«La marihuana tiene efectos psicológicos y clínicos y es puente a otras adicciones»
El experto alerta de que el abuso en la prescripción de analgésicos opiáceos ha desembocado en una «epidemia de heroína» en Estados Unidos
Iván Montoya Director clínico de farmacoterapias del Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas (NIDA) de EEUU
Por: ROBERTO GLEZ. LASTRA LOGROÑO
Fuente: La Rioja
Contrario a la legalización del cannabis, Iván Montoya, director clínico de Farmacoterapias del Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas (NIDA) de Estados Unidos, alertó ayer en Logroño de que la banalización de la marihuana ha provocado que el consumo de dicha sustancia supere al del tabaco entre la población más joven, «cuando sabemos que produce efectos clínicos, psicológicos y, además, es el puente a otras adicciones». El experto del NIDA, organismo que está desarrollando vacunas para el tratamiento de adicciones como la nicotina -hoy en fase de pruebas de seguridad y a punto de iniciar los estudios de eficacia-, metanfetamina o cocaína, ofrecerá hoy una conferencia en Riojafórum, en la última jornada del congreso de Socidrogalcohol, que ha reunido a 650 especialistas en la capital riojana.
El NIDA cuenta con un presupuesto anual de 1.000 millones de dólares. ¿Es suficiente frente a un enemigo tan poderoso que mueve ingentes cantidades de dinero?
Preocupación por la banalización en el consumo de drogas
Sí es muy poderoso y, de momento, en algunos casos como la marihuana estamos perdiendo la batalla. Eso no quiere decir que vayamos a abandonar, al contrario vamos a fortalecer su investigación. La marihuana y los opiáceos son nuestros grandes enemigos hoy.
Todo el mundo es consciente de los riesgos de la heroína o la cocaína, pero parece que no ocurre lo mismo con otras drogas socialmente consideradas blandas e incluso legalizadas. ¿Ese es el gran peligro?
Exactamente. Hemos visto que la banalización, especialmente respecto al consumo de marihuana, ha llevado a la medicalización y, posteriormente, a la legalización de esta sustancia en varios estados, lo que ha provocado su penetración en la sociedad y su consideración como algo normal. De hecho, el consumo de marihuana entre la población joven ha superado al de tabaco.
Los adolescentes son uno de los colectivos más vulnerables, ¿qué falta por hacer en la sociedad para evitar algunas de las cosas que están sucediendo?
Falta muchísimo. Se ha considerado que las adicciones son enfermedades del desarrollo porque usualmente se inicia el consumo en la adolescencia y luego se incrementa según la persona va creciendo. Hay mucho interés en ese sentido y acabamos de lanzar un proyecto para evaluar el desarrollo del cerebro en 10.000 adolescentes. Es un proyecto excepcional que cuenta con un presupuesto anual de 30 millones de dólares durante diez años.
Por la senda del tabaco
Volvamos a la marihuana, ¿comparte su legalización?
No, en absoluto. La misión prioritaria en el NIDA es investigar y gracias a eso sabemos que la marihuana produce efectos psicológicos -brotes psicóticos- y clínicos a nivel pulmonar, cerebral... Pero es que, además, es un puente a otras adicciones. Creemos que en el futuro puede ocurrir con el cannabis lo mismo que con el tabaco, que cuando se demostró que producía cáncer cambió la actitud de la población.
Pero hay quien lo justifica en sus efectos terapéuticos.
También hemos visto que la marihuana, en la que hay unos 400 componentes, puede tener efectos terapéuticos gracias a algunos de sus compuestos, pero eso no quiere decir que haya que fumarse en un porro los 400 ingredientes, sino que habrá que identificar y aislar los que sean beneficiosos. La marihuana es la segunda sustancia más adictiva, sólo por detrás del tabaco, y muy por encima de la heroína, la cocaína... los grandes demonios.
Las cicatrices de la adicción
¿Y qué me dice del alcohol?
Beber alcohol con moderación es aceptable y se ha demostrado, además, que en algunas personas puede tener un efecto terapéutico. El problema es cuando se consume en exceso o cuando lo beben personas en la que está contraindicado. Insisto, con moderación se puede consumir.
Afirmación que no sirve para el resto de sustancias, ¿no?
No, rotundamente no. Las otras tiene que ser el consumo cero. Si hablamos de heroína, por ejemplo, a alguien que ha sido adicto le queda una cicatriz en el cerebro y si recae la herida vuelve a sangrar y vuelve a sufrir una adicción. Con cada recaída la adicción es más severa y difícil de curar.
Hablaba de adicciones, puentes hacia otras sustancias y heroína, droga cuyo consumo ha comenzado a repuntar de forma alarmante en Estados Unidos, ¿no?
Sí, hay una nueva epidemia en el consumo de heroína, una droga que casi había desaparecido hace una década del país, pero que ha reaparecido por una adicción a los analgésicos opiáceos causada por una prescripción médica inadecuada para tratar el dolor. Cuando los medicamentos realizados con opiáceos se toman de forma crónica pueden llegar a producir adicción y eso ocasionó un gran problema de salud pública por lo que el Gobierno de Estados Unidos comenzó a controlar su prescripción, pero una parte de la población que ya era adicta comenzó a recurrir a la heroína, lo que ha llevado a un aumento de las sobredosis mortales y de los contagios del VIH.
Etiquetas: Legalización Drogas
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