CORROMPE Y DOMINARAS…. EL VALOR DEL VOTO, A BOCA DE URNA
Por: Natali Vásquez
“Cuando un hombre ha llegado a un punto tal de corrupción que no tiene aún la conciencia de su perversidad, no se puede contar ya con él” MERLÍN DE DOVAL
En varios recorridos que he tenido la oportunidad de realizar en algunos municipio del estado Yaracuy, en el marco de la campaña electoral, he observado una realidad trágica, terrible y decepcionante, que quiero compartirla como una reflexión, ante un accionar político detestable e inmoral.
Se trata de la compra de conciencia, se trata de la dadiva miserable para ganarse los votos, practica que no es nueva claro esta, ya que tristemente se ha implementado a lo largo de los años de la vida electoral de nuestro país, pero que hoy a alcanzado niveles terribles de perfeccionamiento, ya no se hace en el anonimato, al contrario se hace a plena luz del día, se ve en los barrios, en programas de televisión o radio, todos lo saben e incluso se hace en cadena nacional.
Unos y otros reparten bolsas de comidas, bloques, techos, amenazan a trabajadores públicos o privados, reparten pipotes de agua, dinero en efectivo, tarjetas del buen vivir como la de Chávez o la Negra como la de Rosales, toda una maquinaria económica al servicio de la coacción electoral de nuestro pueblo.
Lejos han quedado las ideas, la confrontación sana de proyectos de gobierno, el respeto hacia esos hombres y mujeres a quienes simplemente se les ve, como mercancía electoral, como un articulo que se compra, para mitigar su miseria y revender la esperanza en una nueva promesa por una vida mejor, ofrecimiento muy parecido a la vieja promesa incumplida de la contienda ya pasada.
Unos muchachos muy jóvenes, que ejercerán su voto por primera o segunda vez, con quienes hicimos una asamblea en Guama, municipio sucre, nos decían; “nosotros votaremos cerca de las tres de la tarde, nos quedamos a las afueras del centro electoral y el que nos ofrezca mas, por ese votaremos”, les confieso que oír a esos muchachos cuya esperanza electoral esta puesta en aquello que puedan conseguir por la venta de su voto a la puerta de un centro electoral, me llenó de angustia, tristeza y mucha reflexión, que clase de país estamos construyendo, si estamos corrompiendo a nuestra gente, si la diferencia para ellos, entre unos y otros, solo equivale al mejor ofrecimiento, no les importa si son rojos o blanco, verdes, o amarillo, tricolor o azules, lo importante es, cuanto hay para eso, no importa para nada si aquel, al que eligen les brinda o no la posibilidad de una vida mejor.
Es hora de reflexionar, de detenernos a pensar mas allá de nuestra necesidad inmediata, es importante tener claro, que el político que hoy te corrompe y te compra, no cambiara tu miseria, simplemente porque necesita de ella para manipular tus esperanzas y sueños.
Desafortunadamente no contamos con un ente electoral que invite a la reflexión en este sentido, simplemente calla, con un silencio cómplice, mientras los electores son avasallados por aquellos, cuyos recursos económicos propios o del estado les, permita alzarse con un triunfo corrompido.
Tal vez de allí derive el nuevo fenómeno electoral, de quienes no creemos ni en unos, ni en los otros, de quienes nos negamos mayoritariamente a ser tratados como mercancía, y nos oponemos a esa especie de polarización perversa a la que tanto gobierno, como oposición hoy somete a nuestro pueblo; allí estará la gran lección, las encuestas así lo reflejan, ese inmenso porcentaje de hombres y mujeres, que no estamos ubicamos en esos dos extremos que hoy pervierten, corrompen y ensombrecen la vida política y electoral de todos los venezolanos.
Etiquetas: corrupción electoral
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