De terrateniente a icono revolucionario

Por: José Rafael López Padrino

El régimen a través de su poderosa maquinaria propagandística, se ha encargado de generar matrices de opinión y subproductos informativos destinados a consolidar su proyecto socialfascista a nivel Nacional e Internacional. La institucionalización de la mentira ha sido una de las características de este régimen pretoriano, algo muy propio de los proyectos de inspiración nazi-fascista. Producto del engaño, y de una gran la manipulación histórica, Manuel Zelaya un impostor de la más rancia derecha hondureña, ha sido transformado en un paradigma del sacrificio, de la lealtad, y de la lucha emancipadora Latino-americana.

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¿Pero quién es Manuel Zelaya? Este predicador trasnochado es un terrateniente, empresario agropecuario, con raíces conservadoras, proveniente de una de las familias más acaudaladas de Honduras, vinculada a repugnantes violaciones de los derechos humanos (masacre de Los Horcones), durante el Gobierno de facto del general Juan Alberto Melgar Castro, quien había llegado al poder por la vía golpista.

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Zelaya no ha sido ningún luchador social, pues durante décadas se dedicó a cimentar sus negocios madereros y ganaderos, hasta convertirse en 1987 en directivo del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP) y en presidente de uno de los gremios integrados en esta confederación patronal, la Asociación Nacional de Empresas Transformadoras de la Madera (ANETRAMA). Vale recordar, que durante este período Zelaya fue acusado en más de una oportunidad de sobreexplotar a sus trabajadores al pagarle míseros salarios, desconociendo sus beneficios sociales, además de depredar el ecosistema con sus lucrativos negocios madereros.

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Manuel Zelaya llegó a la Presidencia de la República (2005) apoyado por el partido Liberal de Honduras, agrupación política de derecha, en la cual militan importantes factores de la burguesía hondureña. Desde la presidencia, aunque censuraba determinados aspectos de la globalización y abogaba por la liberalización del comercio mundial, fue un firme defensor de los procesos de libre comercio multilateral y bilateral entre los países. Así, durante su mandato impulsó el tratado de libre comercio Centro Americano (CAFTA), suscribió Tratados de Libre Comercio (TLCs) con Taiwán, Panamá, y Colombia y fue un entusiasta defensor del proyecto desarrollista e integracionista del Plan Puebla-Panamá, liderizado por México.

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Zelaya desde la presidencia adelanto una política antiobrera, manifestada en numerosos conflictos con diversos sectores laborales, en especial con el colectivo de docentes, quienes protagonizaron marchas y huelgas en demanda de mejoras salariales, reivindicaciones que el Gobierno satisfizo parcialmente después de prolongadas luchas. Cegado por su ambición de permanecer en el poder (reelección) y de una mayor riqueza personal, Zelaya dio un giro inesperado en su política al adherir su gobierno al ALBA, y a Petrocaribe. Mediante estas incorporaciones recibió tractores como donaciones, préstamos blandos, así como hidrocarburos baratos (20.000 barriles de petróleos al día) con amplias facilidades de pago. A través de estas petroayudas bolivarianas, comenzó a implementar planes populistas con fines a su reelección, y se expandió el sector burgués agroindustrial al cual él pertenece, lo que generó contradicciones y enfrentamientos con las otras facciones no beneficiadas de la burguesía hondureña, representados en la Cámara de Comercio e Industrias de Tegucigalpa, la Asociación Nacional de Industriales de Honduras, y la Asociación Hondureña de Maquiladores (AHM), entre otras. Fricciones que adquirieron visos irreconciliables, lo que condujo a la intervención de las Fuerzas Armadas, y a la consumación de un golpe de Estado.

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Escuchar al tte coronel, y a los medios fascistas del Estado venezolano afirmar que el terrateniente Zelaya representa una opción revolucionaria, patriótica y anti-imperialista, refleja el carácter fraudulento y ruin del socialfascismo bolivariano, propio de los regimenes nazi-fascistas. Precisamente, Joseph Goebbels afirmaba: “Para convencer hay que afirmar, mentir y repetir.” Prueba de ello son los nauseabundos noticieros informativos de Telesur y VTV, especies tropicales de los “Sondermeldung” o “Notizie fascisti” (noticieros alemanes e italianos de la época nazi-fascista), ponderando las virtudes revolucionarias del terrateniente Zelaya, al extremo de compararlo con la figura del Presidente Salvador Allende, ejemplo de honestidad y consecuencia revolucionaria.