Por: Carlos R. Alvarado Grimán
Fecha: 02/06/06
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En Nueva Esparta todo está en venta incluyendo principios y valores revolucionarios. La industria de la prostitución política florece por doquier: diputados, concejales y dirigentes "revolucionarios" están a la venta para favorecer con sus "buenos" oficios a los capos políticos y grupos económicos que tradicionalmente han controlado todos los espacios de la vida política, económica y social del estado.
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No obstante el quiebre de la ética revolucionaria en el estado, debe enmarcarse dentro del proceso de descomposición moral que se respira en el ámbito nacional. La compra de bancos, edificios e industrias por parte de dirigentes emblemáticos de la revolución y la ostentación que hacen de sus súbitas riquezas, están destruyendo la moral de la base revolucionaria, que no ven razones por la cual no entrar en el frenético festín que está depredando al erario público nacional.
No obstante el quiebre de la ética revolucionaria en el estado, debe enmarcarse dentro del proceso de descomposición moral que se respira en el ámbito nacional. La compra de bancos, edificios e industrias por parte de dirigentes emblemáticos de la revolución y la ostentación que hacen de sus súbitas riquezas, están destruyendo la moral de la base revolucionaria, que no ven razones por la cual no entrar en el frenético festín que está depredando al erario público nacional.
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La falta de liderazgos genuinos, la dedocracia y el irrespeto a la militancia de los llamados partidos del "proceso" ha también, desordenado peligrosamente la disciplina revolucionaria, la cual debe ser reinstaurada a través del ejemplo de vida de sus dirigentes; el rescate de los valores que inspiraron la revolución desde sus inicios y el castigo a la corrupción.
La falta de liderazgos genuinos, la dedocracia y el irrespeto a la militancia de los llamados partidos del "proceso" ha también, desordenado peligrosamente la disciplina revolucionaria, la cual debe ser reinstaurada a través del ejemplo de vida de sus dirigentes; el rescate de los valores que inspiraron la revolución desde sus inicios y el castigo a la corrupción.
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Las bases revolucionarias deben insurgir con fuerza demoledora dentro de los partidos que apoyan la revolución, para desplazar a esa dirigencia anquilosada y corrupta e instaurar nuevos liderazgos comprobadamente probos que: motoricen la democratización de los partidos del proceso; expulsen a los vándalos y vividores de las direcciones nacionales y regionales y presionen a las instituciones correspondientes para que ubiquen, persigan y castiguen a los funcionarios y "camaradas" corruptos.
Las bases revolucionarias deben insurgir con fuerza demoledora dentro de los partidos que apoyan la revolución, para desplazar a esa dirigencia anquilosada y corrupta e instaurar nuevos liderazgos comprobadamente probos que: motoricen la democratización de los partidos del proceso; expulsen a los vándalos y vividores de las direcciones nacionales y regionales y presionen a las instituciones correspondientes para que ubiquen, persigan y castiguen a los funcionarios y "camaradas" corruptos.
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El tiempo para rectificar es ahora, basta de pragmatismo electorero e inmediatismo utilitario. Caso contrario será indetenible la acelerada pérdida de respaldo popular y el desmoronamiento moral de la revolución.
El tiempo para rectificar es ahora, basta de pragmatismo electorero e inmediatismo utilitario. Caso contrario será indetenible la acelerada pérdida de respaldo popular y el desmoronamiento moral de la revolución.
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