Falacia, Demagogia y Oportunismo
Por: José Rafael López Padrino
Todos recordamos cuando el vicepresidente de la República, coronel Ramón Carrizales, anunció la decisión del régimen de reestatizar Ternium-Sidor (9/4/08) debido a los niveles de explotación de los trabajadores sidorista por parte de esta trasnacional. Acto seguido el tte coronel reivindicó falazmente esta reestatización como una medida de carácter socialista, cuando en realidad lo que representó fue un paso de avance en la consolidación del su Capitalismo de Estado militarizado en constante expansión.
Evidentemente esta medida fue inesperada y contradictoria, pues aún estaban frescos los brutales atropellos en contra de los trabajadores sidoristas realizados por parte de la Guardia Nacional y de la policía del Estado Bolívar. El saldo de esta "heroica batalla bolivariana" ordenada por el ejecutivo nacional y autoridades regionales fue de 20 heridos, 53 detenidos y docenas de carros destrozados, propiedad de los trabajadores sidoristas, a manos de los maleantes uniformados integrantes de esos cuerpos represivos del Estado (3/14/08).
Inesperada y contradictoria, dada que la postura del oficialismo era de liquidar a Suttis (Sindicato Unico de Trabajadores de la Siderúrgica y sus Similares) como único interlocutor válido de los trabajadores en el conflicto laboral. Tarea perversa que fue realizada por el defenestrado ministro del Trabajo José Ramón Rivero quien acusó a Sutiss de ser el culpable de la conflictividad laboral y fue capaz de promover y avalar un referéndum manipulado por la empresa a espaldas de Suttis. Pero además, amenazó con llamar a la reanudación forzada de la faena en caso de que los trabajadores sidoristas ejercieran el derecho a la huelga.
Inesperada y contradictoria, pues le tomó al régimen nueve largos años, por favor léase bien nueve años, en descubrir que Ternium-Sidor explotaba salvajemente a los trabajadores sidoristas, que había reducido la nomina de 15.000 trabajadores fijos, a menos de 6.000 trabajadores y que habían aproximadamente 10.000 trabajadores tercerizados, todo ello producto de una nefasta flexibilización laboral, propia de los proyectos neoliberales. Situación laboral que había sido denunciada por los trabajadores en forma repetitiva ante los organismos competentes, teniendo como respuesta una total indiferencia por parte del gobierno del tte coronel.
Inesperada y contradictoria, porque durante estos nueve largos años el régimen designó directamente a funcionarios de alto nivel político, para que representaran al Estado en los cuatro cargos en la Junta Directiva de Ternium-Sidor. Esos funcionarios avalaron sin objeciones todas las políticas neoliberales de Ternium-Sidor, sus balances financieros y nunca jamás denunciaron violaciones de leyes venezolanas, ni maltrato a los derechos laborales y mucho menos daño ambiental.
Inesperada y contradictoria, pues resulta evidente que el régimen avaló desde la misma Junta Directiva de la empresa todas estas medidas antiobreras en estos nueve largos años, pero además mantuvo un respaldo total hacia la misma en estos últimos 16 meses en los cuales se dio la discusión del contrato colectivo.
Resulta obvio, que el gobierno ha sido cómplice de todos los atropellos cometidos por parte de Ternium-Sidor en contra no solo de los trabajadores, sino del ambiente, del fisco nacional, etc, los cuales inexplicablemente es ahora que son descubiertos por el oficialismo. Es evidente, que la reestatización de esa empresa no ha sido una medida destinada a romper con la explotación capitalista de los trabajadores, ya que la empresa no ha sido socializada, no esta en manos de los trabajadores sino del Estado burgués. Pero además tampoco para satisfacer en su totalidad las demandas socio-económicos de los trabajadores dado a que en la nueva convención colectiva se perpetua la figura de los tercerizados (Cláusula 97 que al igual a la anterior convención colectiva de Ternium-Sidor se mantiene la figura de las empresa contratistas para realizar labores inherentes a la producción). Esta reestatización ha sido primeramente, una medida oportunista, electorera y demagógica asumida por el régimen dada la baja popularidad del líder y su propuesta nacionalsocialista en la región estratégica de Guayana sede de las industrias básicas del país. Segundo, un nuevo paso en la consolidación de un nefasto capitalismo de Estado promocionado como el Socialismo del siglo XXI.
Ya hoy sabemos que los trabajadores fueron excluidos de la directiva de Sidor y que la gran mayoría de los trabajadores mercerizados, seguirán bajo esa nefasta condición de trabajo, pues la Cláusula 97 no se modificó. Una vez más, el tte coronel ha hecho uso de la falacia y la manipulación como elementos indispensables para así llenar con ellos el gran vacío de verdades de este gobierno decadente.
Etiquetas: Ramón Carrizales
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