VENEZUELA: ESTATIZACIÓN DE EDC Y NEGOCIO PARA AES
Por: Andrés Matas Axpe /Enero 18, 2007
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A los que llevamos meses alertando sobre la estatización del sector eléctrico no nos pueden sorprender los recientes anuncios de la revolución al respecto. Se podría decir que era algo que estaba de anteojito, que se veía venir poco a poco y la única incógnita era cómo lo iban a anunciar. Lo que queda es reiterar el comentario de que es un paso más hacia la ruina del sector y Cadafe nos sirve de ejemplo.
El otro comentario que cabe hacer es respecto a la estatización del servicio en Caracas, ya que no es justa la palabra "rescate" que aplicaron en los anuncios, afirmando que el estado retomaría el control de lo que fue suyo y privatizó la IV República. La EDC nunca perteneció al estado, fue privada desde su fundación por allá por el 1895, por lo que tiene el mérito de haber sobrevivido a muchos intentos estatizadores a lo largo de su historia. Habría que preguntarse ¿Cómo hizo la EDC para ser la única empresa de gran magnitud que evitó que la privatizaran? ¿Cómo sobrevivió EDC a la fusión de empresas que realizó en todo el país la Corporación Venezolana de Fomento y luego transformó en Cadafe?
Hay una sola respuesta: Con calidad de servicio. Lo único que evitó que EDC se convirtiera en una empresa pública fue su capacidad para acompañar el crecimiento de Caracas con un excelente servicio eléctrico. Hay que considerar que hubo períodos, por allá por los años 50 del siglo pasado, en los que la población de Caracas se triplicó en 10 años. Mientras su empresa de servicio eléctrico tuvo la capacidad para acompañar dicho crecimiento, con inversiones y profesionalismo, con mística y con una identificación profunda con su ciudad.
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Pero las cosas cambiaron a partir de la adquisición de la empresa por una transnacional en el año 2001, con la anuencia de las autoridades revolucionarias. Desde entonces el servicio eléctrico en Caracas está en manos de una empresa que prioriza el negocio por encima de la permanencia. Antes teníamos una empresa caraqueña, que había nacido en la capital y no concebía estar en otra parte, ahora tenemos una transnacional que vino a hacer negocios y le tiene sin cuidado irse siempre que sea bien compensada.
En el ínterin AES ha tratado de preservar el negocio por encima de las dificultades que le impone una regulación caprichosa y sin visión de futuro, para ello ha reducido sus gastos al mínimo, preservando la repatriación de dividendos por cualquier vía. Al final, cuando las regulaciones son antojadizas las empresas siempre encuentran algún resquicio para sobrevivir. Así, se beneficiaron de la disminución de los precios del gas en el año 2006, la cual no fue trasladada a las tarifas al consumidor final, dándole un respiro a la empresa. De igual forma se beneficiaron del decreto de emergencia del año 2003 que les permitió importar turbinas de gas con dólares preferenciales y excepción de aranceles. Dichas turbinas se las compraron a la misma AES internacional, con lo cual ellos mismos fijaron el precio. Así se pagaron y se dieron el vuelto. Después tuvieron la habilidad de colocar acciones en la Bolsa de Caracas, lo cual disminuía su exposición al riesgo para cuando llegara esta estatización que se veía venir.
Ahora el titular del Menpet informa que la estatización consistirá en adquirir la participación de AES en la EDC, lo cual quiere decir que la transnacional será compensada mientras los que sufrirán son los miles de pequeños accionistas que verán como el valor de sus inversiones se viene al suelo. ¡Tremendo negocio!
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Otra vez se muestra el talante de esta revolución que pega gritos contra el imperialismo norteamericano pero negocia bien con sus empresas mientras arruina a los venezolanos
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