¿HASTA CUÁNDO HABRÁ QUE CALARSELA?
Por: Agustín Blanco Muñoz
Gráfica: Periodista atacada por grupos comunifachos
A la pregunta sobre el monstruoso Proyecto de Educación que el régimen ha decidido imponer, respondimos que eso era completamente normal. Lo anormal y sorprendente habría sido que el autoritarismo de claro corte dictatorial y firme vocación totalitaria, tuviera un comportamiento que lo llevase a actuar en atención a las aspiraciones e intereses del colectivo y con una visión democrática, creadora y trascendente.
Y esto es algo que no parece llegar al entendimiento de ‘las oposiciones’, a quienes el régimen vigente les señala de todas las formas y maneras que nada tienen que ver con democracia, y siguen reclamando comportamientos en base a esos postulados. La discusión es necesaria.
1.- En la actualidad vemos por todas partes una acción al detal de ‘las oposiciones’, que sólo sirve para contribuir a multiplicar las protestas contra el régimen, pero en ningún caso a enfrentarlo en sus desafueros. De allí que el mismo utilice ese comportamiento opositor para darse un barniz de amplitud democrática que se expresa en la proclamada existencia de una supuesta plena y total libertad.
2.- Oficialismo y oposiciones se dan entonces la mano en cuanto aquello de detentadores y aspirantes al poder. Hoy estás tú, mañana estaré yo. Nos alternaremos en el mando-poder y todo seguirá por el camino permitido. Una condición que establece un vínculo que les lleva a compartir reglas de juego y sobre todo a definir una conducta firme y coherente contra un enemigo común: esa parte importante de la mayoría que hoy rechaza a quienes considera como los monstruos que nos han conducido a la situación de ex-país que hoy padecemos.
3.- Cuando ‘las oposiciones’ enfrentan, por ejemplo, los proyectos de leyes sobre propiedad social, educación, elecciones, como expresiones dañinas para la sociedad, se produce una verdadera operación bomberos. Esto se explica y se considera válido en la lucha política.
4.- Pero cuando se convierte y limita la lucha política a ese enfrentar los pasos del régimen, se obvia su fundamento referido específicamente a su naturaleza y raíces. Se busca, simplemente, la oportunidad de volver al mando-poder, levantando la conocida bandera de “nuevos hombres y nuevos procedimientos y olvido del pasado”.
5.- Porque para nada interesa tocar el fondo del asunto, dado que eso podría alejar las posibilidades de los acuerdos, pactos o negociaciones que han normado la relación entre los poderes en ejercicio y los respetables aspirantes de cada ocasión.
6.- Y esta situación obliga a una concreción: las partes que hasta el presente han ejercido al mando-poder, no pueden permitir, por ninguna circunstancia, que el mismo pueda pasar a unas terceras manos o fuerzas.
7.- Luego del agotamiento del modelo punto-fijista y del modelo de la destrucción constituyente, que devino en socialista del siglo XXI, ha surgido un gran peligro: que se pueda estructurar una fuerza nueva, con la capacidad, contenido y perspectivas propias del colectivo.
8.- Hay que tener en cuenta que esta es la gran novedad de este tiempo. Atrás comienza a quedarse el cuadro del tradicional frente constituido por gobernantes y opositores que se turnan. Aquí hoy nos conseguimos con que una buena parte de la población ha llegado a la convicción de que su porvenir no puede estar unido a los polos que de alguna manera refieren la destrucción de Venezuela y la instalación de un ex-país.
9.- Y es gente que tiene hoy la certeza de que estamos ante un padecimiento que no se quedará en esa condición. De esta destrucción-caos, de lo que hoy se nos presenta como una realidad tomada por todas las miserias, saldrá un tiempo-espacio-hombre, una realidad humano-material sobre la cual se va a desarrollar una historia bien alejada de la pesadilla que hoy nos toca padecer.
10.- Por ello hemos mantenido y mantenemos que no procede hoy la angustia, la impaciencia y la autodestrucción. Es necesario entender y actuar en dirección a organizar los pasos del colectivo y ponerlos a mirar en dirección a la realización de una nueva historia.
11.- Y cuando una y otra vez se nos pregunta por el qué hacer ante el cuadro que vivimos, tenemos que insistir en que ya no valen las ‘fórmulas mágicas y mesiánicas’ que dispuso el positivismo como trasfondo de la historia de la perversión que hasta ahora ha controlado y regido a las mayorías.
12.- El colectivo está llamado a crear e innovar, planificar y construir. Atrás tiene que quedar la acción destructiva, el caos impulsado por quien viene a reclamar y ocupar el lugar del último caudillo de la imposición, el autoritarismo y la destrucción, aun revestida de ‘orden, paz, y progreso’ como reza el mismo credo positivista, siempre atento a la acción a favor del mantenimiento del orden, el entendimiento y la capacidad de negociación.
13.- Esto quiere decir que ha llegado la hora de la ruptura-deslinde. Porque en la gente no existe hoy disposición para mantenerse o volver al pasado representado por dos fuerzas supuestamente antagónicas, a las que une la militancia en un presente que la propia concepción de la historia que sustentan convierte rápidamente en pasado.
