El presidente Chávez y RCTV
Por: Manuel Isidro Molina
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El 17 de diciembre de 2006, planteamos en esta columna la posibilidad cierta de lo que el presidente Hugo Chávez anunciara el 28 de ese mismo mes, desde Fuerte Tiuna, rodeado de oficiales generales y almirantes de la Fuerza Armada Nacional: el cierre de las transmisiones abiertas de Radio Caracas Televisión, medida que a final de mayo cumplirá su primer año.
Esa absurda y antidemocrática medida fue impuesta desde Miraflores, contrariando el sentir de más del ochenta por ciento de la población venezolana, independientemente de su militancia política o filiación ideológica. Fue un autogol del Jefe del Estado, quien hasta hoy no ha podido justificar ese zarpazo, cuyas consecuencias están sufriendo él y su gobierno.
La UNESCO acaba de celebrar el “Día Mundial de la Libertad de Prensa”, el pasado sábado 3 de mayo. La tendencia internacional apunta a un cada vez mayor flujo de informaciones, partiendo de la pluralidad de medios que garantice la libertad de expresión de los ciudadanos y el acceso a las fuentes informativas, rasgo esencial, definitorio, de la democracia contemporánea. A contracorriente, la burocracia gubernamental venezolana sigue anclada en su enmohecida tesis de “hegemonía comunicacional” impuesta desde el gobierno.
Durante este mes de la libertad de expresión y el derecho a la información, a nivel mundial, el presidente Hugo Chávez tiene la posibilidad de enmendar su grave error. Un simple gesto suyo basta para que la burocracia de CONATEL emita una resolución a favor de los derechos inalienables de RCTV a seguir llegando directamente a los hogares venezolanos. Es una exigencia popular y cultural, un derecho del pueblo soberano. No es una dádiva presidencial.
El 17 de diciembre de 2006, planteamos en esta columna la posibilidad cierta de lo que el presidente Hugo Chávez anunciara el 28 de ese mismo mes, desde Fuerte Tiuna, rodeado de oficiales generales y almirantes de la Fuerza Armada Nacional: el cierre de las transmisiones abiertas de Radio Caracas Televisión, medida que a final de mayo cumplirá su primer año.
Esa absurda y antidemocrática medida fue impuesta desde Miraflores, contrariando el sentir de más del ochenta por ciento de la población venezolana, independientemente de su militancia política o filiación ideológica. Fue un autogol del Jefe del Estado, quien hasta hoy no ha podido justificar ese zarpazo, cuyas consecuencias están sufriendo él y su gobierno.
La UNESCO acaba de celebrar el “Día Mundial de la Libertad de Prensa”, el pasado sábado 3 de mayo. La tendencia internacional apunta a un cada vez mayor flujo de informaciones, partiendo de la pluralidad de medios que garantice la libertad de expresión de los ciudadanos y el acceso a las fuentes informativas, rasgo esencial, definitorio, de la democracia contemporánea. A contracorriente, la burocracia gubernamental venezolana sigue anclada en su enmohecida tesis de “hegemonía comunicacional” impuesta desde el gobierno.
Durante este mes de la libertad de expresión y el derecho a la información, a nivel mundial, el presidente Hugo Chávez tiene la posibilidad de enmendar su grave error. Un simple gesto suyo basta para que la burocracia de CONATEL emita una resolución a favor de los derechos inalienables de RCTV a seguir llegando directamente a los hogares venezolanos. Es una exigencia popular y cultural, un derecho del pueblo soberano. No es una dádiva presidencial.
Etiquetas: libertad de expresión
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