El Día Después de Pasado Mañana
Por: David Gámez
Ayer por la calle de las memorias transitaba despavoridamente un tumulto de personas que se peleaban por obtener una visa hacia la indiferencia, en la más despiadada de las Funerarias Bolivarianas.
No era precisamente la preparación para una lucha digna, era la respuesta a la incógnita de no saber que fuerza podemos tener solo mi sombra y yo.
Ya se habían experimentado todos los desastres políticos y se habían combinado con los más desoladores desastres naturales recién inventados por una contra revolución de amebas que dudaron poder ser autosuficientes y esperaron por una solución extraída de las paginas de “El Principito”.
En una mañana de estos días de quinta república y quinta categoría, desperté cuando mis pies comenzaban a sentir lo húmedo de las aguas de la miseria. Estaba en este laberinto de ideologías olvidando las ganas de encontrar la salida, pero confiando en que pronto encontraría las cabezas que me ayudarían a desenmarañarlo. Tenia la confianza de que los resultados serían rápidos, mas no la solución. Y solo soñaba con que todo esto terminara pronto para así poder echarme a descansar con mi lonchera de hambre, independientemente si el resultado había sido favorable o no.
Si alguien vive en este planeta, se pudo dar cuenta que el resultado obligadamente no nos favoreció, y mientras otros se sientan a pensar en las soluciones a corto plazo, en mi nevera los vestigios de boronas me recuerdan que no nací por terquedad y no todo lo puedo solucionar yo. Jamas pensé en llegar a este estado de desesperación.
Me niego a curarme con la represión, a identificarme con la humillación y a educarme con la obsesión. Prefiero salir a caminar y enriquecerme con literatura urbana. Y cuando estoy a punto de descubrir que es lo que pasa realmente en mi país, tropiezo con paredes que me hablan del “espíritu revolucionario que viene desde los llanos” para adentrarse en las más patéticas riquezas de bajos escrúpulos.
Así no soy yo. Así no quiero ser. No soy de su calaña, y quizás mi naturaleza tampoco sea la del guerrero que daría la vida por una causa perdida. ¿Cuáles son los nombres de los mártires de la oposición? ¿Dónde está su monumento? Qué alguien me diga ¿donde puedo ir a depositar mis agradecimientos?
Mis titiriteros me enseñaron como mover los brazos para votar, las piernas para marchar y la boca para retar. Pero no intentaron manipular las cuerdas para adiestrar un cerebro que pueda pensar. No nos dieron muchas opciones y ahora la ansiedad nos deprime, mientras esperamos confiados en que alguien va a sacar un As bajo la manga. Se nos olvida que la casa paga los honorarios del crupié.
No se construyen lideres sin peldaños. No todos los días nacen Dalai Lamas, es verdad. También es verdad y bien raro, que a nuestra sociedad le parezca más divertido disparar a los pájaros que vuelan mas alto o que simplemente asoman la cabeza. No tenemos ni las más mínimas ganas de probar si las buenas intenciones son verdaderas. Se nos olvida que en situaciones comprometedoras la duda puede llegar a ser un beneficio. Los pequeños saben que es así, y por eso deciden elevarse poco a poco construyendo seguridades y pisos necesarios para que sus agrupaciones logren los objetivos propuestos hoy, dentro de unos 17 años aproximadamente. Mas vale tarde que nunca piensan otros. Quizás a esta velocidad migratoria podremos lograr una alcaldía en los Estados Unidos, o una gobernación en la luna. El futuro es realmente prometedor, el presente: comprometedor.
Yo confío en Dios, y un infarto conspirador no nos caería nada mal. Yo confío en un meteoro magnicida que choque en pleno vuelo con el avión mas discutido de estos últimos tiempos. Yo prefiero que se acabe el petróleo y cuando todos nos estemos muriendo de hambre, ahí SI despertar el pueblo. Cuando las hijas de Bush ganen la presidencia, ahí SI que nos masacran, perdón que nos liberan.
¿Por qué no estoy haciendo la cola para la repartición de coraje? ¿Por qué no estoy haciendo la cola para la repartición de ira o valentía? Porque ya no hace falta ir personalmente. Ya yo la pedí por internet y a un primo se la fueron a vender a la casa junto con una aspiradora fenomenal que elimina los testículos sin afectar la gallardía.
¿Quién me desprogramó? Se acabo el bochinche, o será que la comunicación con mis lideres no era bidireccional.
Me fumo un cigarrillo, escribo un mensaje patético como este, duermo un poco, y espero.
Flojito y cooperando soy feliz, hasta que llamen a mi puerta para avisarme que mi numero ha sido el ganador de la visa con pasaje sin retorno a la perdida de identidad, valores y respeto por uno mismo, patrocinado por las Funerarias Bolivarianas y su sucursal en el infierno.
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