Debatamos sin miedo
Por: Carlos R. Alvarado Grimán
Los detractores del gobierno sustentan sus criticas en las acciones de gobierno que según ellos, han afectado gravemente la seguridad y soberanía nacional como son entre muchas otras: la entrega de la plataforma Deltana y la faja del Orinoco a las transnacionales petroleras; la renuncia a la orimulsión para favorecer la terrible industria carbonífera internacional; las asociaciones con las transnacionales petroleras en sustitución de los convenios operativos en aparente violación de nuestro ordenamiento jurídico y la despiadada explotación de la selva del Imataca para extraer minerales y recursos forestales.
En el escenario domestico observan que el "proceso" se ha inclinado hacia un modelo de gobierno estadocéntrico, anulando la participación y la democracia popular, mediante la desarticulación y desmovilización de los grupos sociales para: garantizar las condiciones propicias que permiten la depredación del ambiente; fomentar el modelo económico desarrollista y permitir la rapiña de los sectores financieros nacionales e internacionales. En cuanto a las confrontaciones internas afirman que las mismas se han circunscrito a conflictos entre los grupos económicos tradicionales y los emergentes que pugnan para repartirse el botín generado por la venta de los hidrocarburos.
Justificadas o no las críticas, el pueblo tiene el derecho de debatir públicamente en foros nacionales y regionales estos asuntos y desentrañar lo que pudiera subyacer en el llamado "proceso", o detrás de sus detractores. El pueblo no puede permanecer como expectante pasivo e impávido del hecho revolucionario y de las decisiones que afectarán nuestras vidas y de las generaciones por venir. Debatamos sin miedo.
Los detractores del gobierno sustentan sus criticas en las acciones de gobierno que según ellos, han afectado gravemente la seguridad y soberanía nacional como son entre muchas otras: la entrega de la plataforma Deltana y la faja del Orinoco a las transnacionales petroleras; la renuncia a la orimulsión para favorecer la terrible industria carbonífera internacional; las asociaciones con las transnacionales petroleras en sustitución de los convenios operativos en aparente violación de nuestro ordenamiento jurídico y la despiadada explotación de la selva del Imataca para extraer minerales y recursos forestales.
En el escenario domestico observan que el "proceso" se ha inclinado hacia un modelo de gobierno estadocéntrico, anulando la participación y la democracia popular, mediante la desarticulación y desmovilización de los grupos sociales para: garantizar las condiciones propicias que permiten la depredación del ambiente; fomentar el modelo económico desarrollista y permitir la rapiña de los sectores financieros nacionales e internacionales. En cuanto a las confrontaciones internas afirman que las mismas se han circunscrito a conflictos entre los grupos económicos tradicionales y los emergentes que pugnan para repartirse el botín generado por la venta de los hidrocarburos.
Justificadas o no las críticas, el pueblo tiene el derecho de debatir públicamente en foros nacionales y regionales estos asuntos y desentrañar lo que pudiera subyacer en el llamado "proceso", o detrás de sus detractores. El pueblo no puede permanecer como expectante pasivo e impávido del hecho revolucionario y de las decisiones que afectarán nuestras vidas y de las generaciones por venir. Debatamos sin miedo.
Etiquetas: orimulsión
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