Montaje Ideológico del Siglo XXI
Por: José Rafael López Padrino
Desde su anuncio por parte del tte coronel, el socialismo del siglo XXI (entiéndase socialmilitarismo) no ha pasado de ser más que un eslogan, es decir, un simple procedimiento publicitario, cuya praxis ha estado sujeta a los escenarios políticos (encuestas, matriz de opinión, reacomodos electorales, etc.). Se trata simplemente de una marca comercial que la revolución bolivariana ha necesitado desde su lanzamiento en el mercado ideológico.
Este socialmilitarismo del siglo XXI se caracteriza por un pensamiento contradictorio, que sólo demuestra una gran pobreza intelectual y una ignorancia patética de la historia del socialismo de los siglos XIX y XX. Las bases doctrinarias de esta nueva impostura ideológica no radican en aquellas forjadas por Marx, Engels, o Lenin, sino que provienen de Benito Mussolini, Giovani Gentile y Alfredo Rocco, quienes realizaron una readaptación y superposición del antipositivismo de Benedetto Croce, con el personalismo voluntarista de Max Stirner y Friedrich Nietzche, y el nacionalismo de Maurras y D´Annunzio.
El anti-imperialismo se reduce a los insultos que profiere el tte coronel contra el inquilino de la Casa Blanca, aunque paradójicamente le entrega nuestra riqueza petrolera a las grandes corporaciones transnacionales vinculadas a los intereses del imperio (empresas mixtas). Nos preguntamos: ¿Cómo llamar a esta falsificación ideológica socialismo del siglo XXI, cuando se ignoran los aportes más elementales de lo que significó y sigue significando la experiencia del socialismo en la historia? Esta superchería endógena se reduce a la imagen del tte coronel y sus dislates mediáticos. En efecto, no hay una sola publicación que le dé un mínimo de sustento teórico a este socialmilitarismo, más allá de los pasquines que le rinden culto a la figura del Jefe único y timonel del proceso. Lamentablemente esta perversidad política ha sido respaldada por una izquierda burocratizada, cansada de luchar y que está ávida de disfrutar las mieles del capitalismo consumista. Que no sólo ha abdicado a la crítica por considerarla inoportuna e inconveniente, sino que ha llegado al extremo vergonzoso de contradecir sus posturas principistas (si es que alguna vez las tuvieron) al defender con gran vehemencia un militarismo pestilente y despreciable.
El socialmilitarismo del siglo XXI no representa ninguna forma de emancipación de los pobres como farisaicamente se afirma; todo lo contrario, es un ensayo destinado a dotar a la sociedad burguesa de una estructura política para ampliar las bases de sustentación de un capitalismo de Estado verde oliva con bota y pistola. Es un neo-despotismo que criminaliza a la disidencia política y promueve un pensamiento único, que ha permitido el surgimiento de una nueva oligarquía empresarial (Empreven, Confagan), que ha impulsado la cuartelización del país, y ha desmejorado la condición de los trabajadores profundizando su explotación.
Este socialmilitarismo del siglo XXI se caracteriza por un pensamiento contradictorio, que sólo demuestra una gran pobreza intelectual y una ignorancia patética de la historia del socialismo de los siglos XIX y XX. Las bases doctrinarias de esta nueva impostura ideológica no radican en aquellas forjadas por Marx, Engels, o Lenin, sino que provienen de Benito Mussolini, Giovani Gentile y Alfredo Rocco, quienes realizaron una readaptación y superposición del antipositivismo de Benedetto Croce, con el personalismo voluntarista de Max Stirner y Friedrich Nietzche, y el nacionalismo de Maurras y D´Annunzio.
El anti-imperialismo se reduce a los insultos que profiere el tte coronel contra el inquilino de la Casa Blanca, aunque paradójicamente le entrega nuestra riqueza petrolera a las grandes corporaciones transnacionales vinculadas a los intereses del imperio (empresas mixtas). Nos preguntamos: ¿Cómo llamar a esta falsificación ideológica socialismo del siglo XXI, cuando se ignoran los aportes más elementales de lo que significó y sigue significando la experiencia del socialismo en la historia? Esta superchería endógena se reduce a la imagen del tte coronel y sus dislates mediáticos. En efecto, no hay una sola publicación que le dé un mínimo de sustento teórico a este socialmilitarismo, más allá de los pasquines que le rinden culto a la figura del Jefe único y timonel del proceso. Lamentablemente esta perversidad política ha sido respaldada por una izquierda burocratizada, cansada de luchar y que está ávida de disfrutar las mieles del capitalismo consumista. Que no sólo ha abdicado a la crítica por considerarla inoportuna e inconveniente, sino que ha llegado al extremo vergonzoso de contradecir sus posturas principistas (si es que alguna vez las tuvieron) al defender con gran vehemencia un militarismo pestilente y despreciable.
El socialmilitarismo del siglo XXI no representa ninguna forma de emancipación de los pobres como farisaicamente se afirma; todo lo contrario, es un ensayo destinado a dotar a la sociedad burguesa de una estructura política para ampliar las bases de sustentación de un capitalismo de Estado verde oliva con bota y pistola. Es un neo-despotismo que criminaliza a la disidencia política y promueve un pensamiento único, que ha permitido el surgimiento de una nueva oligarquía empresarial (Empreven, Confagan), que ha impulsado la cuartelización del país, y ha desmejorado la condición de los trabajadores profundizando su explotación.
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