14.- Mientras, el colectivo mira específicamente al porvenir porque sabe que allí está su realización. Y esta conciencia es la que crea la gran posibilidad de cambio histórico profundo en estos tiempos. Ha llegado un momento crucial en el cual se debate sobre el fin de la rotación del mando-poder conocido hasta hoy.
15.- Porque hay una mayoría que decidió no avalar el juego y disfrute de los monstruos y trazar nuevos parámetros para hacer una historia de verdaderos humanos individuales con capacidad para alcanzar la condición de colectivo creador, solidario y trascendente
16.- Pero el momento no deja de ser preocupante para quienes han vivido toda la vida de los favores del colectivo y hoy lo ven en posición de alzar vuelo, con una decisión cada vez más firme de ponerse por encima de las pandillas populistas dirigentes de las llamadas cuarta o quinta república y colocarse en el camino hacia una historia diferente, no para vejar, perseguir o humillar a nadie sino para sembrar himnos de esperanza y libertad.
17.- Esto pone de manifiesto que para ese sector, que los encuestadores registran como “neutrales”, está cada día más claro que las repúblicas aquí, a lo largo de 200 años, han servido directa y específicamente a todos los credos y posiciones que hacen de la infamia su máxima credencial.
18.- Cualquier rotación de esas ‘instituciones’ y sus representantes conducirá irremisiblemente a la reproducción del mismo liberal-positivismo que llena nuestra ‘historia independentista’. Indispensable entonces una precisión: o definimos en tanto colectivo una política de y para la sociedad o veremos aumentar de manera vertiginosa la maquinaria de violencia y destrucción en que se ha convertido a este ex país.
19.- Convocamos a hacer una historia en la cual el hambre deje de ser el punto de partida del padecimiento y muerte de una buena parte de un colectivo que, en esta fecha de grandes inversiones en la exportación de la revolución petrodolarizada y bolivariana, obliga a sus mujeres a parir sus hijos directamente en la calle de la intemperie y la más profunda mengua.
20.- Y conste que no proponemos el advenimiento de un tiempo de nuevas imposiciones en nombre de una “nueva revolución”. Simplemente apostamos a la implantación de una sociedad que le dé posibilidades a la vida. Y esto implica, exige y determina un deslinde radical con todo lo que signifique destrucción.
Ese no puede ser el camino deseado. Por ahí no debería estar la cosa central de esta historia. Pero tampoco puede soslayarse la inmensa y creciente pregunta del colectivo: ¿Hasta cuándo tendremos que calárnosla?
Gráfica: Periodista atacada por grupos comunifachos
A la pregunta sobre el monstruoso Proyecto de Educación que el régimen ha decidido imponer, respondimos que eso era completamente normal. Lo anormal y sorprendente habría sido que el autoritarismo de claro corte dictatorial y firme vocación totalitaria, tuviera un comportamiento que lo llevase a actuar en atención a las aspiraciones e intereses del colectivo y con una visión democrática, creadora y trascendente.
Y esto es algo que no parece llegar al entendimiento de ‘las oposiciones’, a quienes el régimen vigente les señala de todas las formas y maneras que nada tienen que ver con democracia, y siguen reclamando comportamientos en base a esos postulados. La discusión es necesaria.
1.- En la actualidad vemos por todas partes una acción al detal de ‘las oposiciones’, que sólo sirve para contribuir a multiplicar las protestas contra el régimen, pero en ningún caso a enfrentarlo en sus desafueros. De allí que el mismo utilice ese comportamiento opositor para darse un barniz de amplitud democrática que se expresa en la proclamada existencia de una supuesta plena y total libertad.
2.- Oficialismo y oposiciones se dan entonces la mano en cuanto aquello de detentadores y aspirantes al poder. Hoy estás tú, mañana estaré yo. Nos alternaremos en el mando-poder y todo seguirá por el camino permitido. Una condición que establece un vínculo que les lleva a compartir reglas de juego y sobre todo a definir una conducta firme y coherente contra un enemigo común: esa parte importante de la mayoría que hoy rechaza a quienes considera como los monstruos que nos han conducido a la situación de ex-país que hoy padecemos.
3.- Cuando ‘las oposiciones’ enfrentan, por ejemplo, los proyectos de leyes sobre propiedad social, educación, elecciones, como expresiones dañinas para la sociedad, se produce una verdadera operación bomberos. Esto se explica y se considera válido en la lucha política.
4.- Pero cuando se convierte y limita la lucha política a ese enfrentar los pasos del régimen, se obvia su fundamento referido específicamente a su naturaleza y raíces. Se busca, simplemente, la oportunidad de volver al mando-poder, levantando la conocida bandera de “nuevos hombres y nuevos procedimientos y olvido del pasado”.
5.- Porque para nada interesa tocar el fondo del asunto, dado que eso podría alejar las posibilidades de los acuerdos, pactos o negociaciones que han normado la relación entre los poderes en ejercicio y los respetables aspirantes de cada ocasión.
