Loros y Focas
Por: Carlos R. Alvarado Grimán
Los procesos revolucionarios requieren de pensadores críticos, que a través de discusiones políticas, debates ideológicos e interpretaciones de las realidades sociales del país, ayuden a forjar las bases del modelo de revolución que deseamos impulsar.
Tristemente, en el proceso venezolano escasean los elementos que asuman puestos en la vanguardia intelectual que coadyuven a la consolidación de un marco ético y desarrollo de ideas para la acción revolucionaria. La ausencia de pensadores ha obligado a la importación de talentos de la izquierda tradicional internacional, que están desviando el proceso de su esencia y de sus raíces bolivarianas que inicialmente lo inspiraron. Intelectuales nacionales incorporados al proceso se han ubicado o sueñan con ubicarse en posiciones importantes de poder que para preservarlas, asumen posiciones pasivas limitándose a repetir como loros y aplaudir como focas frases célebres o citas acuñadas por el Presidente de la República, sin aportar al debate aspectos sustantivos que sirvan como guías autóctonas para la acción revolucionaria.
El momento histórico que estamos viviendo por inédito, requiere de intelectuales con independencia de pensamiento, que promuevan las necesarias discusiones sobre economía, ciencias sociales, ética revolucionaria, bolivarianismo como base ideológica que sustenta la revolución y sobre el país que queremos construir. La obediencia ciega y las alabanzas a los líderes revolucionarios no construyen ni hombres dignos ni forman verdaderos ciudadanos.
El pueblo requiere de sus intelectuales, para que les provean de herramientas que les permitan desarrollar sus ideas, potencialidades y enriquecer sus capacidades de análisis, para ayudarlos a discernir sobre la coyuntura estelar que atraviesa el país.
Es necesario que irrumpan intelectuales honestos, comprometidos con la patria y sus anhelos. Lo menos que necesita la revolución son loros que repitan frases hechas y focas que las aplaudan.
Los procesos revolucionarios requieren de pensadores críticos, que a través de discusiones políticas, debates ideológicos e interpretaciones de las realidades sociales del país, ayuden a forjar las bases del modelo de revolución que deseamos impulsar.
Tristemente, en el proceso venezolano escasean los elementos que asuman puestos en la vanguardia intelectual que coadyuven a la consolidación de un marco ético y desarrollo de ideas para la acción revolucionaria. La ausencia de pensadores ha obligado a la importación de talentos de la izquierda tradicional internacional, que están desviando el proceso de su esencia y de sus raíces bolivarianas que inicialmente lo inspiraron. Intelectuales nacionales incorporados al proceso se han ubicado o sueñan con ubicarse en posiciones importantes de poder que para preservarlas, asumen posiciones pasivas limitándose a repetir como loros y aplaudir como focas frases célebres o citas acuñadas por el Presidente de la República, sin aportar al debate aspectos sustantivos que sirvan como guías autóctonas para la acción revolucionaria.
El momento histórico que estamos viviendo por inédito, requiere de intelectuales con independencia de pensamiento, que promuevan las necesarias discusiones sobre economía, ciencias sociales, ética revolucionaria, bolivarianismo como base ideológica que sustenta la revolución y sobre el país que queremos construir. La obediencia ciega y las alabanzas a los líderes revolucionarios no construyen ni hombres dignos ni forman verdaderos ciudadanos.
El pueblo requiere de sus intelectuales, para que les provean de herramientas que les permitan desarrollar sus ideas, potencialidades y enriquecer sus capacidades de análisis, para ayudarlos a discernir sobre la coyuntura estelar que atraviesa el país.
Es necesario que irrumpan intelectuales honestos, comprometidos con la patria y sus anhelos. Lo menos que necesita la revolución son loros que repitan frases hechas y focas que las aplaudan.
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