De Escándalo en Escándalo
Las anomalías se repiten sin consecuencias para los presuntos responsables. Cuántos escándalos putrefactos más deberán estallar en las narices tupidas de esta sociedad narcotizada por el miedo,o cuántos deberán salpicar la cara de una dirigencia política opositora abúlica ante tanta degradación o cuántos tendrían que reventar en la conciencia de una institucionalidad sumisa para que alguna instancia (o funcionario con tabaco en la vejiga) de ese Poder Público anodino, cómplice del deterioro y la corrupción, tenga un espasmo de ética, dignidad, decencia o vergüenza y actúe, como prescribe la Ley, contra la inmoralidad de este régimen neofascista y bandolero?
Resulta casi que imposible construir una cronología de las muchas anomalías, dilapidaciones y fracasos que indignan al país y producen repudio y todo tipo de críticas en el exterior. Ha sido una constante en los casi 12 años de esta pervertida autocracia militarista asesorada por Cuba. Puede afirmarse, sin exageraciones, que cada nuevo escándalo tapa el anterior.
Desde que gobiernos y organismos internacionales de inteligencia hicieran señalamientos contra la "revolución bolivariana" por presuntos vínculos con grupos guerrilleros y terroristas (FARC y Hezbolá, entre otros), por relaciones con regímenes tildados de forajidos (Cuba, Irán, Libia, Zimbabwe, etc.) y por "colaboración insuficiente" para combatir el narcotráfico y el blanqueo de capitales provenientes de la droga, no ha pasado un día sin que Venezuela sea objeto de acusaciones externas por algún ilícito, transgresión de acuerdos internacionales, violación de derechos humanos o restricciones a la libertad de expresión.
Internamente los escándalos en torno a la administración pública asociados a la corrupción, tráfico de influencias, ineptitud y/o desidia de funcionarios se repiten, sin consecuencias legales para los presuntos responsables. Tras el revuelo por el maletín con los 800 mil dólares para la campaña de Cristina Kirchner y el juicio en Miami asociado a este contrabando, no ha pasado un día sin un nuevo acontecimiento bochornoso. En la lista figuran la inseguridad (18 mil homicidios en 2009), decesos en hospitales por falta de recursos (Lídice), obras inconclusas (Buscaracas), equipos dañados (globos aerostáticos), crisis carcelaria, racionamiento de agua, colapso eléctrico, la pérdida de 81 millones de kilos de comida y medicamentos podridos, contaminación del lago de Maracaibo y la epidemia de dengue.
Lo más grave y desalentador es que no pasa nada. Ni el régimen cambia el rumbo para subsanar este descalabro ni la sociedad civil democrática reacciona para exigir sus derechos. Para reclamar condiciones de vida dignas. Y, la dirigencia política, lo "está dejando todo" para septiembre, contando con una victoria en las elecciones parlamentarias. ¿No será muy tarde entonces?
MSANMARTIN@ELUNIVERSAL.COM
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