Asume tu liderazgo
“Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.” Este verso del eximio poeta Antonio Machado nos sirve para responder a quienes nos preguntan cómo seguir la ruta hacia otro 23 de enero si no hay un líder que vaya adelante.
Venezuela padece orfandad de liderazgo. No tienen líder los comunistas que nos gobiernan. Falleció. No tienen líder los seguidores de la MUD. Claudicó. No tenemos líder los críticos del gobierno y de la MUD. No ha aparecido. No existe liderazgo social. No hay sindicatos, ni gremios, ni empresariado con un liderazgo sólido. Somos un país de encefalograma plano. Políticamente y socialmente descerebrado. Increíble cuando hay dos millones de profesionales y técnicos universitarios, que se supone gente pensante. ¿Qué hacer entonces con el país? ¿Mantenerlo en estado vegetal o aplicarle nosotros mismos una técnica de resurrección, ya que ésta es posible en política aunque no en medicina?
La única técnica de resurrección que puede devolvernos a Venezuela, la patria perdida en manos de la monarquía comunista cubana y de los traidores que la sirven, consiste en que cada uno de nosotros asuma su liderazgo en la sociedad civil. El liderazgo que tenemos. Porque cada uno de nosotros seguramente es líder en su familia. Tal vez tengamos un liderazgo, aún desconocido, más allá de la familia, comenzando por los vecinos. Los que viven en el mismo edificio, si residimos en apartamento, o en la misma cuadra tratándose de casa o quinta. Puede ser que nuestro liderazgo inexplotado trascienda a la urbanización o el barrio. Esto significa tener liderazgo local.
Al mismo tiempo, compartimos con otros en el trabajo. El médico, el bioanalista, el enfermero y los paramédicos en la clínica, el abogado en el bufete o la empresa, el ingeniero en la constructora, el arquitecto en su estudio, el profesor en la universidad o el colegio, el periodista en su medio, el intelectual con sus colegas, y así por consiguiente. Cada uno debe ejercer allí su liderazgo. Lo mismo debe hacer el trabajador, empleado u obrero, en su lugar de trabajo; el sindicalista en el sindicato; como también el empresario en su negocio. Esto significa tener liderazgo gremial, profesional o intelectual.
El liderazgo se ejerce organizando primero a los que nos rodean. Forme un comité de cinco a siete. Encárguele a cada uno de los miembros formar a su vez su propio comité, y de este modo ir reproduciéndose hasta integrar una red. Luego reúna su comité semanalmente, siempre en privado, con este fin: 1) Defensa ideológica para contrarrestar el creciente adoctrinamiento comunista por prensa, radio, tv y en la escuela, colegio o universidad; 2) Ofensiva ideológica haciendo propaganda y proselitismo; y, 3) Movilización cuando llegue el momento. Tenga claro: estamos sometidos a un adoctrinamiento comunista permanente por el enemigo que no ha enfrentado obstáculos porque la MUD sólo ha sido una agencia de empleo. Si perdemos la batalla ideológica terminaremos siendo otra Cuba. Comience por su familia y su entorno. Estamos además en una guerra en la cual sólo el enemigo tiene las armas sembrando el miedo. Debemos vencerlo a pesar de la desventaja, con astucia y organizadamente, tal como ocurrió el 23-Enero-1958. De esto se trata. Si se pudo hacer entonces, porqué no ahora?
¿Cuántos votos contra el gobernante títere fueron reconocidos por el CNE a pesar del fraude? Siete millones. ¿Cuántos universitarios hay, profesionales y estudiantes? Se calcula en tres millones. Con sólo trescientos mil votantes, principalmente universitarios, organizados en comités o células, estratégicamente ubicados sobre todo en Caracas, tendríamos suficiente para vencer. Sería el mejor ejército civil que nunca antes haya existido en Venezuela. Constituiría la vanguardia de la liberación nacional, que es el objetivo perseguido.
Comparemos nuestra situación con la vivida por los patriotas en 1814, después de muerto Boves en Urica, tal como el difunto en La Habana. Quedaron los realistas sin su jefe, pero entre los patriotas no había un líder reconocido y acatado porque Bolívar fue derrotado y huyó al extranjero. Entonces cada patriota ejerció su liderazgo donde lo tenía. De la suma de todos esos liderazgos emergió el liderazgo superior que llevó a la victoria.
Aprendamos la lección. No nos sentemos a esperar que aparezca el Líder. En esta situación sólo nos queda echarle pichón, ejerciendo nuestro liderazgo en el nivel donde lo tengamos, convencidos de que, como lo dice el poeta, haremos camino al andar. En el camino nos conseguiremos con los que hacen lo mismo. Y junto con ellos llegaremos al destino fijado, guiados por el liderazgo unificador que emergerá en su momento.
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