Fascismo con Arpa, Cuatro y Maracas
Por: José Rafael López Padrino
El Profesor universitario Bertram Gross escribió en su libro Friendly Fascism (1980), que el fascismo llegaría a Estados Unidos con un rostro amistoso: no con los numerosos campos de concentración del Fuhrer o invocando las doctrinas de superioridad racial, pero si con el mismo fervor nacionalista, con la implementación de leyes arbitrarias dictatoriales y la progresiva militarización de la sociedad. Evidentemente, el Profesor Gross no fue tan solo asertivo en cuanto a las peculiaridades con que el fascismo llegaría al territorio americano, sino también como aparecería en otras latitudes, que como un buen ejemplo lo constituye el socialmilitarismo que hoy padecemos los venezolanos.
Prueba de ese "fascismo amistoso con arpa, cuatro y maracas" ha sido el madrugonazo mediante el cual el tte coronel aprobó (28/05/08) la Ley del Sistema Nacional de Inteligencia y Contrainteligencia (SNIC) gracias a la Ley Habilitante otorgada por los genuflexos miembros de la Asamblea Nacional. Esta bazofia jurídica (SNIC) guarda una gran similitud con el Decreto para la Protección del Pueblo y el Estado, mejor conocido como el Decreto del Incendio del Reichstag, (1933) adoptado durante el régimen de Hitler. Con tal decreto se restringieron los derechos de libertad de opinión, se limitó la libertad de organizarse y reunirse, se suprimió la privacidad de las comunicaciones postales, telegráficas y telefónicas.
Mediante el ejecútese de esta Ley el régimen ha decretado un estado de excepción permanente al eliminar la presunción de inocencia y el derecho a ser informado previamente de cualquier procedimiento judicial o policial en contra de cualquier ciudadano. Este nuevo SNIC es una reproducción, pero aún más perversa, de la nefasta Seguridad Nacional de tiempos de Pérez Jiménez. Hay que entender que la Ley del SNIC es una forma de neutralizar o penalizar legalmente a categorías enteras de individuos u organizaciones civiles que el régimen considera peligrosas, igualmente pretende eliminar toda protesta o disentimiento en contra del socialmilitarismo del tte coronel.
Preocupante resulta el Art. 6 del SNIC, el cual insiste en identificar, prevenir y neutralizar toda actividad interna que atente contra la soberanía nacional. Es la reivindicación del enemigo interno (entiéndase disidencia política), concepto tomado de la desprestigiada Doctrina de la Seguridad Nacional, utilizada por las dictaduras militares de América Latina, con la cual "neutralizaron" a los movimientos políticos, estudiantiles, sindicales y gremiales disidentes. El Art. 16 impone a los ciudadanos la obligación de colaborar en labores de inteligencia. Esto sin duda nos acerca a lo que políticamente se conoce como Estado policial, al pretender convertir a todas las personas en informantes. Los Artículos 20 y 21, le otorgan a los cuerpos de inteligencia el derecho de recabar información, adelantar diligencias y obtener pruebas por cualquier medio y "sin requerir orden judicial o fiscal alguna". Pero, además, dichas "pruebas" podrán ser "libremente incorporadas al proceso judicial pertinente", según la ley aprobada, e incluso ser mantenidas bajo confidencialidad o secreto (hasta para el propio imputado) si la "seguridad y defensa de la nación se ve comprometida".
Con la aprobación de la Ley del SNIC se avanza aceleradamente hacia la consolidación de un Estado general de sospecha, y de a una justicia penal con testigos sin rostro, propio de los regimenes dictatoriales fascistas. Lamentablemente muchos militantes del oficialismo que en el pasado actuaron como defensores de los derechos humanos, hoy guardan un silencio cobarde y ruin para no incomodar al Führer de Sabaneta. El régimen pretende afianzar la hegemonía ideológica y política a través de los aparatos represivos del Estado tanto armados como jurídicos y carcelarios.
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