Un cofre de cenizas por Javier Ignacio Mayorca
Por: Javier Mayorca
Fuente: Runrunes
El viernes pasado (6 de mayo) se disiparon las dudas sobre el propósito que tendría el traslado compulsivo del cadáver de José Tovar Colina, alias Picure, hacia el cementerio de El Junquito. Los restos humanos de quien hasta esa semana fue “el más buscado” por las autoridades del país fueron entregados a sus familiares vueltos cenizas, en un pequeño cofre.
Este procedimiento fue a todas luces irregular. El artículo 28 de la Ley para la Regulación y el Control de la Prestación de Servicios Funerarios y Cementerios, vigente desde el 18 de febrero de 2014 recoge un viejo principio que ya era aplicado en el país, según el cual no se podrá cremar ningún cadáver “sometido a un proceso de investigación penal o científica”. La razón es que si surge alguna duda sobre la causa o las circunstancias en las que se produjo la muerte del líder de la banda conocida como Tren del Llano habría que volver a revisar sus restos, previa autorización de exhumación emitida por un juez. Hablamos desde luego de muertes violentas, no de aquellas que según la documentación disponible se hayan producido por razones de origen natural, tales como enfermedades o complicaciones por vejez.
Esto lo sabe bien la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, quien ha promovido y ejecutado a través de un grupo especial de su despacho la exhumación de los cadáveres de guerrilleros y activistas políticos de izquierda fallecidos en refriegas con policías y militares, a pesar de que ya eran casos con sentencia definitivamente firme.
La investigación del Ministerio Público sobre las supuestas “desapariciones, torturas y muertes entre 1958 y 1998” pudo hacerse debido a que las autoridades durante ese lapso no cremaron los correspondientes cadáveres.
El único caso reciente de una muerte violenta en la que se autorizó la transformación de los restos humanos en cenizas fue el de los hermanos Faddoul Diab, asesinados luego de 40 días en cautiverio. Un episodio escandaloso. ¿Qué pasaría si el día de mañana surge alguna nueva evidencia o incluso un adelanto tecnológico que posibilite aclarar alguna duda sobre las circunstancias o la causa real de la muerte de estos jóvenes? Desde luego que todo quedará en el plano de las especulaciones, pues no habrá restos humanos sobre los que se pueda trabajar.
Cuando se trasladaba el jueves en la tarde el cadáver de Tovar Colina hacia El Junquito en medio de fuertes medidas de seguridad y contra la voluntad de los deudos surgió en la morgue de Bello Monte la información, nunca desmentida, de que todo esto se hacía por mandato del presidente Nicolás Maduro.
Se le llama “orden ejecutiva”.
Todo esto hace recordar el tratamiento que las autoridades de otro país dieron a otro de “los más buscados”: Osama bin Laden. Los paralelismos son varios:
*No siempre fueron odiados por sus verdugos. Bin Laden fue un instrumento de los estadounidenses en su guerra contra la extinta Unión Soviética en Afganistán. En virtud de eso obtuvo armas y recursos financieros. Tovar Colina, antes y durante su liderazgo sobre la banda surgida en Concha de Mango, tuvo relaciones con las autoridades locales y nacionales que aún no ha sido posible reconstruir en su totalidad. Fue tropa de operaciones especiales de la Armada y luego entrenó con cuerpos policiales de Guárico. Evidencia clara es la foto que acompaña este trabajo, cedida por una fuente castrense.
A sus 27 años de edad se veía a sí mismo tan apoyado por el poder en su medio habitual que perdió la perspectiva sobre lo que podía y no debía hacer. Una de las cosas que definitivamente entraban en la segunda categoría era matar funcionarios del Estado. En el caso de su banda fueron por lo menos once.
Aún con ese prontuario, el comandante del Tren del Llano se dio el lujo de reunirse con el viceministro de Política Interior del MRI, José Vicente Rangel Avalos. Luego él diría en una entrevista que negociaban una entrega. Pero esto nunca ocurrió.
Antes, el propio gobernador de la región donde él se movía como pez en el agua, Ramón Rodríguez Chacín (un capitán de navío retirado que como Picure formó parte de las fuerzas especiales de la Armada), dijo en noviembre de 2014 que él mismo lideraría las labores de búsqueda y captura del delincuente luego de una masacre de once sujetos en una finca. El Picure siguió paseándose por su pueblo como si nada.
