Vivienda y Revolución

Por: Carlos R. Alvarado Grimán
Uno de los problemas neurálgicos del pueblo venezolano, es la carencia de viviendas dignas y salubres. El gobierno revolucionario se ha planteado metas importantes para resolver esta problemática, pero lamentablemente la corrupción, el burocratismo y la ineficiencia, han dado al traste con los esfuerzos realizados.

El déficit habitacional en la actualidad, según cifras oficiales, es de 1.800.000 unidades, sin incluir 600.000 que necesitan ser reparadas perentoriamente. El crecimiento vegetativo de la demanda se estima en 100.000 unidades / año. Los resultados obtenidos por la revolución son desalentadores. En seis años sólo se han construido 94.000 unidades habitacionales y durante el primer semestre de 2005 escasas 10.000. La reducción de las tasas de interés anunciadas por el BCV, favorecerá la reactivación del sector privado de la construcción de viviendas, lo cual será positivo y ayudará a mitigar la crisis.

En lo inmediato otra solución para atenuar el déficit habitacional, son las viviendas en alquiler. En el mercado existe una inmensa cantidad de unidades habitacionales desocupadas, cuyos propietarios no se atreven a ofertarlas al mercado, debido a la enorme inseguridad y desigualdad jurídica que afecta negativamente a los propietarios. Arrendar un apartamento o casa podría llegar a convertirse en una verdadera pesadilla. Además, la congelación de los cánones de arrendamiento, en muchos casos apenas permiten cubrir los gastos de condominio.

.
Para paliar el problema sugerimos: (I) Reformar la Ley de Arrendamiento, para igualar jurídicamente a los arrendadores y arrendatarios de vivienda; (II) descongelación de los cánones de arrendamiento; (III) promoción para la construcción de viviendas en alquiler; (IV) incentivos fiscales para los arrendatarios.

El pueblo necesita soluciones revolucionarias, practicas e inmediatas. El problema habitacional no puede ser afrontado con formulas tradicionales, demagógicas o populistas. En tiempos de revolución ninguna opción es desestimable. Las autoridades tienen la palabra.