La Apuesta Radical
Por: Orlando Ochoa
La propuesta de reforma constitucional del presidente Chávez, ampliada por los diputados de su agrupación política, aspira a anclar irreversiblemente un proyecto socialista de orientación marxista en la Constitución Nacional bajo su propio liderazgo.
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Apunta a neutralizar el contenido de pluralidad política, descentralización y alternabilidad, principios fundamentales de la Constitución vigente (artículos 2 y 6), los cuales no pueden ser modificados por una reforma (artículo 342).
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¿Por qué le hacen esto al país? El dogmatismo ideológico combinado con ambiciones personales conduce a proyectos políticos como este. La igualdad como valor político rivaliza con la libertad como principio para organizar la sociedad. La acción política debe enfrentar las dificultades para encontrar un balance entre estos principios en una sociedad moderna. El socialismo marxista propone alcanzar la igualdad absoluta y establece que los procesos productivos que crean riqueza se pueden reorganizar “científicamente” sin la propiedad privada.
La experiencia de las economías socialistas en el siglo XX reveló el gran fracaso del aparato productivo colectivo y estatal en términos de eficiencia productiva y distributiva, además de acabar con la libertad económica y política. Las ideas de Carlos Marx son la guía del presidente Chávez y su grupo de izquierda radical. No obstante, los nuevos ricos militares y civiles que conforman la llamada boliburguesía, enriquecidos a la luz y sombra del gobierno de Hugo Chávez, aspiran a mantener sus privilegios cualquier que sea la constitución o la ideología.
Es cierto que los excesos de la libertad económica sin regulación generan desigualdad, así como el radicalismo socialista termina con la libertad y genera miseria bajo gobiernos autoritarios. El camino de la política de centro es el más difícil pues exige sensatez económica, sensibilidad ante los problemas sociales y los excluidos, lo cual demanda organizar un estado moderno bajo el pluralismo y la tolerancia democrática. El petróleo contribuye al desarrollo del país, pero también a corromper la democracia. Ahora se usa para financiar el intento de instauración constitucional de un régimen socialista radical con el poder concentrado en un solo hombre, bajo un proceso fraudulento de reforma constitucional que traspasa los límites de la democracia.
La experiencia de las economías socialistas en el siglo XX reveló el gran fracaso del aparato productivo colectivo y estatal en términos de eficiencia productiva y distributiva, además de acabar con la libertad económica y política. Las ideas de Carlos Marx son la guía del presidente Chávez y su grupo de izquierda radical. No obstante, los nuevos ricos militares y civiles que conforman la llamada boliburguesía, enriquecidos a la luz y sombra del gobierno de Hugo Chávez, aspiran a mantener sus privilegios cualquier que sea la constitución o la ideología.
Es cierto que los excesos de la libertad económica sin regulación generan desigualdad, así como el radicalismo socialista termina con la libertad y genera miseria bajo gobiernos autoritarios. El camino de la política de centro es el más difícil pues exige sensatez económica, sensibilidad ante los problemas sociales y los excluidos, lo cual demanda organizar un estado moderno bajo el pluralismo y la tolerancia democrática. El petróleo contribuye al desarrollo del país, pero también a corromper la democracia. Ahora se usa para financiar el intento de instauración constitucional de un régimen socialista radical con el poder concentrado en un solo hombre, bajo un proceso fraudulento de reforma constitucional que traspasa los límites de la democracia.
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