*Muerte y desaparición. Osama bin Laden y Tovar fueron ultimados en operaciones militares. Algún miembro del Seal Team 6 que llevaron a cabo la cacería en el primer caso han declarado que había una orden presidencial de matar al líder de Al Qaeda. La dudosa legalidad de este mandato se oculta bajo el paraguas del resultado concreto de la acción contra un ser objeto del desprecio mundial, en el marco de la “guerra contra el terrorismo”. Así se acalla momentáneamente el debate sobre lo ajustado a las normas de la decisión del mandatario Barack Obama.
En Venezuela, el líder del Tren del Llano se transformó en una especie de ícono de la delincuencia. Aún cuando él estuviese tranquilo en El Sombrero, los cuerpos policiales lo veían en la Cota 905 o en La Vega, lo asociaban con bandas en proceso de fortalecimiento en los Valles del Tuy e incluso le atribuían la supuesta oferta de $500 por cada agente de CICPC asesinado, como si fuese un Pablo Escobar criollo al que le sobran los recursos. Todas estas informaciones corrían como rumores, pero nunca fueron constatadas con rigor. Tovar Colina y su banda mataban, efectivamente, pero lo hacían por cuenta propia, en muchos casos para saldar deudas con miembros de otras bandas como la de Juvenal Bravo que les disputaban el territorio en Guárico, o efectivos policiales o militares que no cumplían los acuerdos o que vulneraban sus intereses.
Las redes tejidas por Tovar Colina en su entorno más próximo fueron hasta último momento capaces de detectar los movimientos policiales o militares para capturarlo. Un general activo y director de Seguridad del gobierno de Guárico fue destituido por apoyar al antisocial. Desde 2014 la Guardia Nacional recomendó al Gobierno que cualquier operación para neutralizar el líder de la banda tenía que ser ejecutada por una comisión enviada desde Caracas en medio del mayor sigilo. Hasta los propios GN de la zona tenían que ser mantenidos al margen de tales acciones.
Cuando al Picure lo mataron, los militares venezolanos le dieron el tratamiento de un trofeo. Esto también pasó tras las muertes del líder de Al Qaeda y de Pablo Escobar, jefe máximo del cartel de Medellín.
Luego vino la orden presidencial de desaparecer el cadáver. Al de bin Laden supuestamente lo lanzaron desde un helicóptero en aguas del mar Arábigo. Una acción controversial, justificada con la intención de evitar que los restos del terrorista se convirtieran en un tótem objeto de adoración por sus seguidores. Maduro no ha justificado su determinación de cremar al antisocial. Pero está claro que luego de este autoproclamado éxito en la lucha anticrimen han cobrado fuerza los discursos oficialistas para desviar la atención sobre el verdadero origen del Tren del Llano.
*El problema de fondo continúa. Esta lista de parecidos entre el tratamiento a los casos de bin Laden y Tovar Colina podría alargarse. Pero aquí solamente se referirá uno más. Las muertes manu militari de los líderes de Al Qaeda y del Tren del Llano para nada solucionarán los problemas de fondo que se pretende afrontar. El árabe fue sucedido en el liderazgo de la organización terrorista por el médico egipcio Ayman al Zawahiri, quien ya era su lugarteniente. Además, nuevas estructuras han surgido de Al Qaeda y superado sus ejecutoria si se toma en cuenta el número de muertes y el logro de control sobre vastas porciones de territorio en países como Siria e Irak.
En Venezuela, es probable que el Tren del Llano resurja o se funda con otro grupo. Pero en términos generales el problema de lasmegabandas continuará y posiblemente se agravará. Las condiciones de nula institucionalidad en el país unidas al vasto campo de oportunidades para lucro económico, planteadas para estas organizaciones como consecuencia de las restricciones en los mercados y sobre múltiples aspectos de la vida nacional, hacen tierra fértil para el crecimiento de la delincuencia organizada en el país.
Etiquetas: Asesinato Niños Faddoul, Bandas Criminales, José Antonio Tovar Colina Alias Picure
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