Socialismo y Comunismo
Por: Orlando Ochoa P.
El Universal (Ven)
Correo: orlandoochoa@hotmail.com
Twitter: @OrlandoOchoa
Desde principios del 2007 el presidente Hugo Chávez anunció un proceso de transición socialista con cinco motores – Ley Habilitante, Reforma Constitucional, moral y luces con valores socialistas, nueva geometría del poder, explosión del poder comunal – que apuntaba a instaurar una economía socialista-marxista y vida en comunas comunistas, fuera de la Constitución (el intento de cambio de fondo bajo supuesta “reforma” fue rechazado en Referéndum).
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Lo novedoso del comunismo del siglo XXI, respecto a los proyectos anteriores fue usar el alto ingreso estatal petrolero para engañar al pueblo: el gasto social y misiones sólo es posible en socialismo, imponer cambios ilegales y pagar algunas expropiaciones, las cuales ya pasaron a ser confiscaciones. También permitir el saqueo del tesoro nacional a bandas de los llamados boliburgueses aliados con militares, muchos provenientes del golpe de estado de 1992 organizado por el MBR200, e izquierdistas cínicos dedicados a turbios negociados.
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El socialismo marxista del siglo XX, comunismo desenterrado, como le es usual, tiene un solo jefe iluminado de la revolución, único intérprete de las leyes, la historia y sin control de otra institución pública; quien también representa un movimiento nacionalista militar, combinación que toma prestado del nacional-socialismo. El bando marxista tomó el mando desde principios del 2010 con anuencia de Presidente, y ahora se dispone a atropellar la democracia que ideológicamente define como “institucionalidad burguesa”. No creen sino en democracia clientelar y uso ideológico-partidista de los recursos del Estado, además, se burlan de rendir cuentas al país.
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Las empresas estatales ya tomaron la mecánica letal de la planificación central del socialismo-marxista fracasado: apropiación de su excedente de flujo de caja por el gobierno, salida de capital humano especializado, entrada de fichas partidistas, nómina inflada con afiliados, falta de mantenimiento y actualización tecnológica, caída de producción y calidad. Sin haber llegado el sistema socialista de comunas, en forma precoz impusieron la perversa estructura de incentivos que degrada al Estado y a la democracia venezolana.
El Universal (Ven)
Correo: orlandoochoa@hotmail.com
Twitter: @OrlandoOchoa
Desde principios del 2007 el presidente Hugo Chávez anunció un proceso de transición socialista con cinco motores – Ley Habilitante, Reforma Constitucional, moral y luces con valores socialistas, nueva geometría del poder, explosión del poder comunal – que apuntaba a instaurar una economía socialista-marxista y vida en comunas comunistas, fuera de la Constitución (el intento de cambio de fondo bajo supuesta “reforma” fue rechazado en Referéndum).
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Lo novedoso del comunismo del siglo XXI, respecto a los proyectos anteriores fue usar el alto ingreso estatal petrolero para engañar al pueblo: el gasto social y misiones sólo es posible en socialismo, imponer cambios ilegales y pagar algunas expropiaciones, las cuales ya pasaron a ser confiscaciones. También permitir el saqueo del tesoro nacional a bandas de los llamados boliburgueses aliados con militares, muchos provenientes del golpe de estado de 1992 organizado por el MBR200, e izquierdistas cínicos dedicados a turbios negociados.
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El socialismo marxista del siglo XX, comunismo desenterrado, como le es usual, tiene un solo jefe iluminado de la revolución, único intérprete de las leyes, la historia y sin control de otra institución pública; quien también representa un movimiento nacionalista militar, combinación que toma prestado del nacional-socialismo. El bando marxista tomó el mando desde principios del 2010 con anuencia de Presidente, y ahora se dispone a atropellar la democracia que ideológicamente define como “institucionalidad burguesa”. No creen sino en democracia clientelar y uso ideológico-partidista de los recursos del Estado, además, se burlan de rendir cuentas al país.
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Las empresas estatales ya tomaron la mecánica letal de la planificación central del socialismo-marxista fracasado: apropiación de su excedente de flujo de caja por el gobierno, salida de capital humano especializado, entrada de fichas partidistas, nómina inflada con afiliados, falta de mantenimiento y actualización tecnológica, caída de producción y calidad. Sin haber llegado el sistema socialista de comunas, en forma precoz impusieron la perversa estructura de incentivos que degrada al Estado y a la democracia venezolana.
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