6.- Y esta situación obliga a una concreción: las partes que hasta el presente han ejercido al mando-poder, no pueden permitir, por ninguna circunstancia, que el mismo pueda pasar a unas terceras manos o fuerzas.
7.- Luego del agotamiento del modelo punto-fijista y del modelo de la destrucción constituyente, que devino en socialista del siglo XXI, ha surgido un gran peligro: que se pueda estructurar una fuerza nueva, con la capacidad, contenido y perspectivas propias del colectivo.
8.- Hay que tener en cuenta que esta es la gran novedad de este tiempo. Atrás comienza a quedarse el cuadro del tradicional frente constituido por gobernantes y opositores que se turnan. Aquí hoy nos conseguimos con que una buena parte de la población ha llegado a la convicción de que su porvenir no puede estar unido a los polos que de alguna manera refieren la destrucción de Venezuela y la instalación de un ex-país.
9.- Y es gente que tiene hoy la certeza de que estamos ante un padecimiento que no se quedará en esa condición. De esta destrucción-caos, de lo que hoy se nos presenta como una realidad tomada por todas las miserias, saldrá un tiempo-espacio-hombre, una realidad humano-material sobre la cual se va a desarrollar una historia bien alejada de la pesadilla que hoy nos toca padecer.
10.- Por ello hemos mantenido y mantenemos que no procede hoy la angustia, la impaciencia y la autodestrucción. Es necesario entender y actuar en dirección a organizar los pasos del colectivo y ponerlos a mirar en dirección a la realización de una nueva historia.
11.- Y cuando una y otra vez se nos pregunta por el qué hacer ante el cuadro que vivimos, tenemos que insistir en que ya no valen las ‘fórmulas mágicas y mesiánicas’ que dispuso el positivismo como trasfondo de la historia de la perversión que hasta ahora ha controlado y regido a las mayorías.
12.- El colectivo está llamado a crear e innovar, planificar y construir. Atrás tiene que quedar la acción destructiva, el caos impulsado por quien viene a reclamar y ocupar el lugar del último caudillo de la imposición, el autoritarismo y la destrucción, aun revestida de ‘orden, paz, y progreso’ como reza el mismo credo positivista, siempre atento a la acción a favor del mantenimiento del orden, el entendimiento y la capacidad de negociación.
13.- Esto quiere decir que ha llegado la hora de la ruptura-deslinde. Porque en la gente no existe hoy disposición para mantenerse o volver al pasado representado por dos fuerzas supuestamente antagónicas, a las que une la militancia en un presente que la propia concepción de la historia que sustentan convierte rápidamente en pasado.
14.- Mientras, el colectivo mira específicamente al porvenir porque sabe que allí está su realización. Y esta conciencia es la que crea la gran posibilidad de cambio histórico profundo en estos tiempos. Ha llegado un momento crucial en el cual se debate sobre el fin de la rotación del mando-poder conocido hasta hoy.
15.- Porque hay una mayoría que decidió no avalar el juego y disfrute de los monstruos y trazar nuevos parámetros para hacer una historia de verdaderos humanos individuales con capacidad para alcanzar la condición de colectivo creador, solidario y trascendente
16.- Pero el momento no deja de ser preocupante para quienes han vivido toda la vida de los favores del colectivo y hoy lo ven en posición de alzar vuelo, con una decisión cada vez más firme de ponerse por encima de las pandillas populistas dirigentes de las llamadas cuarta o quinta república y colocarse en el camino hacia una historia diferente, no para vejar, perseguir o humillar a nadie sino para sembrar himnos de esperanza y libertad.
17.- Esto pone de manifiesto que para ese sector, que los encuestadores registran como “neutrales”, está cada día más claro que las repúblicas aquí, a lo largo de 200 años, han servido directa y específicamente a todos los credos y posiciones que hacen de la infamia su máxima credencial.
18.- Cualquier rotación de esas ‘instituciones’ y sus representantes conducirá irremisiblemente a la reproducción del mismo liberal-positivismo que llena nuestra ‘historia independentista’. Indispensable entonces una precisión: o definimos en tanto colectivo una política de y para la sociedad o veremos aumentar de manera vertiginosa la maquinaria de violencia y destrucción en que se ha convertido a este ex país.
19.- Convocamos a hacer una historia en la cual el hambre deje de ser el punto de partida del padecimiento y muerte de una buena parte de un colectivo que, en esta fecha de grandes inversiones en la exportación de la revolución petrodolarizada y bolivariana, obliga a sus mujeres a parir sus hijos directamente en la calle de la intemperie y la más profunda mengua.
20.- Y conste que no proponemos el advenimiento de un tiempo de nuevas imposiciones en nombre de una “nueva revolución”. Simplemente apostamos a la implantación de una sociedad que le dé posibilidades a la vida. Y esto implica, exige y determina un deslinde radical con todo lo que signifique destrucción.
Ese no puede ser el camino deseado. Por ahí no debería estar la cosa central de esta historia. Pero tampoco puede soslayarse la inmensa y creciente pregunta del colectivo: ¿Hasta cuándo tendremos que calárnosla?
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home