Economía Política del Atraso

Por: Orlando Ochoa

En el campo económico diversos gobiernos venezolanos se han inclinado recurrentemente a estrategias fallidas en cuanto a alcanzar objetivos nacionales de corto y largo plazo. El patrón de política económica desde 1974, luego de la elevación de los precios del petróleo, ha sido muy similar: aumento desordenado y poco productivo del gasto público, déficit fiscal y endeudamiento público, inflación, sostenida apreciación real del tipo de cambio (lo cual induce mayores importaciones y reduce las exportaciones no petroleras) y caída del crecimiento económico. ¿Por qué una clase política de origen civil o militar repite la esencia de los mismos errores económicos durante un tercio de siglo y dice esperar bajar la inflación y promover la diversificación económica? En realidad, probablemente se puede afirmar que no esperaban resultados distintos en cuanto al cambio de rumbo del país, sólo tenían objetivos menores, reducidos a los intereses de un grupo político (elecciones) o de los grupos económicos relacionados. El rentismo petrolero exacerbado por altos precios parece haber tenido un efecto nefasto en la conducta de los gobernantes venezolanos, al menos en términos del interés nacional, pues los llevó al conformismo (petrolero) sin tener perspectivas más distantes que la próxima elección.

Este patrón de conducta económica con orígenes políticos genera graves distorsiones en los incentivos a producir y también asegura los fracasos recurrentes en los planes para reducir la inflación. La incapacidad en el manejo adecuado de los ingresos petroleros ha dejado su huella negativa sobre la economía venezolana y la pobreza de su población. No ha permitido el desarrollo de patrones de comercio internacional distintos al petróleo, ha inducido bajos niveles de inversión privada y empleo productivo, pero ha mantenido fuertes estímulos a la corrupción publica y privada bajo precarias instituciones.

Sin definir una estrategia de desarrollo que enfrente esta situación y otros problemas educativos e institucionales, no hay concepción política que le pueda ser útil a Venezuela. No pudieron diversificar la base productiva de la economía venezolana a pesar de medio siglo de planes estatales con ese propósito. El mundo cambió desde entonces y en la edad del conocimiento el país sigue dependiendo de una materia prima. Se trata de un grave fracaso político y nacional.