Agotamiento del Liderazgo presidencial
Por: Manuel Isidro Molina
La crisis colombo-venezolana que viene corriendo desde que el presidente Hugo Chávez fuera tirado al piso por su colega Álvaro Uribe, cuando lo desbancó en noviembre pasado de la mediación ante las FARC para el intercambio humanitario que persistentemente impulsa la senadora neogranadina Piedad Córdova, está mostrando un balance abiertamente favorable a la Casa de Nariño, mientras Miraflores proyecta opacidad.
No es para contentarse, por mucha razones: el liderazgo de Uribe y su gobierno encaja en los planes de dominación continental de Estados Unidos, que tiene a su favor los tratados de libre comercio con Canadá y México (TLCAN o “NAFTA: North American Free Trade Agreement”, en inglés), desde el primero de enero de 1994; República Dominicana y Centroamérica (RD-CAFTA), en vigencia desde 2006; con Chile y Perú, también en vigencia, así como en proceso de aprobación con Panamá y Colombia, país este último donde la presencia militar, policial y diplomática estadounidense lleva por nombre “Plan Colombia”, precisamente diseñado para desarticular los movimientos guerrilleros de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y el ELN (Ejército de Liberación Nacional), a propósito de “la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo” que tuvo un renovado impulso a partir del 11 de septiembre de 2001, por el ataque de Al-Qeda contra blancos emblemáticos de Estados Unidos, en Nueva York y Washington.
Los garrafales errores del presidente Chávez y su gobierno lo han disminuido sensiblemente. Su liderazgo ha decaído nacional e internacionalmente, precisamente porque sus pifias se han producido en lo nacional e internacional, inextricablemente. Sus aspavientos autocráticos son su peor enemigo, y Washington se aprovecha, lo hostiga y desespera, para que siga cometiendo error tras error, dentro y fuera de Venezuela.
El liderazgo de nuestro presidente se agota, entró en barrena, aunque todavía tenga una también disminuida capacidad de maniobra basada fundamentalmente en la malbaratada riqueza petrolera. Su verbo es repetitivo y sin holgura intelectual, cada vez más camorrero e irrespetuoso. Está entrampado en la forma inescrupulosa de gobernar y hacer política que lo ha caracterizado, y que ya el país y el mundo han constatado desilusionados, incluso muchísimos de sus (ex) seguidores.
Ante un Uribe crecido con amplísimo respaldo nacional (84%) e internacional, aquí tenemos a un Chávez exhausto, sin proyecto político viable, rodeado de adulantes y aprovechadores, cercado por la incompetencia, la corrupción y las arbitrariedades de su gobierno.
No es para contentarse, por mucha razones: el liderazgo de Uribe y su gobierno encaja en los planes de dominación continental de Estados Unidos, que tiene a su favor los tratados de libre comercio con Canadá y México (TLCAN o “NAFTA: North American Free Trade Agreement”, en inglés), desde el primero de enero de 1994; República Dominicana y Centroamérica (RD-CAFTA), en vigencia desde 2006; con Chile y Perú, también en vigencia, así como en proceso de aprobación con Panamá y Colombia, país este último donde la presencia militar, policial y diplomática estadounidense lleva por nombre “Plan Colombia”, precisamente diseñado para desarticular los movimientos guerrilleros de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y el ELN (Ejército de Liberación Nacional), a propósito de “la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo” que tuvo un renovado impulso a partir del 11 de septiembre de 2001, por el ataque de Al-Qeda contra blancos emblemáticos de Estados Unidos, en Nueva York y Washington.
Los garrafales errores del presidente Chávez y su gobierno lo han disminuido sensiblemente. Su liderazgo ha decaído nacional e internacionalmente, precisamente porque sus pifias se han producido en lo nacional e internacional, inextricablemente. Sus aspavientos autocráticos son su peor enemigo, y Washington se aprovecha, lo hostiga y desespera, para que siga cometiendo error tras error, dentro y fuera de Venezuela.
El liderazgo de nuestro presidente se agota, entró en barrena, aunque todavía tenga una también disminuida capacidad de maniobra basada fundamentalmente en la malbaratada riqueza petrolera. Su verbo es repetitivo y sin holgura intelectual, cada vez más camorrero e irrespetuoso. Está entrampado en la forma inescrupulosa de gobernar y hacer política que lo ha caracterizado, y que ya el país y el mundo han constatado desilusionados, incluso muchísimos de sus (ex) seguidores.
Ante un Uribe crecido con amplísimo respaldo nacional (84%) e internacional, aquí tenemos a un Chávez exhausto, sin proyecto político viable, rodeado de adulantes y aprovechadores, cercado por la incompetencia, la corrupción y las arbitrariedades de su gobierno.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home