POCO PAN Y MUCHAS ARMAS

Por: Freddy Siso - Cineasta
Correo: sisofre@yahoo.com

Si de algo he de sentirme orgulloso como venezolano, es de ese hito militar logrado ante el enemigo: tumbarle dos pasarelas colgantes de madera que usaban los pobladores de uno y otro lado del río Táchira (dicen las malas lenguas, que esas eran las principales vías del narcotráfico y los paracos). Ante tamaña hazaña, Uribe corrió despavorido a guarecerse en su bunker a hacer silencio, y del imperio ni se diga: un poquito más, y del susto, casi renuncian a la utilización de las bases militares en territorio colombiano… Estaban chorreados.

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La efectiva acción de nuestra gloriosa Guardia Nacional Bolivariana en la voladura de ambos parapetos -versiones extraoficiales dicen que vendrán nuevas acciones- fue certera.

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Por tal proeza, no nos cabe sino preguntarnos: qué le podrá ocurrir al enemigo, si llegan a enfrentar a nuestras valerosas, aguerridas, experimentadas, honestas, intrépidas, valientes e invencibles tropas bolivarianas, guiadas -seguro estoy- magistralmente por su Comandante en Jefe... ¡Una pelusa!

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Si en la guerra de Irak, se implementó La Madre de Todas las Guerras, aquí el Teniente Coronel decretó La guerra de los Cien Años. Eso ha provocado, que tanto gringos como colombianos, estén pensando en mudar al hermano país, lejos de tal amenaza. Además, saben que las FARC y el ELN, se pondrán a nuestro servicio, así como los millones de colombianos nacionalizados con premura, que viven en un lado y otro de la frontera. Otra pelusa.

.A lo más que temen los militares gringos y colombianos, a parte de la comandancia del Teniente Coronel, es a la milicia, a ese “pueblo en armas”, entrenado a imagen y semejanza del ejercito de Saddam Hussein. Ya se les puede ver por las calles, dirigiendo el tránsito, pidiéndole papeles a cualquier joven desempleado o resguardando los camiones de PDVAL, amen de hoteles o entidades bancarias rojas rojitas.

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Otro elemento fundamental con que cuenta “la patria socialista”, es con la gran experiencia en combate y liderazgo, de nuestros generales, coroneles y comandantes; no existen militares con más experiencia guerrerista en todo el continente americano… Báileme ese trompo en l’uña.

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Con tales virtudes, podemos sentirnos tranquilos ante una posible guerra; no corremos ningún riesgo: no se perderá una vida y mucho menos un centímetro de nuestro territorio o riqueza. Eso sí, siempre que contemos con la dirección táctica y militar de nuestro inmaculado, impoluto, transparente y virginal Teniente Coronel. No hay duda: los estados Apure, Táchira y Zulia, el Río Orinoco, el Golfo de Venezuela, las refinerías y hasta nuestras fabricas de chimó, todo estará seguro y resguardado, como lo está hoy nuestra prospera economía, la industria toda -desde Guayana a Maracaibo- nuestra seguridad agroalimentaria, la Identidad Nacional y la Constitución Bolivariana.

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Dios salve a nuestro comandante. Patria o Muerte… Correremos.