EL PRECIO DEL PETRÓLEO, LA OPEP & LA BOLSA
Por: Elie Habalián
En la página web de la OPEP (www.opec.org) se puede leer un párrafo correspondiente a su misión: “la OPEP tiene la misión de coordinar y unificar las políticas petroleras de los países miembros y asegurar la estabilización de los mercados del petróleo con el fin de garantizar un suministro eficiente, económico y regular de petróleo a los consumidores, un ingreso estable a los productores y una justa remuneración del capital, a los que invierten en la industria del petróleo”.
Al terminar de leer estas líneas surgen algunas interrogantes: ¿Ha sido la OPEP durante los últimos trimestres capaz de garantizar un suministro de petróleo eficiente y económico a los consumidores? ¿Han sido últimamente “estables” los ingresos de los países productores-exportadores? ¿Se podría calificar de justa la exorbitante remuneración del capital petrolero?
En otras palabras, varias de las categorías de la misión de la OPEP han sido trastocadas. Mientras tanto, la actitud de la Organización frente a varios trimestres de ebullición del mercado ha sido la perplejidad. Nada ha podido hacer para mostrarle al mundo que está en capacidad de cumplir con su misión a plenitud, tal y como lo había hecho durante los últimos cinco lustros.
Desde la instrumentalización del precio de referencia fiscal hace cuatro décadas, pasando por el estallido de la crisis petrolera internacional en 1973, el establecimiento del sistema de cuotas de producción, hasta llegar al “enero negro” de 1986, la Organización , en menor o mayor grado, siempre fue capaz de controlar el precio del crudo. A partir de 1986 compartió dicho control con el mercado hasta que abandonó el sistema de la banda de precios en 2003. A partir de entonces, una “mano invisible” se fue apropiando paulatinamente de la cotización del petróleo.
En marzo del 2005 Goldman Sachs, uno de los más destacados íconos de la bolsa mundial, pronosticó que en el transcurso de los años siguientes, el precio del petróleo, en un incremento que podría calificarse prácticamente de vertical, alcanzaría los 105 dólares. No obstante, también alertó que podría caer por debajo de los cincuenta. De esta manera, los gurús del mercado fueron configurando un nuevo escenario al colocar en el terreno un precio de tres dígitos, el cual fue considerado como una exageración por la inmensa mayoría de los actores relacionados con el petróleo.
Sin embargo, en el contexto de lo que Alan Greenspan consideró podría ser la más devastadora crisis desde la II Guerra Mundial, la Reserva Federal fue bajando las tasas de interés a las instituciones financieras hasta llegar al 2% y fue inyectando cientos de miles de millones de dólares en auxilios financieros. Estas medidas sirvieron para que muchos inversionistas y especuladores se refugiaran, entre otros “commodities”, en el petróleo impulsando su precio al alza hasta superar la cifra de 135 dólares durante la semana del 19 al 23 de mayo del año en curso.
Frente a una situación tan alarmante que amenaza no sólo la economía mundial sino también la paz social y política en muchos países consumidores tanto desarrollados como en vías de desarrollo, el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Paulson, lo tomó con tal naturalidad diciendo el día 01 de junio próximo pasado en Doha-Katar que no había solución inmediata a los altos precios del crudo, y que éstos sólo dependerán de la oferta y la demanda mundiales. En otras palabras, Mr. Paulson, quien invirtió su vida profesional en Goldman Sachs desde 1974 hasta el 2006 llegando a ocupar el cargo de presidente de la firma, para la cual la bolsa y sus especuladores constituyen su principal contexto, pretende tratar la audiencia mundial como perfectos idiotas descartando la incidencia de la especulación en el incremento vertical del precio del petróleo.
Cosa diferente sucedió con el archiconocido especulador financiero e inversionista George Soros cuando dijo el día 3 de junio que, ante la posibilidad de un crash similar al de 1987, los inversionistas inundaron el mercado de los commodities en busca de protección. Al apresurarse a entrar en el mercado del petróleo provocaron una burbuja en la cual el precio del crudo llegó a superar los 135 dólares.
En cuanto a Chávez, que siempre quiere estar en todo, decidió a mediados del 2007 protagonizar el show del barril a 100 dólares. Aun siendo todavía el presidente de la II Cumbre de la OPEP decidió imitar a Arjun Murti, el gurú petrolero de Goldman Sachs, pronosticando, como si fuera un destacado corredor de la bolsa, que el precio del petróleo llegaría a los 100 dólares y que ello era algo científico. ¡Bueno! Esto incrementaría las posibilidades de atrapar en sus redes “bolivarianas” a más pequeños países latinoamericanos y caribeños que no pueden soportar los nuevos niveles de la factura petrolera.
A todas estas, la OPEP parece estar “pintada en la pared”. Siente que no está en capacidad de cumplir con varias categorías de su misión. En lugar de exigir sesenta o setenta dólares por barril, su archirrival la “mano invisible” dobla la apuesta y ofrece más de 130 en un “sospechoso” fenómeno ante el cual la única reacción posible de la OPEP , aparte de la perplejidad, es una insólita declaración dada por su Secretario General en el sentido de que estamos en presencia de un mercado loco. Esto precisamente es la tragedia: que el mundo entero esté en manos de unos “locos” mientras los principales actores petroleros, tanto los países productores como los consumidores, permanezcan con los brazos cruzados.
Como si esto fuera poco, un simple banco de inversión como Morgan Stanley, actuando como una especie de gurú e “invocando” un nuevo incremento, pronosticó el viernes 6 de junio que en menos de un mes el precio del petróleo alcanzaría los 150 dólares. Esto bastó y sobró para que la Bolsa de Nueva York , actuando como la nueva autoridad única en la cotización del crudo, experimentara un fuerte sacudón elevando el precio en más de 10 dólares en unas horas.
En estos días, en los países desarrollados y en vías de desarrollo, una “mano invisible” ha venido pasando una aspiradora que sustrae todos los dólares posibles de los bolsillos de los consumidores de los derivados del petróleo para engrosar la “justa” remuneración del capital petrolero, el ingreso “estable” de los países productores y las ganancias exorbitantes de los “inversionistas” de la bolsa mundial donde actúan instituciones como Goldman Sachs y Morgan Stanley.
La entidad encargada de determinar el precio del petróleo parece haberse mudado de sede. De Viena parece haberse trasladado a Nueva York.
¿Se habrá apropiado la Bolsa definitivamente de la función de determinar la cotización del crudo? ¿Aceptará la OPEP sin aviso y sin protesto que la Bolsa mundial determine el precio de su producto? ¿Y los intereses del “gran revolucionario” Hugo Chávez continúan en la OPEP o se han mudado a la Bolsa ?
Etiquetas: Energía y Petróleo, Georges Soros
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