcanzar “el hombre nuevo” al que recurren las satrapìas totalitarias en la búsqueda de un ser humano diseñado para que responda a sus intereses ideológicos. Más que un Hombre Nuevo espiritual, redignificado en los valores trascendentales de: libertad, pluralidad, respeto al disenso, solidaridad, superación responsable; en estos ideólogos lo que anida son unas inmensas ganas de lograrse la reencarnación del hombre nuevo nietzscheano, del Zaratustra, proclamado luego de enarbolar la muerte de Dios. Será por lo que no escatiman los más abyectos epítetos para pretender la descalificación de las autoridades eclesiásticas venezolanas, y recurrentemente a la feligresía católica. Con ese impulso depredador arremeten contra todo vestigio de idea antagónica. Esencialmente aspiran el aniquilamiento de la Universidad, de su institucionalidad autonómica, porque son espacios donde aflora el pensamiento plural, el discernimiento; porque en tales ambientes hay una permanente germinación y cultivo de ideas.
Al admitir que la educación es un acto eminentemente alcanzable entre humanos para la transmisión de información, la instrucción de contenidos disciplinares; también en el acto de educar queda implícito un desanudado intercambio de valores (la dimensión axiológica de los seres humanos) con los cuales el educando configura su personalización y al propio tiempo adquiere elementos sustantivos para su socialización. Convivencia con los otros. Esa vinculación proxémica que construye un nosotros. Y no será precisamente el resentimiento social de quienes rigen las Políticas educativas del Estado, que solidifique lo que le corresponde a los seres humanos, por extensión a la familia, a la escuela y a la sociedad.
Etiquetas: Educacion indoctrinamiento
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home