DERROTAR AL NUEVO SANTANDER
Tengo bajo mi control al Ecuador y a Bolivia, tu hija predilecta. Con los Bonos del Sur, unos instrumentos nuevos de guerra que tú no conoces, tengo a los Kirchner metidos en mi bolsillo pequeño. En Nicaragua reinstalé a Ortega como mi encargado para Centroamérica. Casi logro instalar a un hombre mío en el país de los “manitos”. La oligarquía peruana me arrebató la victoria de Humala. ¡Bueno! A éste tú no lo conoces, pero es un buen muchacho. En cuanto a Nueva Granada, un nuevo Santander insiste en atravesarse en mi camino, pero no te preocupes; lo tengo acorralado por dentro y desde afuera. El futuro prócer Correa que tú tampoco conoces, junto con Daniel y yo, lo tenemos cercado. Los “seguidores” de Marx -ese patético personaje que tú debes recordar- tanto en la selva (Raúl Reyes), como en la ciudad (Piedad), junto con otros, son los encargados de cumplir con su parte de la operación tenazas.
¡Padre! Una vez que yo logre instalar en Santa Fe un gobierno neo-bolivariano o sea chavista, el derrumbe de la oligarquía peruana será inminente. Un poliducto energético (petróleo y gas natural) entre la Goajira y la costa pacífica de Colombia estaría a punto de entrar en funcionamiento. Esto pondría a mi disposición el mercado petrolero nada menos que de toda la Cuenca del Pacífico. Esto es: en adición a Perú y Chile, son Japón, los tigres asiáticos, Australia, y sobre todo la insaciable China, entre otros. Esto me permite en primer lugar quitarme de encima al perverso Imperio que hasta el día de hoy ha sido la principal fuente (casi la única) de financiamiento del proceso. El capital “multipolar”, o sea chino, ruso, iraní, bielorruso, vietnamita, etcétera, contribuiría a la grandeza del ALBA, de la cual formarían parte para entonces Bolivia, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, Nicaragua, Perú y Venezuela.
Una vez cerrado el arco bolivariano del ALBA y contando con la colaboración de Argentina desde el sur, ni Lula ni su sucesor podrán seguir tratándome como un actor político y geopolítico cualquiera. El gigante del Sur tendrá que sentarse de tú a tú conmigo para la configuración del nuevo mapa geopolítico de Sudamérica. En cuanto a México, la incorporación al ALBA por el efecto dominó de los países de América Central terminará en el peor de los casos por sentarlo en la mesa de “negociaciones”, aunque la idea es instalar a un chavista en el palacio de gobierno de Ciudad de México.
Catorce meses después, en la madrugada del nueve de marzo del 2008 el “nuevo” Bolívar esta vez se arrodilló todo melancólico frente al busto del Libertador para decirle: ¡Padre! nuestro sueño tiene de nuevo un obstáculo similar al de hace casi dos siglos. Un nuevo Santander aliado del imperio, heredero de aquel “presunto” autor intelectual de tu muerte, actualmente bajo investigación, hizo que todo el ALBA retrocediera en vivo frente a los ojos no sólo de América Latina y el Caribe sino del mundo entero. Pero, nuestro proyecto no admite retroceso; sólo funciona hacia adelante no importa el costo.
En todo caso, no te preocupes. Estoy diseñando un plan que me permite junto con mis aliados derrotar al nuevo Santander y salvar no sólo a Nueva Granada sino a toda América Latina y el Caribe de las garras del imperio, causa de todos nuestros males. Esto te lo juro por lo más sagrado.
Como se puede ver, el conflicto con Bogotá no ha cesado. Colombia es demasiado importante para Chávez; es una pieza clave sin la cual todo el proyecto “bolivariano” se cae. El “show” de Santo Domingo no es más que un amargo retroceso táctico de Hugo Chávez y de sus aliados en la región. Esta dinámica, lejos de finalizar, recién empieza. Seguramente vendrán próximamente nuevos acontecimientos donde la política, la geopolítica, el petróleo, la renta petrolera, la integración regional, la tecnología militar, entre otras categorías, jugarán un papel fundamental.
Colombia es el gran escollo de Chávez. Si en los próximos dos años no lo supera será el fin de su proyecto “bolivariano”.
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