Editorial VenEconomía
La semana pasada ocurrieron dos hechos que traen malos augurios para el sector eléctrico de Venezuela. El primero, fue un apagón generalizado por nueve horas consecutivas en siete estados del país (Lara, Portuguesa, Yaracuy, Táchira, Mérida, Trujillo y parte del Zulia).
El segundo, fue el anunció presidencial del inicio de operaciones de la Corporación Eléctrica de Venezuela (CEV), con la cual se unificará y centralizará a toda actividad de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica.
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Los entes oficiales responsabilizaron por el apagón a las fuertes lluvias de ese día, las cuales habrían ocasionado las fallas en la línea de transmisión de 400 Kv de la subestación de Yaracuy. Pero las razones de fondo son: la falta de inversión en el sector y el mal mantenimiento que han impedido que el suministro de energía crezca y satisfaga la demanda.
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Lo grave es que no se presagia que esta desinversión, mala gerencia e ineficiencia vayan a cambiar en el futuro. Por el contrario, el empeño del Gobierno de centralizar y controlar toda actividad económica lo ha llevado a meter a todas las empresas del sector eléctrico en un solo saco. Con ello, sólo logra esconder el polvo bajo la alfombra, en un intento inútil por ignorar los problemas estructurales del sector.
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Con la creación de la CEV se junta el hambre con las ganas de comer. Allí se unificarán empresas que, en su mayor parte, son ineficientes, con pobres criterios gerenciales, sin cultura corporativa enfocada en la excelencia, y donde la transparencia y la rendición de cuentas brillan por su ausencia. Peor aún, comandadas por un órgano rector en plena formación, sin experiencia y sin personal calificado. Lamentablemente allí también va a ir a parar una empresa de más de 112 años excelencia, como lo ha sido la Electricidad de Caracas, ahora capturada por el Gobierno. Otro ingrediente que se añade a este mal cóctel es la desaparición forzada de la mayoría de las instituciones donde participaban todas las empresas del sector (públicas y privadas) que aportaban conocimiento y experiencia para la solución de problemas comunes. Entre ellas, la Oficina de Operaciones del Sistema Interconectado (OPSIS) que se transformará en el Centro Nacional de Gestión del Sistema Eléctrico (CNGSE) aún por definir, y las mesas redondas de Cámara Venezolana de la Industria Eléctrica (Caveinel).
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El afán de control del Gobierno nuevamente lo lleva actuar en contrasentido al bienestar y progreso del país. La vía para solucionar los problemas del sector eléctrico no es la estatización y la centralización. Por el contrario, la solución está en la inversión en infraestructura y tecnología, en aplicar tarifas ajustadas a los costos, en una gerencia profesional que se oriente a brindar estándares de calidad de servicio, a reglas de sana administración y rendición de cuentas.
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En fin, todo hace prever que las probabilidades de éxito son una en un millón. El mal presagio es que la vía centralizadora podría terminar por llevar al sector eléctrico a que lo carcoma la ineficiencia, la bancarrota y la corrupción.
Etiquetas: ELECTRICIDAD DE CARACAS
1 Comments:
Colegas, reciban un cordial y contracorrientoso saludo, desde las aguas turbias de colombia, gracias por elegir la dirección contraria...
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