BEIJING 2008: LA PARTICIPACIÓN & LA COMPETENCIA
La reacción de la sociedad venezolana frente a los resultados que arrojó nuestra delegación en Beijing 2008 oscila entre el silencio y la crítica en bajo perfil. Definitivamente, los resultados no nos convencen; pero expresar nuestra insatisfacción en forma imprudente e irresponsable podría lesionar nuestro capital deportivo, el cual necesitamos desarrollar para el futuro. Sin embargo, es indispensable determinar las responsabilidades de nuestras autoridades políticas y deportivas que nos llevaron a obtener sólo una medalla de bronce.
Ante esta triste realidad Hugo Chávez se escurrió diciendo que lo importante era participar. En otras palabras, para él no importa que nuestros atletas regresen a casa con las manos vacías, ya que ellos habían sido enviados a participar, y si por casualidad traían alguna medalla, era la ñapa. Este infeliz comentario del presidente constituye en primer lugar una ofensa a nuestros jóvenes deportistas porque ellos sí habían ido a Beijing con los ojos puestos en las medallas.
La participación en los juegos olímpicos es importante porque promueve la amistad y la paz entre los pueblos del planeta. Pero no sólo de participar se nutren los deportistas y los pueblos que los promueven. Las nuevas marcas y las medallas constituyen un objetivo tan importante como la participación. El número de medallas olímpicas se ha convertido, de alguna manera para cualquier país, en el reflejo de su nivel de desarrollo. Es más, Fidel Castro solía utilizar la posición que alcanzaba Cuba en las Olimpíadas como muestra del éxito de su socialismo sobre el capitalismo. En ese mismo sentido, el propio Hugo Chávez salió hace cuatro años en defensa de su tutor político al criticar la clasificación olímpica en función de las medallas de oro. En su lugar, propuso que fuera el número total de medallas. Malas noticias para él porque de aplicar ese criterio hoy, el “Imperio” y no China, estaría en el primer lugar de Beijing 2008. En todo caso, el presidente pretende alegremente despacharnos a todos los venezolanos sin aviso y sin protesto recurriendo a la coartada de la participación.
Es precisamente ahí donde aflora el punto a tocar frente a Chávez cuando trata de lanzar al cesto de la basura una categoría tan vital en el mundo de hoy. Esto es: la competencia. ¡No presidente! Es importante participar, pero también es importantísimo competir y ganar. Si tú insistes en restarle importancia al ganar, lo que estás estimulando es la mediocridad. Los venezolanos y los latinoamericanos no estamos solos en el planeta. Tampoco somos el ombligo del mundo. Éste también es habitado por muchos otros seres humanos que, al despertar cada mañana, piensan en ser mejores en el conocimiento, la ciencia, la tecnología, el deporte, la salud, la producción de bienes y servicios, y en general, en la calidad de vida. Léase bien: ser mejores.
Ser mejor puede referirse a uno mismo pero en general se refiere a una comparación con respecto a los demás. Para ser mejor que el otro hay que esforzarse, trabajar duro, ser constante y alcanzar la excelencia, entre otras cosas. En otras palabras, competir para ganar. Esto es: marcas, medallas y premios.
¡Presidente! Mira los saltos que ha dado China desde que Deng Xiao Ping introdujo en su sociedad categorías como la competitividad y la productividad.
¡Presidente! ¿Adonde nos habrás llevado tú cuando eso ocurra?
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